viernes, 28 de mayo de 2010

SABER Y GANAR (28/05/2010)

Hace algunas semanas, el concurso televisivo “Saber y Ganar” emitió su programa número 3.000. Una verdadera hazaña. Después de trece años en antena, un millón y medio de espectadores siguen cada día el concurso, con una fidelidad a prueba de reality-shows, magazines del corazón, y cualquier invento que los agresivos guionistas de la competencia puedan discurrir. Un servidor tuvo la suerte de participar en “Saber y Ganar”, hace más de diez años. Hice un papel discreto – resistí tres programas - pero en tiempos de escasez, las miles de pesetas del premio me cayeron como agua de mayo. Fui derrotado por un andaluz de memoria prodigiosa al que me presentaron en el desayuno del hotel, el día de la grabación del programa. No se cómo pudo salir el tema, pero antes de acabarnos el café, ya había recitado la tabla periódica de elementos de Mendeleiev sin pestañear. Ciertamente, a lo largo de 3.000 emisiones han pasado por el programa concursantes brillantísimos. Sin embargo, en cuestión de sabiduría, creo que ninguno ha superado a su presentador. Hace un año, corrió por internet el bulo de que Jordi Hurtado había muerto. Los inventores de la patraña dijeron que “nadie en su sano juicio sería capaz de presentar un programa así, durante más de diez años”. Al parecer, Jordi Hurtado no cambiaba de aspecto, no envejecía. Todas sus intervenciones habían sido grabadas hace años, concluyeron. Detrás de la broma, aparentemente inofensiva, latía la malsana burla hacia el virtuoso, hacia el que cumple con su deber. El “pecado” de Jordi Hurtado consiste en tener el coraje y la personalidad de presentar el programa 3.000 con la misma ilusión y entusiasmo del primer día. En eso consiste la verdadera sabiduría. Para los mezquinos, un espectáculo insoportable.

viernes, 21 de mayo de 2010

EYJAFJALLA (21/05/2010)

Embarcar en tres cascarones de nuez, cruzar un océano desconocido y tropezar con un nuevo continente, reúne todos los ingredientes de un viaje perfecto: incertidumbre, descubrimiento y contacto indígena. Desplazarse por la corteza terrestre sin ellos, con independencia de los kilómetros recorridos, es hacer turismo, negocios o fotos con una cámara compacta, actividades nobilísimas todas ellas, pero sin la trascendencia y la capacidad transformadora de un viaje con mayúsculas. Paradójicamente, la proliferación de compañías aéreas de bajo coste ha asestado un golpe casi mortal al concepto más puro de viajar por Europa. Se vuela más que nunca y se viaja menos que nunca. La razón no está en el avión en sí; después de todo, volar sigue siendo una aventura viajera bastante notable: si al pájaro le da por caerse, palmamos todos. El problema es la masificación de los destinos. A estas alturas, uno ya no aspira a encontrarse una Fontana de Trevi a lo Mastroianni, sin gente, o a un parisino que resuelva con entusiasmo nuestras dudas geográficas. Por no hablar de los indígenas en pelotas con collares macizos de un color sospechosamente dorado que se encontró Don Cristóbal. Pero, por favor, si no es mucho pedir, me gustaría no tropezar con mi vecino del quinto en Trafalgar Square. O en el barrio rojo de Amsterdam. Es un tío estupendo, que conste, pero sé que él está pensando lo mismo de mi. Por suerte, en estos casos, la naturaleza siempre acude al rescate. Despierta un volcán en la lejana Islandia y se recupera el espíritu viajero echando cenizas. Se vuelve a viajar a París en Vespa, se comparte taxi para llegar a Berlín con un desconocido, y se alquilan medios de transporte como Willy Fog en el día setenta y nueve. Eyjafjalla. No, no he apoyado el codo en el teclado. El volcán se llama Eyjafjalla.

miércoles, 19 de mayo de 2010

ENVEJECER (14/05/2010)

Hoy me he levantado unos cuantos años más viejo. De golpe. Si la crisis de la adolescencia consiste en descubrir que tu padre no es perfecto, la de los cuarenta es mucho más traumática. Hasta ese momento, uno vive con la esperanza de que sus gobernantes, el Papa, el presidente del club de fútbol favorito, la CIA, el secretario general de la ONU, son gente seria y competente que siempre guarda un as en la manga para cuando la situación se ponga realmente fea. Qué bonita ilusión. De pronto, un día cualquiera en la cuarta década de la vida, te caes del guindo y te das cuenta de que nadie sabe del todo lo que está haciendo. Que todos somos una cuadrilla de improvisadores. Que debajo del traje del presidente no hay un hombre excepcional. “Eso ya lo sabíamos nosotros hace mucho tiempo”- gritan desde las bancadas de la oposición. “¿Es el presidente de la oposición un hombre excepcional?”, pregunto yo. Jamás he oído afirmar tal cosa, ni al más ferviente de sus partidarios. Pues ustedes perdonen, pero necesitamos a hombres y mujeres excepcionales, menos no nos valen, necesitamos creer en algo más que las verdades del Ecofin, necesitamos un Obama, un Nick Clegg, una corriente de aire fresco, una nueva ilusión, y por mucho que escudriño en el horizonte, no se ve absolutamente a nadie. ¿Y si elegimos al próximo presidente del gobierno convocando unas oposiciones? Por lo menos nos aseguraríamos de que supiera hablar inglés, que no es poco. Así quizá nuestros mandatarios abandonarían ese aire pánfilo que gastan en las cumbres internacionales, como de invitados a una fiesta en la que no conocen a nadie. Los reyes son los padres. Nuestro presidente del gobierno no sabe muy bien lo que hace. Qué cuesta arriba se me está haciendo esta mañana. Qué duro es envejecer.

viernes, 7 de mayo de 2010

LA HABITACIÓN SUIZA (07/05/2010)

¿Cómo se llama el presidente del gobierno suizo? Probablemente nos encontremos ante una de las preguntas más difíciles del mundo. Aquellos que tienen la obligación de saberlo todo, arrugarán el ceño y dirán aquello de “ahora no recuerdo...han cambiado hace poco, ¿no?”, a modo de chorretada de tinta calamarina antes de salir nadando hacia aguas más tranquilas, pongamos un estatut o una reforma laboral. No engañan a nadie. Jamás supimos quién gobernó Suiza; ni hoy, ni ayer, ni nunca. ¿Y el nombre del primer ministro griego? Casi puedo ver sus caras de satisfacción, “esta sí, esta sí”...¡Papandreu! Resulta curioso. De un país en bancarrota sabemos más que de otro que funciona como un reloj suizo. ¿No sería más útil conocer y tratar de imitar al segundo? Desde 1959, el gobierno federal suizo se compone de miembros de todos los partidos políticos. Imagínense un gobierno español con varios ministros socialistas, populares, de izquierda unida y de los partidos nacionalistas. Comprendo que quizá no puedan. Seamos algo más realistas. ¿Se han fijado en que Mariano Rajoy, al salir de su entrevista con el presidente de gobierno, adoptó un discurso más moderado? En vez de gallego, se le puso cara de suizo. El contacto personal suaviza las diferencias y hace recordar que todos vamos en el mismo barco. Obliguemos a nuestros políticos a mantenerlo periódicamente. Propongo inaugurar en el complejo de la Moncloa una habitación en la que los principales dirigentes políticos tuvieran que pasar juntos un día entero, por ley, una vez por trimestre. Sólos, sin asesores. Desde el desayuno hasta la cena, con partida de pádel o de mus incluídas. La habitación suiza. ¿Se imaginan llegar a olvidar el nombre de nuestro presidente? Qué descanso.

sábado, 1 de mayo de 2010

PAZ CIVIL (30/04/2010)

El proceso contra Baltasar Garzón, el que se refiere a las actuaciones del magistrado para perseguir los crímenes cometidos durante el franquismo, vuelve a traer a primer plano de la actualidad las páginas más tenebrosas de nuestra historia reciente. Para desesperación de muchos. ¿Cuándo podremos hablar de la guerra civil y del franquismo sin que “nos hierva la sangre iracunda”? Con la habitual torpeza de los políticos al manejar el debate histórico, en el Partido Popular han acusado al gobierno de poner en peligro la democracia y los socialistas han contestado afirmando que los populares hacían el juego a la Falange. Declaraciones explosivas, si fueran pronunciadas por alguien que tuviese por costumbre acomodar el sentido de sus palabras con la responsabilidad de su cargo público. Por suerte, esta vez, la cotidiana verborrea irresponsable de muchos de nuestros políticos hace que unas palabras potencialmente apocalípticas, no pasen de irritantes e inofensivas, como un petardo infantil. Siempre he estado a favor de honrar a los muertos de la guerra civil, de buscarlos y desenterrarlos si es preciso. Sin embargo, el proceso iniciado por Garzón para juzgar penalmente al franquismo a la manera chilena o argentina, me parece un gran error. No desearía que fuera condenado por ello –sería desproporcionado y poco práctico- pero debería recibir una seria advertencia: nadie está por encima de los procedimientos. En España, todos tenemos unas raíces, un pasado. Unos dirán que Franco es el personaje más funesto de la historia y otros que no tanto. Cuando la polémica pase, que pasará, todos, hijos de fachas y de rojillos, deberíamos hacer un esfuerzo por comprender. Por comprender al otro. Setenta años después, creo que nos hemos ganado el derecho a la paz civil.