Les voy a contar un secreto: La Almozara se ha convertido en el mejor barrio de
Zaragoza. A quince minutos a pie del Pilar, de la Expo, de la Estación Delicias,
de la Plaza de España… andando a paso de legionario quizás, pero es que los de
la Almozara somos así, de andar ligero y alegre. Durante décadas, el barrio fue un horizonte de chimeneas que escupían humo
sulfuroso a cambio de proporcionar trabajo y jornal a sus sacrificados
habitantes. Hoy no queda rastro de aquellos sueños industriales porque
entendemos el progreso de otra manera. Han pasado casi 40 años desde que la
Industrial Química de Zaragoza cerró sus puertas dando paso a la transformación radical del
barrio, que incluso cambió de nombre, dejando de llamarse “la Química” y
recuperando la denominación histórica de raíz árabe “al-musara”, explanada.
Un nombre muy apropiado, porque junto a esa
explanada se levantó en el siglo XI el palacio de la Aljafería, residencia de
verano del rey musulmán de la taifa de Zaragoza. Un milenio ha transcurrido y
el palacio de la Aljafería, orgullo de los zaragozanos, continúa en el mismo
lugar después de infinitas guerras y reconstrucciones. Es un pequeño milagro
que una parte del palacio musulmán todavía se conserve; el oratorio del rey,
orientado hacia La Meca y decorado con delicadísimo trabajo de los artesanos
islámicos, fue primero polvorín y luego cocina de la tropa durante los tiempos
en que el palacio fue empleado como cuartel. Sobre la fábrica musulmana
levantaron los reyes cristianos su propio palacio; primero, Pedro IV El
Ceremonioso en el siglo XIV, y luego los Reyes Católicos en el XV. ¿No tienes
la sospecha, querido lector, de que el Palacio de la Aljafería es el monumento
histórico más infravalorado, por desconocido, de España? Lo pregunto porque, quizás,
es el orgullo almozareño el que me lleva a estas grandilocuentes conclusiones.
Los mismos aragoneses desconocemos muchísimas cosas de nuestro entrañable
castillo-palacio, por lo que no es de extrañar que no hayamos sido los mejores
divulgadores de nuestro patrimonio. Hace escasas fechas se hacía eco este
periódico de un acontecimiento histórico casi ignorado que tuvo lugar en la
Aljafería y que pronto conmemorará su V Centenario: la decisión del emperador
Carlos I de enviar a Magallanes a dar la primera vuelta al mundo. Como ha investigado
el historiador Sergio Martínez Gil, el jovencísimo emperador, 18 años a la
sazón, residió en La Aljafería durante 9 meses entre 1518 y 1519. Pensar que
por el bonito parque que hoy embellece La Almozara – sigo “vendiendo” mi barrio
sin pudor – paseó un día el emperador Carlos, sus abuelos los Reyes Católicos y
múltiples reyes de Aragón y de España, me llena de orgullo.
En el lado opuesto del barrio fluye el padre Ebro, el río fundacional de esta península, crisol de culturas desde hace milenios. Sus riberas son un lugar privilegiado para la práctica del running, el deporte de moda, pero también para el paseo o para eso que llamaban antaño el “esparcimiento”. A pocos metros del río tiene su sede el C.D. Ebro, club de fútbol que milita en Segunda División B, la inmediatamente inferior a la del Real Zaragoza actual. Como cuentan los orgullosos aficionados del C.D. Ebro sin necesidad de que les pregunten, el mismísimo Zidane iba a visitar el campo del Carmen con el equipo filial del Real Madrid, justo una semana antes de fichar por el primer equipo. Pensándolo bien, tampoco era para tanto. ¿Dónde queda un entrenador de fútbol al lado de un emperador?
En el lado opuesto del barrio fluye el padre Ebro, el río fundacional de esta península, crisol de culturas desde hace milenios. Sus riberas son un lugar privilegiado para la práctica del running, el deporte de moda, pero también para el paseo o para eso que llamaban antaño el “esparcimiento”. A pocos metros del río tiene su sede el C.D. Ebro, club de fútbol que milita en Segunda División B, la inmediatamente inferior a la del Real Zaragoza actual. Como cuentan los orgullosos aficionados del C.D. Ebro sin necesidad de que les pregunten, el mismísimo Zidane iba a visitar el campo del Carmen con el equipo filial del Real Madrid, justo una semana antes de fichar por el primer equipo. Pensándolo bien, tampoco era para tanto. ¿Dónde queda un entrenador de fútbol al lado de un emperador?
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