viernes, 19 de diciembre de 2014

EL PATRIOTA (19/12/2014)

Sorprendo a mi amigo Pablo Marín, excelso guitarrista, economista y alpinista, enfrascado en sus compras navideñas. No me lo encuentro por la calle cargado de bolsas, exhalando vaho por la boca y con un impertinente soniquete de villancicos de fondo tratando de arruinar nuestra conversación. La charla es telefónica porque Pablo está frente a su ordenador, navegando pacíficamente por internet. Como buen músico, Pablo conoce bien todas las tiendas online del sector, pero me aventuro a recomendarle una web alemana con precios muy interesantes. Su respuesta me deja descolocado: si la diferencia de precio no es escandalosamente grande, prefiere comprar en tiendas españolas. “Por un ahorro de 15 euros no me compensa hacer todavía más rico a un empresario alemán”. Tengo que aclarar, para explicar mi sorpresa, que mi amigo no vota a partidos de derechas y que no suele sacar la bandera al balcón cada 12 de octubre. “¡Pero tú eres un patriota!”, exclamo al otro lado del teléfono. Pablo protesta suavemente y no se lo reprocho: el término “patriota” no se cotiza demasiado al alza en los últimos tiempos. “No se trata de patriotismo. Simplemente, si no apoyamos a las empresas españolas, contribuimos a descapitalizar el país.” Aquí ha salido el Pablo Marín economista, y no le falta razón. No tiene mucho sentido que nos pasemos la vida hablando de la tasa de paro y del crecimiento del PIB como cifras que marcan nuestro destino como sociedad, y que luego, a la hora de consumir, nos convirtamos en apátridas, en listillos que buscan el ahorro de unos pocos euros sin tener en cuenta nada más. La situación de nuestra propia economía, por ejemplo; o que el país de origen del producto sea una dictadura despreciable. A partir de hoy, me propongo ser un consumidor más responsable. Y de paso, un patriota mejor.

sábado, 13 de diciembre de 2014

TIEMPOS DE CAMBIO (12/12/2014)

Vivimos tiempos de cambio. Muchos hablan de que hemos iniciado una nueva Transición, pero a diferencia de la primera, donde todo el mundo sabía hacia dónde queríamos ir, en esta andamos algo perdidos. Todos los partidos quieren cambiar algo, pero a ciencia cierta no saben el qué. El gobierno del Partido Popular quiere cambiar de maquillaje. Un nuevo ministro por acá – su anterior titular ha dimitido por corrupción – una campaña cosmética de transparencia por allá, y a ver si las encuestas empiezan a remontar. El Partido Socialista está empeñado en cambiar la Constitución. A día de hoy no sabemos exactamente en qué, pero al parecer las palabras mágicas “Estado federal” van a resolver todos nuestros problemas. Luego están Pablo Iglesias y compañía. Aquí el problema no consiste en saber qué quieren cambiar sino todo lo contrario: ignoramos qué quieren dejar después de pasar el rodillo revolucionario y bolivariano por la democracia española. Izquierda Unida ya no aspira a cambiar nada y se conforma con despertar; despertar de la pesadilla de un partido político salido de la nada que amenaza con quitarle la clientela y condenarle a la extinción. Los nacionalistas... en fin, para qué seguir. ¿Y qué quiere el sufrido ciudadano? No pide demasiado, el pobre. El ciudadano se conforma con tener a alguien decente a quien votar cada cuatro años, que represente sus ideas políticas y que tenga alguna posibilidad real de llegar a gobernar. Y lo tiene realmente crudo. Porque vivimos en una partitocracia secuestrada por una ley electoral injusta e ineficiente, y mientras esta no cambie, nada podrá cambiar. El sistema de partidos es como un gran charco de agua estancada. Por favor, que alguien tire de la cadena, a ver si desagua toda la mierda. Porque el olor empieza a ser insoportable.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Ctrl + Z (05/12/2014)

Odio las infusiones con azúcar. Eché dos cucharadas en la taza pensando que era café y mi mente ordenó a la mano izquierda acudir rauda a las teclas Ctrl + Z para deshacer el entuerto. El problema es que estaba en medio de la cocina y no frente a una pantalla de ordenador, y mis dedos teclearon ridículamente el vacío. Si mi mujer me hubiera visto, le habría dicho que estaba recordando una bonita sonata de Chopin. Para no preocuparla, vamos. Esta anécdota real prueba dos cosas: primera, que quizás me esté volviendo un poco majareta; y dos, que la informática está cambiando nuestra forma de percibir e interactuar con la realidad. Y eso que esta tecnología está todavía en fase primitiva. ¿Se imaginan lo que ocurrirá dentro de unos años cuando todos vayamos con nuestras gafas de realidad virtual? Que ya no sabremos si nos estamos preparando una valeriana o si estamos dentro de un anuncio de cocinas que no hemos podido evitar porque no tenemos contratada la versión de pago... Al hilo de estas disquisiciones, ha levantado mucho revuelo esta semana la noticia de que los colegios de Finlandia, cuyo modelo educativo es la envidia de toda Europa, va a sustituir la caligrafía por la mecanografía como asignatura obligatoria en su programa. Sí, la medida parece algo radical pero no falta de argumentos. Porque la escritura manual se está quedando para apuntar teléfonos – cuando no puedes utilizar el tuyo porque estás hablando – y para hacer la lista de la compra. Esta gigantesca revolución tecnológica lo cambia todo. Nuestra forma de elaborar las ideas, ordenarlas, memorizarlas o incluso redactarlas. Estoy seguro de que hasta la propia estructura física de nuestro cerebro está cambiando por el fenómeno de teclear. En todo caso, no se preocupen. Siempre nos quedarán esas teclas mágicas. Ctrl + Z.

EL TREPA (28/11/2014)

Ascender, mejorar social y profesionalmente, es la aspiración legítima y honesta de cualquier persona. La diferencia con el trepa es que este tiene mucha prisa en conseguirlo y utiliza la adulación o la exageración de sus méritos para atajar por el camino. El trepa no persigue necesariamente la desgracia ajena – su principal preocupación es él mismo – pero su promoción le lleva a menudo a ocupar el puesto de otros candidatos mejor preparados, porque han pasado por la formación y cumplido los plazos para alcanzarlo. Así se gana el desprecio de sus semejantes. En las últimas semanas ha saltado a la palestra pública un personaje inclasificable, conocido como “el pequeño Nicolás”, que es probablemente la versión más sofisticada de trepa que haya existido nunca. Este jovenzuelo de veinte años, sin oficio ni beneficio conocidos, ha protagonizado uno de los casos más insólitos de ascenso social de la historia de España, lo que es mucho decir en esta tierra pródiga en validos, enchufados y encaprichamientos de todo tipo. Del pupitre del colegio a alternar con la élite política – casa real, ex-presidentes, ministros, alcaldes – y ocuparse de algunos de los dossieres más sensibles de la actualidad, como la imputación de la Infanta o el problema catalán. Claro, todo esto según su increíble versión, protegida por el secreto sumarial del proceso que se instruye contra él por varios delitos, entre ellos el de usurpación de identidad. Algunos le diagnostican megalomanía y delirios de personalidad. Otros le acusan de ser un simple estafador. Después de ver su entrevista en televisión y comprobar su extraordinario aplomo, reconozco que no sé con qué quedarme. Ya no sé si trabaja para el CNI o si intercambia guachaps con el rey Juan Carlos. Solo tengo una cosa clara: no es un trepa cualquiera. Es el campeón del mundo de todos los trepas.

LOTERÍA NAVIDEÑA (21/11/2014)

El anuncio de la lotería de Navidad del año pasado, con Raphael haciendo juegos de muñeca y Monserrat Caballé provocando más miedo que otra cosa, nos metió en un agujero del espacio-tiempo del que había que salir a toda costa. Los creativos publicitarios encargados este año lo tenían claro: dejar a las estrellas mediáticas para el champán y volver a poner los pies en el suelo, en la calle, porque a fin de cuentas es allí donde viven los que sueñan con que el Gordo les cambie la vida. Hay que reconocer que han dado en el clavo. El anuncio se abre con la estampa de un hombre doliente, que se lamenta de su mala suerte. “¡Para una vez que no compro!” Empezamos a sospechar por donde van los tiros. Su comprensiva mujer, en lugar de darle un sartenazo en la cabeza, le empuja cariñosamente a bajar a felicitar a alguien. ¿A quién? No lo sabemos pero la sospecha empieza a convertirse en una certidumbre insoportable. El hombre atraviesa como alma en pena la desolada estepa navideña, nevada, como Dios manda, hasta llegar al bar de Antonio. En efecto, la peor pesadilla del individuo español de clase media que no sabe si seguirá teniendo trabajo el año que viene, acaba por consumarse: ha tocado el Gordo en su bar de toda la vida, en ese donde el camarero le conoce por el nombre, y él no ha comprado su décimo. “Todos celebran los millones menos yo, maldita sea mi suerte”, parece pensar el protagonista con cara de ecce homo. No contentos con atizar los más profundos miedos del hombre moderno, los guionistas llegan al climax del spot tratando de tocar la fibra sentimental del espectador. ¡Y lo consiguen, los bastardos! Apuesto a que la venta de lotería va a superar todos los récords este año. Porque después de secarnos las lágrimas vamos a ir todos corriendo a por nuestro décimo. Porque este magnífico anuncio no se lo cree nadie.

JUNCKER (14/11/2014)

Dos semanas después de tomar posesión de su cargo como presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker está contra las cuerdas. Una investigación periodística ha revelado que Luxemburgo pactó con cientos de poderosas multinacionales acuerdos fiscales a la carta, mientras Juncker era jefe de gobierno y ministro de finanzas del Principado. Empresas como Pepsi, Ikea o Deutsche Bank, lograban reducir el tipo del impuesto de sociedades al 2%, frente al 28% que rige oficialmente en Luxemburgo o al 21% de la media europea. Es imposible que el político más poderoso del país durante casi dos décadas no supiera nada del asunto. Juncker no tiene intención de dimitir pero desde el Parlamento Europeo piden su cabeza en una bandeja. Quizá la edad me esté volviendo un cínico sin remedio, pero creo que es un error. ¿No es Jean Claude Juncker un pillo? Sin duda. Pero para encabezar el órgano ejecutivo más importante de la Unión Europea prefiero a alguien como él, experimentado conocedor de las triquiñuelas de la alta política, que a un idealista atiborrado de buenas intenciones. El quid de la cuestión está en decidir si el luxemburgués es digno de confianza y estoy convencido de que es así. En estos momentos defiende nuestros intereses, los de todos los europeos, y si eso implica ir en contra de medidas que defendió en el pasado, lo hará sin pestañear. De momento ya ha prometido que trabajará por la armonización fiscal europea y para acabar con la competencia desleal que practican en este terreno, no solo Luxemburgo, sino también Holanda e Irlanda. Si supera el escándalo, es muy posible que hasta se nos vuelva algo más idealista. Que desde su nuevo puesto comprenda que lo legal no siempre es lo más justo. Entonces Juncker se habrá convertido en el gobernante perfecto.

POR LA BOCA MUERE EL PEZ (07/11/2014)

Las últimas encuestas sobre intención de voto, que dan a Podemos un ascenso casi prodigioso, han puesto a la clase política de los nervios. El CIS parece compartir esa inquietud: no ha incluido a Pablo Iglesias en su encuesta de valoración de líderes políticos con el peregrino argumento de que no tiene representación parlamentaria. No es la única maniobra contra la cabeza visible de Podemos que hemos visto últimamente. Los informativos de Antena 3 recurrieron directamente a la manipulación al editar torticeramente una entrevista y poner en su boca cosas que jamás quiso decir. “La televisión le ha aupado y la televisión le hará caer”, parecen pensar algunos. No les falta razón. El error – y la inmoralidad – consiste en recurrir a la mentira para conseguirlo. Una mentira que resulta innecesaria. El éxito de Pablo Iglesias es consecuencia de su innegable talento político, pero también de un nuevo modelo televisivo, descentralizado y viral, que viaja por internet casi sin limitaciones. El joven profesor ha hablado, conferenciado y polemizado tanto en estos nuevos medios, que cabría pensar que hay varios coletas por ahí, sembrando el evangelio de la próxima revolución. Pero claro, tanta verborrea, por mucha listeza que se tenga, acaba volviéndose contra uno. Estoy convencido de que el techo electoral de Podemos ya está fijado, no por lo que diga su líder a partir de ahora - que a buen seguro se encaminará hacia la moderación - sino por lo que ya ha dicho. El catálogo de barbaridades que han salido por boca del camarada Pablo en los últimos años es tan completo, que valdría para acabar con la carrera política de cinco o seis como él. Y seguro que saldrán a la luz muchas más. La mayoría de los españoles todavía no las conoce, pese a que circulan ampliamente por internet. Ya se encargará alguien de que eso cambie.

INSUMERGIBLES (31/10/2014)

En tiempos de bonanza económica abundaban las entidades que se creían insumergibles. Con la agudeza propia del armador del Titanic, sus gestores pensaban que era posible gastar ilimitadamente, porque la estructura del barco lo aguantaría todo antes de hundirse. Tómese, por ejemplo, los clubs de fútbol. Hasta hace poco se pensaba que eran eternos, porque representaban a una ciudad y debían ser sostenidos, perdonadas sus deudas y reflotados, cada vez que el presidente de turno los llevase al borde del abismo. Que se lo digan ahora a la Unión Deportiva Salamanca, club fundado en 1923 y disuelto por resolución judicial el año pasado. Las cajas de ahorros son otro buen ejemplo. Casi 40 entidades financieras de este tipo han desaparecido en los últimos años, víctimas de fusiones y liquidaciones. En este caso, en lugar de fichar a jugadores carísimos que nunca marcaban goles, muchos de sus directivos se dedicaban a proveerse de planes de pensiones millonarios, de tarjetas black, o a otorgar créditos de dudosísimo cobro que han llevado a estas bienintencionadas instituciones a la ruina caracolera. La lista de las compañías presuntamente insumergibles continuaba con las aerolíneas de bandera, las televisiones públicas, los astilleros... Todas compartían la misma falsa creencia: que alguna administración pública acudiría siempre a lanzarles un salvavidas cuando el agua les llegara al cuello. No puede haber un concepto más nefasto para la gestión de una empresa ni más apropiado para atraer a gestores corruptos. El estado, lo público, son los únicos entes verdaderamente insumergibles, y de la manera de gobernarlos depende la categoría de un país. De primera división, o de tercera. Es responsabilidad fundamental de los políticos, pero también de los ciudadanos. Para algo existen las elecciones cada cuatro años.

sábado, 18 de octubre de 2014

EL PLÁTANO (17/10/2014)

