Es el fenómeno cinematográfico de la década. Cinco
semanas después de su estreno, “8 apellidos vascos” ha sobrepasado la barrera
de los 30 millones de euros de recaudación y entra con paso firme en el selecto
grupo de las películas más taquilleras de la historia de España. Para hacerse
una idea de la magnitud del asunto, la cinta dirigida por Emilio Martínez
Lázaro podría acabar superando a películas tan míticas como El señor de los
anillos, Parque Jurásico o el mismísimo Titanic. ¡Y se trata de una comedia
española, en idioma castellano y sin efectos especiales! Absolutamente
increíble. ¿Cuáles son las razones de un éxito tan abrumador? Al personal le
gusta la película desde antes de comprar la entrada. Chico sevillano engominado
y con gracejo andaluz se enamora de chica vasca con flequillo cortado a
cuchillo y tendencias abertzales, y viaja al norte para conquistarla. Sencillo
pero efectivo. Lo suficiente para atraer al público a los cines en masa. Como
era de esperar, la comedia surge del choque cultural y de los malentendidos que
provoca. Pero no se queda ahí: los rescoldos del maldito conflicto vasco son
también objeto de burla y provocan la carcajada del espectador. Aquí reside la
verdadera razón de su éxito. La risa tiene un efecto curativo, reparador, y si
somos capaces de reírnos de un problema que nos amargó la vida durante décadas,
significa que hemos empezado a dejarlo atrás. “8 apellidos vascos” es la
demostración de que los españoles estamos cansados de separatismos y de que
recibimos los mensajes de unidad como agua de mayo, aunque vengan en forma de
comedia algo absurda. Nada volverá a ser lo mismo. A partir de ahora, un pijo
sevillano podrá volver a enamorarse de una vasca medio abertzale sin que se
hunda el mundo. Y es muy probable que ella le corresponda.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario