domingo, 19 de enero de 2014

L´AFFAIRE (17/01/2014)

Las revelaciones sobre el presunto affaire sentimental del presidente de Francia con una actriz, han sido primera página en todo el mundo. Un culebrón a escala planetaria. Para que algo así ocurra, se tienen que dar dos requisitos. El primero, que el país del presidente en cuestión tenga músculo en la escena internacional. Si mañana saltase la noticia de que el presidente de Bulgaria tiene un lío con una bailarina de strip-tease, no creo que llegáramos a enterarnos. El segundo, que tenga el suficiente glamour. Cambien a François Hollande por el presidente de Japón, tercera potencia económica mundial, y en lugar de un jugoso chascarrillo tendríamos algo tirando a desagradable. Ciertamente, a la Francia de los maletines nucleares y Christian Dior le sobran poder y razones para argüir que el glamour es producto de su invención. A la actriz Julie Gayet, protagonista femenina del escándalo, belleza y sofisticación. ¿Que Hollande parece más un tendero de ultramarinos que un galán? Es posible, pero Francia no se acaba en los Campos Elíseos. El país galo ha presumido siempre de una especial permisividad con los deslices privados de sus dirigentes, y la prensa ha sido consecuente con ello. ¿Francia ha dejado de ser Francia? No del todo. La delicada situación del presidente peor valorado de los últimos tiempos ha despertado una corriente de simpatía y comprensión, según las encuestas. Tanto es así, que hay quien dice que fue el propio Hollande quien filtró la noticia para mejorar su imagen. Y romper la baraja, desde luego. Su actual pareja, Valérie Trierweiler, está ingresada en un hospital a causa de un supuesto shock. Años atrás, fue ella quien tomó el relevo de Ségolène Royal, ex-candidata presidencial, en las preferencias del irresistible François. Un feuilleton en toda regla. Une spécialité française. Insuperable.

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