Siempre he pelado los plátanos desde el tallo, es decir, desde la parte que se une al resto del racimo, y siempre he pensado que todo el mundo lo hacía igual. Hasta ayer. Djeneba, mi amiga maliense de visita estos días en España, me vio luchar con el tallo rebelde de un plátano que se resistía a romperse, y me preguntó en qué consistía el juego. “¿Tú qué crees? Estoy pelando un plátano”, contesté con sorna, creyendo que se burlaba de mi torpeza. “¿Y por qué no lo haces bien?”. Cogió el plátano, le dio la vuelta y lo peló desde la base con sorprendente rapidez. “Aquí no lo hacemos así”, repliqué con una mezcla de suficiencia y cara de tonto. “De hecho, jamás había visto a alguien hacerlo como tú”. “Te digo lo mismo”, contestó. “En Africa, estoy segura de que absolutamente nadie lo hace así”. La diferencia cultural estaba servida. A lo mejor se trataba de un tema menor, casi ridículo, pero de pronto noté que mi ánimo se encogía al advertir que estaba solo en aquella cocina alicatada hasta el techo y rodeado de una obscena cantidad de electrodomésticos, como único representante de la civilización occidental, vieja y magnífica, pero también arrogante y colonialista con los pueblos “inferiores” cuando se propone explotarlos y sacar tajada. Aquello apestaba a derrota. Si un milagro no lo impedía, iba a quedar en evidencia delante de una joven africana a la que llevaba una semana apabullando con las excelencias de mi país... ¡por culpa de un plátano! “¿Te convences de que mi sistema es mejor?” Djeneba saboreaba ya la victoria. Por un instante tuve la tentación de cambiar bruscamente de tema y explicarle que el aparato donde calentábamos la leche no era un horno normal, sino un aparato que emitía unas ondas electromagnéticas de 2,45 GHz... Desistí. Solo quedaba perder con dignidad.  “Sí, Djeneba, tu sistema es mejor”.

viernes, 10 de octubre de 2014

SINVERGÜENZAS (09/10/2014)

Hay varias clases de vergüenza. La más elemental, la que se asocia a la timidez, es un sentimiento al que es difícil encontrarle una utilidad. Desconozco qué misteriosa aportación ha hecho a la evolución de la especie humana y cómo ha ayudado a aumentar nuestra capacidad de supervivencia. A lo mejor, de puro inútil, la vergüenza de los tímidos está llamada a la extinción. No estaría nada mal. Pero hay una segunda clase de vergüenza, y a esta es mucho más fácil encontrarle el sentido. Consiste en el malestar que experimentamos al realizar a sabiendas una acción injusta o en perjuicio de los demás, apropiándonos de aquello que no nos corresponde, por ejemplo, o pasando por encima de los derechos de otros. Que exista este segundo tipo de vergüenza es algo socialmente muy deseable. Más allá de que existan unas fuerzas de orden público que persigan a los delincuentes, que los ciudadanos tengan algo de esa vergüenza actúa como un sano profiláctico contra el humanísimo instinto de acaparar y de hacer lo que a cada uno le venga en gana. Pero enseguida surge un problema: no todos los individuos experimentan la misma cantidad de vergüenza. De hecho, hay algunos que carecen completamente de ella. Con un ejemplo se ve más claro: el que preside una entidad con unos fines declarados de utilidad social y se pone un sueldo injustificado de 3´5 millones de euros anuales, y luego encima unas tarjetas para gastar lo que se le antoje, fuera del control de la hacienda pública, es evidente que sufre de una ausencia absoluta de este benemérito sentimiento. Para desgracia de la sociedad – y también del erario público - una parte importante del sector de las cajas de ahorro en España estaba gobernada por esta clase de individuos. Que no tienen vergüenza ni la han conocido. Por unos sinvergüenzas.

lunes, 6 de octubre de 2014

EL CLUB DE LAS MALAS MADRES (02/10/2014)

La idea procede del mundo anglosajón y en España ha triunfado con rapidez. El Club de las Malas Madres es un blog fundado por una creativa publicitaria madrileña, que reivindica el derecho de las progenitoras a no ser perfectas, a tener “pensamientos impuros de mala madre” tales como “ojalá se inventaran los campamentos de otoño, de invierno, de primavera... ¡Queremos echaros de menos, hijos!”. O “rezar para que llueva... y no tener que bajar con los niños al parque”. El blog se nutre de un sano humor aplicado a los muchos momentos de culpabilidad  y agotamiento que deben soportar las madres de hoy en la crianza de sus hijos, pero debajo del desenfado late una necesidad profunda de exteriorizar sentimientos y experiencias, y de sentirse mejor al compartirlas. Porque las madres están cargadas de razones. La perversa sociedad actual ha conservado parte de los roles del pasado – las madres tradicionales, infatigables, que lo sacrificaban todo por su prole – y les ha sumado unas exigencias laborales que ponen a las mamás en situaciones cotidianas que rozan el surrealismo puro. Aclaro, para quien no ha reparado en mi firma, que no soy madre. Más bien soy ese padre “que por las noches es sordo como una tapia”, o quien, estadísticamente, es casi imposible que “acabe echando el body en la basura y el pañal a la lavadora”. Mi hijo tiene dos meses de vida y en estos momentos soy como ese actor secundario que trata de no hundir la función y recordar su frase cuando le toca. Que aguarda – con cierto temor – a que llegue el momento de transformar el cochecito-bebé en silla de paseo, y tenga que dar un paso al frente para manipular el diabólico artefacto. Sospecho que eso también lo acabará haciendo mi señora. Que no sé si algún día se sentirá una “mala madre”. Pero delante de ella me quito el sombrero.

CAJAL Y KÜLLIKER (26/09/2014)

Se cumplen 80 años de la muerte de Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de medicina y el más grande científico español de todos los tiempos. Pese al indiscutible progreso que ha experimentado este país en el terreno de la investigación, la figura del histólogo aragonés sigue habitando las cimas de la ciencia patria sin demasiada compañía. Decía Ortega y Gasset que el caso de Ramón y Cajal era una vergüenza para España y no un orgullo, porque era absolutamente excepcional. Como ven, Ortega, además de un pensador brillante, era un cenizo también excepcional. Yo prefiero apuntarme al optimismo porque estoy convencido de que otros premios Nobel españoles llegarán, tarde o temprano, y porque prefiero recordar al maestro Cajal con ese orgullo que al filósofo faltó. Uno de mis pasajes favoritos de su vida es el del congreso de Berlín de 1889. Cajal es un absoluto desconocido que viaja a Alemania en un vagón de tercera, sin invitación, para presentarse ante la plana mayor de la ciencia europea y demostrarles que están en un error y que el cerebro humano se compone, no de una retícula, sino de unas células nerviosas llamadas neuronas. Allí se encuentra con Albert von Külliker. El histólogo suizo es una eminencia mundial en la disciplina, pero también una persona de una calidad fuera de lo común. Es capaz de tragarse el orgullo herido y de rectificar sus convicciones para unirse a las de Cajal, a quien protegerá en lo sucesivo. De golpe, ese españolito algo impertinente es uno más. Se le escucha, se le publica y, finalmente, se le reverencia. ¿Hubiera triunfado Cajal sin la intervención de Külliker? Vista la voluntad de acero que gastaba el aragonés es más que probable. El suizo murió en 1905 sin lograr el Nobel. Al año siguiente, Cajal lo recibió. Una trocito de ese premio pertenece a Külliker.

viernes, 19 de septiembre de 2014

ESCOCIA, EL DÍA DESPUÉS (19/09/2014)

