Las entidades
financieras tienen un concepto de la responsabilidad social bastante peculiar.
En algunos negocios, si el cliente acredita una situación económica precaria puede
beneficiarse de un descuento. Los bancos funcionan al revés: cuanto más
apaleado está el personal, más caña al mono. ¿Que ha sufrido usted un
descubierto? Trocotroco. ¿No puede usted mantener un saldo mínimo en la cuenta?
Pues le subo las comisiones. ¿Qué es usted rico y solvente? No se preocupe, que
no paga ni una y encima le regalo una tostadora. Por no entrar en el vergonzoso
asunto de los créditos hipotecarios y los desahucios. Los bancos se siguen
beneficiando de una legislación hipotecaria dickensiana que ningún político ha
tenido los arrestos de reformar, temerosos todos de que les cierren el grifo de
la financiación. La dación en pago, es decir, la resolución de un crédito
hipotecario con la entrega de la vivienda con independencia del valor del
inmueble en ese momento, es una cuestión de justicia tan elemental, que hasta
que no empezó la crisis económica casi nadie cayó en la cuenta de que no cabía
en el derecho español. Ah, sí, la crisis. Miles de millones pagados por todos
los españoles para acudir al rescate de entidades gobernadas por estafadores y
sinvergüenzas. ¿Y qué hemos sacado en limpio los españoles? Un sistema
financiero más saneado, nos dicen. No lo pongo en duda. Pero lo que olvidan
decir, por ejemplo, es que mi nuevo banco, adonde he ido a parar por la absorción
del antiguo, ha aumentado las comisiones por transferencias online más de un
300%. Y se ha quedado tan ancho. ¿Por qué nunca oiré/veré/leeré esta noticia en
ningún sitio? Poderoso caballero es Don Dinero. Aquí lo que conviene es estar
bien calladito, no se vayan a enfadar. ¿No son entrañables? Queridos bancos…
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