Comienzo estas líneas con el decidido propósito de poner la otra
mejilla, como dijo otro famoso provocador hace algunos milenios. La verdad es
que no lo has puesto fácil. Con tus recientes exabruptos has cabreado a tanta
gente, que casi no nos queda mejilla que poner. A diferencia de ti, yo no voy a
recurrir al insulto ni te voy a faltar al respeto; no me apetece sacrificar mis
razones – que lógicamente aprecio mucho, porque para eso son las mías – en
favor de un desahogo fugaz que acabaría dejándome insatisfecho. Tampoco voy a
caer de negar tu pasado diciendo que solo has sido un actorcillo mediocre y
frustrado. Porque no es verdad. Guillermo Toledo ha sido un actor de comedia
notable, y yo lo he visto defendiendo y levantando textos medianos o mediocres
con su gracia y su talento, que eran indiscutibles. Creo que eso no volverá a
ocurrir. Cuando te cagas en los sentimientos de tus conciudadanos, cuando los
insultas al defender tus ideas políticas, estás muriendo poco a poco como
artista. Me parece muy bien que seas ateo, revolucionario, libertario,
castrista o kropotkista; lo respeto. Pero eso no te da ningún derecho a cagarte
en la Virgen del Pilar, ofendiendo innecesariamente a cientos de miles de
personas que nunca te hicieron daño, y para quienes esa “figurita de madera”,
como tú la llamas, significa mucho. Dices que te opones a que el espacio
público sea ocupado por celebraciones y supersticiones. ¿No crees que eso
correspondería a los zaragozanos decidirlo? También reconoces que ignoras el
significado profundo de la Virgen del Pilar en Zaragoza. En eso aciertas de
pleno. Porque la has cagado, Willy. Me temo que para volver a pisar la ciudad tendrás
que venir escoltado o disfrazado. En otro caso, no te olvides el traje de buzo.
Porque acabarás en el Ebro haciendo compañía a los mejillones.
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