Cuando lean estas líneas, Escocia ya habrá decidido su destino. Si los independentistas han ganado, el lector tiene mi permiso para correr al supermercado a hacer acopio de latas de fabada, patatas y otros productos básicos no perecederos antes de que se acaben. De acuerdo, a lo mejor estoy exagerando, pero es innegable que Europa entraría en un territorio inexplorado, lleno de incertidumbres. Para el caso de que el separatismo haya sido derrotado – y estoy convencido de que así será – estamos algo menos perdidos: tenemos el precedente de la provincia canadiense de Quebec, que no solo celebró un referéndum sino dos, en 1980 y 1995, perdidos ambos por la causa de la secesión. El último por el estrechísimo margen de 50´58 a 49´42. ¿Qué ha ocurrido en Canadá desde entonces? Que cada una de las partes continúa en sus trece. El gobierno de Quebec tiene la facultad de convocar un referéndum sin contar con el gobierno central, y volverá a hacerlo cualquier año de estos. La Constitución española no permite a un gobierno autonómico convocar una consulta, y respecto a lo de pactarla como han hecho los británicos, nuestro galleguísimo presidente de gobierno no quiere ni oír hablar. Personalmente, creo que es una posición débil y poco realista. Por poquísimo que me guste el independentismo – aproximadamente como un dolor de muelas – parece difícil resistirse a que los catalanes voten, si así lo quieren mayoritariamente. Más nos valdría aceptarlo y aprovechar el tiempo en establecer unas normas de juego razonables. Que eviten dejar la redacción de la pregunta en manos de los nacionalistas -porque no la entenderá nadie- o que exijan una mayoría reforzada, de más del 50´01%, para una cuestión tan decisiva. ¿Demasiado civilizado para un país como España? Desgraciadamente, sospecho que sí.

lunes, 15 de septiembre de 2014

VUELTA AL COLE (12/09/2014)

Casi todos los niños están deseando volver al colegio en el mes de septiembre, después de un largo verano. Los adolescentes también, aunque les cueste más reconocerlo. En los próximos días, unos y otros disfrutarán de la agradable sensación de que el curso escolar es una hoja en blanco, porque todos parten de la línea de salida limpios de toda mancha y con los mejores propósitos. Apenas se habla de notas o calificaciones, y los dedos acusadores solo se levantan contra las autoridades educativas por no haber acabado a tiempo las obras de un colegio o por haber reducido el personal docente a causa de los recortes presupuestarios. A medida que pasen las semanas y los meses, las cosas cambiarán. Los profesores avanzarán en la explicación de sus materias, complicándolas progresivamente, y llegarán los primeros exámenes. Los libros habrán perdido ya su olor a imprenta y la melancolía del otoño marcará una vez más la vuelta al inexorable orden de las cosas escolares: los sobresalientes y los suspensos; los alumnos brillantes y los perezosos. Luego vendrá el informe PISA con sus implacables ránkings que nos sacarán los colores, y nos preguntaremos una vez más qué tipo de modelo educativo queremos para nuestros hijos. Eterno debate. Estos días ha aparecido en los medios que en algunas regiones de Corea del Sur, las autoridades obligarán a cerrar las academias privadas a partir de la medianoche para hacer que los alumnos dejen de estudiar. Su obsesión competitiva les ha llevado a ser los más aplicados del informe PISA pero con la tasa de suicidios más alta del mundo. Al parecer, no es oro todo lo que reluce en los ránkings. Por suerte, aquí nadie pierde la vida por estudiar demasiado. El sol calienta todavía y los cuadernos están en blanco. Qué bonita es la vuelta al cole.

EL DISPARATE (05/09/2014)

La independencia de Cataluña es un disparate histórico, económico, y hasta moral. Lo primero, porque supone la ruptura de una unión política que, en el caso de Aragón, Comunidad Valenciana y Baleares, por ejemplo, se remonta al lejanísimo siglo XIII. Con los matices que se quieran, de la misma agua que ha pasado bajo el puente en estos siglos hemos bebido todos, nos quitamos el sudor del trabajo con ella, o limpiamos la sangre del filo de nuestras espadas cuando tuvimos la mala idea de desenvainarlas, a menudo y por desgracia, los unos contra los otros. La independencia de Cataluña es un disparate económico, porque supondría un empobrecimiento instantáneo del nuevo país que vería los mercados naturales de sus productos protegidos por aranceles, y las posibilidades de financiar su gigantesca deuda reducidas a cero. Y sería un disparate moral, porque separaría emocionalmente a millones de personas que hoy están unidas, aún en la rivalidad, para sumirlas en un divorcio doloroso, a cara de perro, del que no se repondrían en varias generaciones. Esta es la realidad. A los políticos nacionalistas catalanes no les gusta oírla, lógicamente, y a estos argumentos oponen otros. Algunos respetables y otros no tanto. Después de salir a la luz los delitos fiscales del ex-honorable Jordi Pujol, president de la Generalitat durante 23 años y reconocido padre de la patria catalana, no hace falta ser una lumbrera para advertir la coincidencia de la deriva separatista de su partido, la otrora moderada y posibilista Convergencia Democrática de Cataluña, con el progresivo cerco judicial a los negocios de la familia del fundador. Una tomadura de pelo a escala nacional, y nunca mejor dicho. Un intento de manipulación que pasará a los libros de historia. Un colofón digno del mejor disparate.

viernes, 29 de agosto de 2014

PREGUNTEN A LOS NORUEGOS (29/08/2014)

Los noruegos no atan a los perros con longaniza, pero podrían hacerlo. El fondo de inversiones de propiedad estatal adonde van a parar los pingües beneficios derivados de la extracción de gas y petróleo, posee el 1% de las acciones de todo el mundo y no deja de crecer. Si el gobierno decidiera un día liquidarlo, el reparto de las ganancias permitiría a cada ciudadano noruego comprarse un piso. Pero no lo hará. Porque en Noruega ya piensan en el día después del maná petrolero y se practica más el ahorro que la ostentación. A miles de kilómetros de allí, se debate estos días el viejo proyecto de realizar prospecciones petrolíferas en aguas próximas a las Islas Canarias. El Tribunal Supremo rechazó los recursos de ecologistas y gobierno canario, y el Ministerio de Industria autorizó definitivamente las prospecciones hace un par de semanas. El asunto es extremadamente polémico. Declararse a favor de una actividad que supone un riesgo – por pequeño que sea – para la riqueza natural y el turismo de un lugar tan querido como las Islas Canarias no es nada cómodo. Pero tampoco parece sensato dar carpetazo al asunto sin pensarlo bien, siendo económicamente tan sensible para una comunidad autónoma con una tasa de paro del 34%. Personalmente, creo que los opositores al proyecto yerran el tiro. Porque no se trata solo del riesgo que correrían las maravillas naturales canarias, sino del precio que se pone a ese riesgo. Lo que no parece de recibo es realizar actividades potencialmente peligrosas para que se enriquezcan los accionistas de Repsol. Ahí está el quid. La extracción de petróleo me parecería aceptable siempre que la parte del león de los beneficios se la llevaran los canarios, y por ende, los españoles. Nada de puestos de trabajo indirectos. Pasta contante y sonante. ¿Cómo se hace eso? Pregunten a los noruegos.

viernes, 22 de agosto de 2014

GAZATÍES Y YAZIDÍES (22/08/2014)

Por desgracia, las guerras que azotan el mundo no se paran por vacaciones. Son conflictos enconados, que enfrentan a menudo a comunidades dentro de un mismo país, y que alcanzan un grado de crueldad que resultaría insoportable de presenciar para cualquiera de nosotros, delicados especímenes del primer mundo, que hemos ido dejando atrás esa fea costumbre de matar al vecino simplemente porque piensa diferente, habla otro idioma o reza a otro Dios que no es el nuestro. Después de haberla practicado durante milenios, todo hay que decirlo. Estoy convencido de que si un servidor hubiera sido testigo presencial de la muerte de uno solo de los 300 niños gazatíes víctimas de los recientes bombardeos del ejército israelí, mi comprensión del conflicto palestino habría ganado muchos enteros. Sí, en esta crisis hemos aprendido que los naturales de la franja de Gaza se llaman gazatíes. Y no es el único gentilicio que hemos incorporado a nuestro vocabulario recientemente. Los yazidíes son una minoría no musulmana del norte de Irak de la que nunca habíamos oído hablar, que está siendo masacrada por el grupo yihadista autodenominado Estado Islámico. Estos iluminados asesinan, violan y degüellan en nombre de Dios, con la intención de fundar un califato que extienda su nefasta influencia a todos los estados árabes de la región. Si existiera la máquina del tiempo, habría que mandarlos a la Edad Media sin billete de vuelta. Así podrían practicar su maldita guerra santa con adversarios de su misma talla moral. ¡Qué complejo sigue siendo este mundo! Gazatíes y yazidíes, nuevas palabras que llenan las deprimentes crónicas de los telediarios. A semejante precio, hubiera preferido no aprenderlas nunca.   

