Llevan cinco años sembrando el terror en el norte
de Nigeria, el país más poblado de Africa. Boko Haram es un grupo de ideología
yihadista que practica una violencia extrema y que aspira a crear un estado
islámico en el corazón del continente. Podrían haber continuado con sus
fechorías bastantes años más sin que la opinión pública mundial les prestase
demasiada atención, pero el pasado 14 de abril tuvieron la ocurrencia de
secuestrar a más de 200 niñas en una escuela de Chibok, en el norte del país.
Error estratégico que van a pagar muy caro. De forma espontánea, las redes
sociales comenzaron a hacerse eco del suceso y en pocos días el asunto se había
convertido en trending topic a escala mundial. Celebridades de todo tipo,
comenzando por la primera dama estadounidense Michelle Obama, empezaron a
fotografiarse junto a la etiqueta de Twitter #BringBackOurGirls (devuélvannos a
nuestras niñas) y los medios de comunicación de los cinco continentes se
llenaron con sus famosos rostros. A consecuencia de la reacción popular
internacional, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Israel y China han puesto
a disposición del presidente nigeriano sus servicios de inteligencia para
resolver el caso y liberar a las niñas. Este grupo de desalmados podría caer en
la tentación de sentirse importante pero no creo que sean tan estúpidos: deben
estar sintiendo ya el aliento de los mejores sabuesos del mundo sobre sus
nucas. Tratando de distraer la atención, 400 guerrilleros de Boko Haram
atacaron hace una semana la ciudad de Gamboru, matando a 375 civiles inocentes.
Todo fue inútil. El mundo ignoró la noticia y la campaña en favor de las niñas
continuó. Creo que ya han empezado a entender su error. En la era de Twitter,
las emociones pueden cambiarlo todo. Espero que también puedan acabar con
ellos.
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