domingo, 17 de agosto de 2014

ROBIN WILLIAMS (15/08/2014)

Fue un comediante superdotado, con una incontinencia verbal tan excesiva que provocaba la carcajada de sus admiradores a la vez que incomodaba a sus detractores. Hay que decir que los primeros eran mucho más numerosos que los segundos. Como a otros grandes cómicos en el pasado, la tristeza le acechaba a menudo, como si esta quisiera aprovechar cualquier momento de debilidad para ejecutar su venganza. En la madrugada del pasado martes le asestó el golpe definitivo. Robin Williams fue un humorista y un gran actor de comedia, pero su oficio le llevó mucho más lejos. Es probable que la complejidad de su carácter, la misma que le arrastró a la depresión y a la adicción a las drogas, le facultara para comprender e interpretar a personajes más dolientes, más humanos en el fondo, que aquella delirante señora Doubtfire que le llevó a la cima del éxito. Robin Williams, el humorista incontinente y a veces algo pesado, fue capaz de meterse en la piel de personajes profundamente dramáticos y provocar la admiración de críticos y espectadores; algo solo al alcance de los realmente grandes. Mi generación es especialmente deudora del carpe diem que predicaba su profesor Keating en "El club de los poetas muertos", una obra maestra del cine con una poderosa lección de vida que ningún adolescente debería perderse. Robin Williams se quitó la suya propia de madrugada, con la torpeza del que ha perdido la última esperanza. Qué tragedia y qué ironía. Su última función también nos deja una enseñanza valiosa, como muchas de sus películas: que el arte de vivir es complicado, hasta para aquellos que parecen tenerlo todo; que alcanzar la maestría en ese arte, algo a lo que todos deberíamos aspirar, quizás no pase necesariamente por lograr el éxito, la riqueza o la fama. Gracias por todo, Robin. Descansa en paz. 

martes, 12 de agosto de 2014

MANUEL (08/08/2014)

Durante los últimos días, he fantaseado a menudo con esta escena: mi hijo Manuel tiene siete u ocho años, y les cuenta a sus amiguitos: mis papás me pusieron de nombre Manuel por Manuel Azaña. ¿Y quién es ese? - pregunta uno. Un hombre muy importante - responde mi hijo con orgullo. A continuación, arrastrado por la fantasía, caigo en que mi retoño podría acabar convirtiéndose en un cachorro conservador con aspiraciones de hacer carrera en política... ¿Llamarse Manuel por Manuel Azaña? ¡Eso le arruinaría la vida! Rápidamente, encuentro una solución de urgencia: llegado el momento, que cambie a Azaña por Manuel Fraga, y que rece para que este artículo se extravíe en las hemerotecas digitales para siempre... Ya escribí una vez aquí que los padres, por la valentía demostrada al traer hijos al mundo, ya se habían ganado el derecho de elegir para ellos el nombre que quisieran. Con la lógica limitación de no llamarles Kevin Kostner de Jesús, por supuesto. Mi primer hijo nació este lunes, y me reafirmo en ese pensamiento. Sin embargo, en estos días, no he podido dejar de sentir cierta pena al comprobar que el nombre de Manuel despierta en el personal cierta sorpresa. Es uno de esos nombres antiguos, "que ya no se lleva". Creo que cuando una comunidad deja de utilizar sus nombres tradicionales y toma prestados los de otras - anglosajonas sobre todo - "porque suenan mejor", estamos ante un síntoma de falta de autoestima. España tiene un grave problema de autoestima. ¿Está justificado? En estos momentos de felicidad y falta de sueño, digo un no rotundo. Mi hijo ha nacido sano porque un personal sanitario de compatriotas competentísimos se ha dejado la piel para que así fuera. Me quedo muy corto. Juro que somos un gran país. Que Charo es una jabata. Y que Manuel es el niño más guapo del mundo.

sábado, 2 de agosto de 2014

EL SILENCIO (01/08/2014)

Renfe acaba de lanzar un nuevo servicio de vagones silenciosos en sus trenes de alta velocidad. Los pasajeros que elijan viajar en ellos no podrán hablar por teléfono, la luz será tenue y los mensajes de megafonía serán sustituidos por anuncios en las pantallas. La primera vez que leí esta noticia, pensé que a algún directivo ferroviario se le había cruzado un cable después de una estancia prolongada en el extranjero y que había olvidado en qué país vivía. España es la tierra de los adoradores del ruido, del escape libre, del coche tuneado con las ventanillas abajo y la música de los Chunguitos a todo volumen. “Soy un perro callejero, soy muy duro de pelaaaar...” De la jarana hasta las mil, del vecino que pone la radio a las cinco de la mañana, y del camión de gasoil que aterriza de madrugada frente de mi casa, justo cada 20 días, y que cuando maniobra hacia atrás emite un pitido tan penetrante que parece que ha comenzado la Tercera Guerra Mundial... Charito, mi señora, me advierte que me pongo bastante pesado con esto de los ruidos cada verano, y que más me valdría escribir del Jordi Pujol. ¿Qué pasa con el molt honorable? Un no-sé-qué de unos millones en Suiza. No será para tanto. Que sí, que el Arthur Mas le ha retirado los privilegios de ex-president... Ruido, ruido, ruido. ¿A qué esperan las Naciones Unidas para declarar el día internacional contra el ruido? Al parecer, el servicio silencioso de Renfe ha tenido un éxito arrollador y sus directivos aseguran que ya han vendido la redonda cifra de 14.853 billetes. Charito, siempre al quite, me recuerda que mis padres se conocieron en un tren y que puedo dar gracias de que todavía no se habían inventado los vagones silenciosos. Ni el whatsapp, respondo con la mirada perdida en el infinito. Me quedo pensativo. Por fin, el silencio.

domingo, 27 de julio de 2014

ESPAÑOLES EN PARÍS (25/07/2014)

A lo largo de los siglos, las relaciones entre franceses y españoles han sido difíciles, a menudo salpicadas de guerras y desencuentros. No hemos sabido llevarnos bien ni cuando éramos aliados: Napoleón quiso colocar a su hermano como rey sin contar con la opinión del orgulloso pueblo español, y el error de cálculo le costó carísimo. A él, y a nosotros. Afortunadamente, los tiempos han cambiado, y los conflictos actuales con los gabachos suelen limitarse a algunos camiones de fruta volcados en la frontera, o al cierre caprichoso de los túneles que comunican los dos lados de los Pirineos. El orgullo francés sigue resintiéndose cada vez que un español gana el Tour de Francia o el torneo de Roland Garros – últimas victorias galas en 1983 y 1985, respectivamente– pero hay que reconocer que saben disimularlo bastante bien y que se comportan con notable caballerosidad. Recientemente, se ha dado una circunstancia que va más allá de las rivalidades deportivas y que demuestra que quizá nuestros vecinos nos tienen en mejor consideración de lo que habíamos pensado: el actual primer ministro de Francia, Manuel Valls, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, son ambos nacidos en España, hijos de emigrantes que un día cruzaron la frontera huyendo de la guerra o la miseria. Que dos de los puestos más altos de la administración francesa estén ocupados por descendientes de españoles, que hablan perfectamente nuestro idioma y que nos visitan con asiduidad, es una oportunidad política que espero que alguien esté aprovechando en Madrid. Aunque sean del partido socialista. ¿Qué pensaríamos los españoles si el caso fuera al revés? ¿Aceptaríamos a un presidente del gobierno y a una alcaldesa de la capital con raíces tan franchutes? Uff, qué quieren que les diga. Quiero pensar que sí pero... déjenme que no me apueste nada.

viernes, 18 de julio de 2014

EL CARISMA HA VUELTO (18/07/2014)

“Carisma: especial capacidad de algunas personas de atraer o fascinar”, reza el diccionario de la Real Academia de la Lengua. El recordatorio no está de más, porque la aparición de Pedro Sánchez como nuevo secretario general del PSOE – y tómese lo de aparición en un sentido casi milagroso -  supone el regreso a la política española del elemento carismático después de varias décadas de ausencia. Los comienzos de la democracia fueron época pródiga en individuos de marcado carácter, que añadían a los presuntos atractivos de sus ideas otras cualidades más personales: el físico, la forma de ser, de hablar y hasta de prometer, aptitud imprescindible en todo político que se precie y que Adolfo Suárez elevó a la categoría de arte. La caída de Felipe González puso fin a esta etapa de política carismática y como buenos españoles, fieles seguidores de la ley del péndulo, nos entregamos exactamente a lo contrario. La falta de carisma pasó a cotizarse como valor seguro en el mercado de los candidatos a la presidencia del gobierno. Como resultado, los líderes de los dos partidos mayoritarios han adolecido en los últimos años de una clarísima falta de atractivo personal, y entiéndase esto sin ningún animus injuriandi. Eran personas de valía, indiscutiblemente, pero incapaces de activar en el electorado esos resortes emocionales que los norteamericanos, maestros de la mercadotecnia política, conocen tan bien. Si Aznar, Zapatero, Rajoy o Rubalcaba hubieran tratado de hacer carrera en los Estados Unidos, no creo que hubieran pasado de concejales en algún pueblo perdido. Para bien o para mal, esos tiempos han pasado. Contra pronóstico, el viejo rey dejó paso a su heredero, más joven y con mejor imagen. Llegó Pablo Iglesias y ahora Pedro Sánchez. No serán los últimos. El carisma ha vuelto, y sospecho que para quedarse.

viernes, 11 de julio de 2014

ORGULLO (11/07/2014)

Fiesta del orgullo gay en Madrid y primera aparición pública del líder de Isis, grupo yihadista irakí que amenaza con extender la guerra santa a todo el mundo. Las dos noticias ocurrieron el mismo día y el azar quiso emparejarlas en la sección “última hora” de la aplicación para móviles que suelo consultar. Dicha sección es habitualmente muy variopinta; allí se mezcla el rápido y peligroso encierro de los Vitorinos con varios heridos por asta de toro (me pregunto qué otro tipo de astado deambula por las calles de Pamplona), la histórica goleada de Alemania a Brasil que probablemente cambiará nuestra forma de entender el mundo, y sucesos más bien trágicos procedentes de cualquier rincón del planeta. A pesar de ello, ver esas dos noticias - la de los gais madrileños y la de los yihadistas irakíes - en un mismo golpe de vista, me llenó de perplejidad. Que en la vastedad del universo infinito, en un planeta minúsculo, miembros de la misma especie se dediquen a actividades tan diferentes e incompatibles parece una broma celestial, como si alguien allá arriba se estuviera entreteniendo jugando al Risk, pero con muñequitos de carne y hueso, dolientes y sufrientes. No hay mayor desafío para el ser humano que la convivencia entre culturas de desarrollo desigual, separadas por siglos. Y no me refiero ahora al desarrollo tecnológico o económico, sino al desarrollo moral. Sí, ya sé que esto suena bastante arrogante viniendo de un espécimen de la cultura occidental, causante de dos guerras mundiales devastadoras y que en el pasado se hartó de gasear, quemar y guillotinar a sus semejantes por los motivos más peregrinos, pero me voy a arriesgar. La fiesta del orgullo gay es una manifestación de una moralidad infinitamente superior al discurso de ese califa barbado radical. Por tanto, claro que sí. Orgullo.

viernes, 4 de julio de 2014

EL LIMBO (04/07/2014)

Pablo Iglesias ha anunciado que los cinco eurodiputados de Podemos solo percibirán 1.930 euros mensuales del total de 8.020 que tienen asignados, y que donarán la diferencia a obras sociales. También ha revelado que los cinco comparten actualmente piso en Bruselas, “para dar ejemplo de austeridad”, y que cuando tienen que desplazarse a Estrasburgo pernoctan en un hotel “de las afueras”. No aclara si los cinco comparten también la misma habitación en el hotel o si se llevarán el bocadillo de casa cuando acudan al europarlamento para no gastar en la cafetería... La frugalidad de las gentes de Podemos me recuerda mucho a la que han practicado las órdenes religiosas desde tiempos inmemoriales. El discurso tampoco le anda a la zaga. “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos”, dicen los evangelios. Cámbiese lo de la monarquía celestial por una república socialista bolivariana y la frase podría pertenecer a otro melenudo, esta vez contemporáneo y de apellido eclesiástico. Una de las mayores debilidades de la izquierda – y no digamos ya de la extrema izquierda – consiste en creer que el afán de lucro individual es una especie de enfermedad, una conducta desviada y pecaminosa que debería ser perseguida en una sociedad ideal, regida por el principio de la solidaridad. Reniego de este integrismo izquierdista. El deseo de ganar más dinero para uno mismo no es síntoma de una grave enfermedad social. Tampoco es inmoral. Me pregunto si alguna vez España dejará de ser un país de predicadores para convertirse en otro liderado por hombres y mujeres de acción. Porque las exhibiciones de austeridad no crean puestos de trabajo. Los crean los empresarios. Y el que no entienda esta realidad, está viviendo en el limbo.

viernes, 27 de junio de 2014

ROCK (27/06/2014)

Fueron los precursores de un nuevo estilo, el rock, porque supieron transformar la música que admiraban en algo diferente y rompedor. Hicieron de la provocación una seña de identidad de la banda, poniendo en solfa todos los valores de la conservadora sociedad británica. Abusaron generosamente de todas las drogas conocidas y se dedicaron a experimentar con las nuevas a medida que se inventaban. Y sin embargo, lo más increíble de la tortuosa biografía de los Rolling Stones es que sus miembros, 52 años después de la fundación del grupo... ¡siguen vivos! Y coleando, por supuesto. No tuve la suerte de asistir esta semana a su concierto en el Santiago Bernabéu pero, al parecer, Mick Jagger continúa dando saltos y recorriendo kilómetros por el escenario como si tratara de demostrar que las leyes del envejecimiento humano no van con él. Y lanzando una advertencia a la parroquia: id ahorrando otros cien euros de aquí a tres o cuatro años porque no tenemos intención de dejarlo. Al espectáculo del rock en grandes estadios no parece afectarle la crisis. Las entradas para ver a los dinosaurios de este género musical cuya muerte lleva anunciándose a bombo y platillo desde hace décadas, se agotan en cuestión de horas sin que el precio parezca importar demasiado. El problema vendrá cuando, inexorablemente, los supervivientes de estos grupos legendarios se muden para siempre a sus mansiones del monte Olimpo. La demanda de los fans, que no deja de crecer ante el temor de que, esta vez sí, sea la última, se encontrará con que la oferta rockera se reduce bruscamente a cero. Entonces, todo habrá acabado. Sin recambio a la vista, no concibo a los seguidores de los Rolling acudiendo a un concierto de Miley Cyrus. O a un festival de DJ Tiesto en los Monegros. Se quedarán en casa para siempre, abrazados a sus vinilos.

viernes, 20 de junio de 2014

FELIPE Y YO (20/06/2014)

Mide un metro y noventa y siete centímetros y me saca una generosa cabeza de altura, pero a pesar de esta y otras diferencias siempre me he sentido identificado con él. Haber nacido en el mismo año que el nuevo rey de España me garantiza haber visto los mismos dibujos animados, comido los mismos quesitos El Caserío y mamado el mismo ambiente setentero de un país de greñas y cuellos de camisa absurdamente largos que despertaba de la cutredad moral de una dictadura para caminar hacia un lugar que tenía que ser forzosamente mejor. Sí, ya sé que mis padres no son reyes ni hemos vivido en un palacio; que jamás recibí clases de vela en las islas Pitiusas; que nadie me matriculó en la Universidad de Georgetown y que mi carrera militar forzosa solo me alcanzó para ser cabo primero, fusilero pelotero, en un remoto cuartel pirenaico rodeado de entrañables charnegos que no habían acabado la EGB. Para qué seguir. Nos parecemos como un huevo a una castaña. Bueno, pues, aún así, cuando miro en los ojos de Felipe de Borbón sigo viendo a ese chaval algo tímido, con ganas de agradar, que aguanta los marrones de la vida con estoicismo porque nació en la generación más numerosa de la historia – se dice pronto -  que está bien educado y aprendió a respetar el principio de autoridad porque no había otro remedio, y para quien los tatuajes serán siempre cosa de marineros y ex-presidiarios. Estoy hablando de mí, y de millones como yo. Francamente, creo que a la princesa Leonor le espera un verdadero papelón. Porque si algún día llega a ser reina –en este país tan aficionado al aventurerismo político el uso del condicional es obligado–, lo tendrá muy difícil para igualar a su padre. Sí, soy consciente de que me he adelantado veinticinco años. Que nadie se escandalice. Un poco, solo un poco, sé de lo que estoy hablando.

sábado, 14 de junio de 2014

MALDITA TECNOLOGÍA (13/06/2014)

Dentro de poco, los artículos de prensa deberán ir acompañados de una marca de sangre de su autor, para garantizar que han sido escritos por la mano de un periodista y no por los algoritmos de un programa informático. Sé lo que estarán pensando, queridos lectores: me van a endosar la clásica noticia chorras, la que se mete al final de un periódico cargado de información de verdad, que suele ser poco divertida, para desengrasar las mentes y dejar buen sabor de boca. Pero esta vez se equivocan. El rotativo Los Angeles Times lleva tres meses utilizando un programa informático capaz de elaborar noticias de varios párrafos en cuestión de minutos, a partir de los datos que llegan a la redacción. Por ejemplo, sobre un terremoto. O sobre los partidos de fútbol del fin de semana. Gente solvente que las ha leído afirma que son indistinguibles de la clásica pieza de agencia de toda la vida. Por motivos similares, el gremio del taxi está que trina. Otro programita informático amenaza con disputarles una parte del negocio al convertir a particulares en taxistas improvisados a golpe de teléfono móvil. Alguien tendrá que regular administrativamente ese lío e impedir el intrusismo profesional a las bravas pero, aún así, las cosas no pintan bien para la comunidad taxista. Antes fueron los músicos, los cineastas, ahora también los escritores. ¿Quién será el siguiente? Hasta ahora, al pensar en un mundo futurista dominado por las máquinas, uno se consolaba imaginando que sería un robot con brazos y piernas el que le mandaría a la cola del paro. Con suerte, a lo mejor nos sonreía y se disculpaba con voz metálica. Pero los programas informáticos no piden disculpas. Se limitan a hacer ricos a los humanísimos seres que los conciben. Más vale que nos vayamos acostumbrando. Porque esto no hay quien lo pare.  

viernes, 6 de junio de 2014

FIEBRE REPUBLICANA (06/06/2014)

Abdica el rey Juan Carlos después de casi 40 años de servicio y a muchos les sube la fiebre republicana, tan alta, que hasta deliran. Ciertamente, no puede decirse que Cayo Lara haya sido alguna vez un apasionado monárquico, pero su comparecencia ante la prensa junto a una bandera tricolor de la II República constituyó un espectáculo grotesco. No ha estado solo. La izquierda española, desorientada desde la irrupción casi milagrosa de Pablo Iglesias en la escena política – solo le ha faltado aparecerse a unos pastorcillos en una cueva – se ha entregado a una apasionada exhibición de credenciales republicanas. Ahora resulta que todo el mundo es republicano pata negra desde el día en que lo destetaron. Menos mal que en el partido socialista todavía queda gente con la visión suficiente para darse cuenta del colosal error que sería abandonar el centro político. ¿Es lícito defender una forma de estado republicana? Por supuesto que sí, pero, por favor, ahórrense la demagogia barata. Oponer monarquía parlamentaria y democracia es una incongruencia grosera, equivalente a decir que Holanda, Suecia y Noruega son peligrosas dictaduras bananeras. El rey parlamentario no aprueba leyes, ni las propone, ni las veta. Su misión es únicamente representativa, simbólica y de relaciones públicas internacionales. Esto lo sabe hasta el más zángano de los alumnos de ciencias políticas. ¿Por qué entonces esa insistencia en tratar al personal como si fuéramos analfabetos políticos? Porque si abandonaran el argumento democrático, a los partidarios de la república no les quedaría otra que tratar de demostrar que esa misión representativa, no política, sería mejor desempeñada por alguien ajeno a la Familia Real. Alguien inevitablemente de derechas o de izquierdas. Una tarea mucho más difícil. Comprendo que les entre algo de pereza. 

viernes, 30 de mayo de 2014

¿PODEMOS? (30/05/2014)

Han puesto la política española patas arriba. La sociedad española se desayunaba el lunes pasado con la sorprendente noticia de que el partido Podemos, constituido hace apenas unos meses, había logrado 5 diputados europeos y casi el 8% de los votos. Cierto es que la abstención fue abrumadora - el 65% - y no menos cierto que las elecciones al Parlamento Europeo han sido tradicionalmente utilizadas por el votante para dar un toque de atención a los gobiernos. Pero esta realidad no basta para explicar lo ocurrido. Los resultados electorales del domingo constituyen un terremoto político en toda regla, y así lo deben entender las dos formaciones políticas mayoritarias; populares y socialistas han perdido cinco millones de votos respecto a las europeas de 2009. Por su parte, los partidos minoritarios "oficiales", Izquierda Unida y UPyD, han visto desconcertados como este movimiento de origen asambleario y callejero se ha incrustado entre ellos y amenaza con robarles los apoyos que tanto esfuerzo les ha costado reunir. ¿Qué es Podemos y hasta dónde puede llegar esta recién nacida fuerza política? Sobre su adscripción ideológica no quedan muchas dudas: Podemos es un movimiento de izquierdas empezando por el nombre de su líder, Pablo Iglesias, famoso por su participación en tertulias televisivas. Izquierda radical con un fuerte aroma antisistema, que diagnostica los problemas con una franqueza que conecta con los sectores más cabreados de la sociedad y que propone un catálogo de soluciones que hacen tabla rasa con todo lo conocido hasta ahora. A Podemos no le vale la Constitución, ni la clase política, ni el sistema económico, ni prácticamente nada. Reniega de la reforma y suspira por la revolución. Les han calificado de frikis. Grave error. Más valdría que algunos empezaran a ponerse las pilas.

viernes, 23 de mayo de 2014

CAÑETE (23/05/2014)

Miguel Arias Cañete, candidato del Partido Popular en las próximas elecciones al Parlamento Europeo, se ha metido en el mayor lío de toda su carrera. Sus increíbles declaraciones - en las que afirmaba que debatir con una mujer era complicado ya que demostrar superioridad intelectual ante ella podía ser tachado de machismo - han puesto la campaña electoral patas arriba y, tras cinco días de silencio en los que el escándalo no ha dejado de crecer, se ha visto obligado a pedir disculpas. Bueno, hasta donde su orgullo se lo ha permitido; en lugar de reconocer que sus palabras eran ofensivas y que, por tanto, han ofendido necesariamente a alguien, ha empleado esa fórmula tramposa en condicional que traslada parte de la responsabilidad a la víctima: "si he ofendido a alguien, pido perdón". ¿Pero todavía le queda alguna duda después de la que ha montado? Cierto es que la polvareda ha sido generosamente aventada por el Partido Socialista, que ha aprovechado la torpísima salida del ex-ministro para llevar la campaña electoral al terreno de la igualdad y los derechos de las mujeres, que es donde su candidata se siente más cómoda. Ya se sabe, el clásico discurso político de altos vuelos en el que la izquierda es buena, progresista y solo piensa en los demás, mientras que la derecha es egoísta y esencialmente mala. Las declaraciones de Cañete apestan a machismo, sin duda. Pero sospecho que en eso se diferencia poco de muchos hombres de su generación. El machismo está inoculado en la sociedad española desde hace milenios y tardará en desaparecer definitivamente de nuestros cerebros. Lo más preocupante, en mi opinión, es su increíble torpeza, su vanidad y la incapacidad para reconocer el error. Ha sido el cansancio, se justifica el candidato. Se acepta. Pero que alguien le obligue a descansar. Con urgencia.

viernes, 16 de mayo de 2014

BOKO HARAM (16/05/2014)

Llevan cinco años sembrando el terror en el norte de Nigeria, el país más poblado de Africa. Boko Haram es un grupo de ideología yihadista que practica una violencia extrema y que aspira a crear un estado islámico en el corazón del continente. Podrían haber continuado con sus fechorías bastantes años más sin que la opinión pública mundial les prestase demasiada atención, pero el pasado 14 de abril tuvieron la ocurrencia de secuestrar a más de 200 niñas en una escuela de Chibok, en el norte del país. Error estratégico que van a pagar muy caro. De forma espontánea, las redes sociales comenzaron a hacerse eco del suceso y en pocos días el asunto se había convertido en trending topic a escala mundial. Celebridades de todo tipo, comenzando por la primera dama estadounidense Michelle Obama, empezaron a fotografiarse junto a la etiqueta de Twitter #BringBackOurGirls (devuélvannos a nuestras niñas) y los medios de comunicación de los cinco continentes se llenaron con sus famosos rostros. A consecuencia de la reacción popular internacional, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Israel y China han puesto a disposición del presidente nigeriano sus servicios de inteligencia para resolver el caso y liberar a las niñas. Este grupo de desalmados podría caer en la tentación de sentirse importante pero no creo que sean tan estúpidos: deben estar sintiendo ya el aliento de los mejores sabuesos del mundo sobre sus nucas. Tratando de distraer la atención, 400 guerrilleros de Boko Haram atacaron hace una semana la ciudad de Gamboru, matando a 375 civiles inocentes. Todo fue inútil. El mundo ignoró la noticia y la campaña en favor de las niñas continuó. Creo que ya han empezado a entender su error. En la era de Twitter, las emociones pueden cambiarlo todo. Espero que también puedan acabar con ellos.

viernes, 9 de mayo de 2014

PIXELIZADOS (09/05/2014)

De un tiempo a esta parte, los hijos menores de edad de los famosos ya no pueden enseñar el rostro en televisión. Tienen que aparecer pixelizados, irreconocibles, para proteger su sacrosanto derecho a la intimidad. En algunos casos, la medida parece lógica: si tus padres son unos destalentados sin remedio, mejor será que tus compañeros de guardería no te relacionen con ellos. En otros, se roza el absurdo en una ridícula competición por ver quién es más políticamente correcto. Hoy hay que pixelizar a los niños para protegerlos, evitar exponerlos a la visión de cualquier comportamiento violento, sexista, antisocial, introducirles en una burbuja con sus maquinitas para que molesten lo menos posible. Vivimos en una época de sobreprotección de la infancia con un paradójico déficit de educación; exactamente lo contrario a lo que ocurría hace una o dos generaciones. La mía aprendió a leer con los álbumes de Tintín donde aparecía un personaje llamado Capitán Haddock con una desmedida afición al whisky que hoy haría poner el grito en el cielo a los defensores del menor. O los de Axterix, donde el bardo acababa siempre atado de pies y manos en una execrable muestra de comportamiento intolerante y de marginación al diferente... Cualquier tiempo pasado no fue mejor, que conste. La educación de los niños de hoy tiene aspectos muy positivos que han supuesto un avance indiscutible frente a la de tiempos pasados. Los niños y niñas del siglo XXI son más libres, más igualitarios, tienen más iniciativa y se han librado en gran medida de una educación religiosa retrógrada y basada en el miedo. Que no es poco. Ahora solo faltaría que dedicáramos un poco más tiempo a educarlos. Para que cuando pudieran mostrar su rostro a la cámara, debajo de los píxeles aparecieran siempre personas responsables y honestas.

viernes, 2 de mayo de 2014

INCOMPRENDIDOS (02/05/2014)

La política es una de las carreras profesionales más sacrificadas e incomprendidas que existen. Mientras el pueblo piensa que ser político, en el mejor de los casos, se reduce a vivir muy bien acumulando sueldos y prebendas, la realidad es bastante más oscura. Puede que sus pensiones sean las más jugosas del orbe público y que el menú subvencionado en los restaurantes de las sedes parlamentarias sea más barato que el de un comedor de párvulos, pero detrás de esa vida aparentemente regalada se esconden dolorosos sacrificios. Y no me estoy refiriendo a cuando se ocupa un cargo público y el político debe dedicarle ingentes cantidades de tiempo y esfuerzo. El verdadero sacrificio viene cuando no lo ocupa y se enfrenta a sus enemigos desde la oposición. Es entonces cuando el político se ve obligado a renunciar a la objetividad, a la nobleza y, en casos extremos, a la decencia. Tomemos la situación del Partido Socialista en la actualidad; la mejora de los índices económicos, los comienzos de una incipiente recuperación son un golpe mortal a sus esperanzas de recuperar terreno electoral frente a los populares. ¿Cómo podrían congratularse de ello? No pueden. Su obligación es negarlo, matizarlo o ponerlo en duda. Porque, más allá de situaciones de emergencia nacional, la misión de un partido político no consiste en construir un país mejor, así, a secas; se trata de construir un país mejor... pero gobernando ellos. A ese objetivo se subordina todo lo demás. Y debe ser así porque, en democracia, el partido opositor es el recambio gubernamental que vigila de cerca a los que ejercen el poder para que no abusen de él. No puede ser complaciente. Tiene que ver siempre la botella medio vacía. Un rol muy alejado del idealismo con que se asocia al oficio. Erróneamente. Para ser político, no vale cualquiera.

martes, 29 de abril de 2014

SAN JORGE (25/04/2014)

Un experto en marketing algo impertinente diría que el 23 de abril no es el día más apropiado para celebrar el día de Aragón. La coincidencia con Sant Jordi, la fiesta del libro y de la rosa en la vecina, entrañable y revoltosa Cataluña, hace que nuestro día pase bastante desapercibido para el resto de españoles y que su mención en los informativos sea siempre secundaria, después del consabido paseo por las Ramblas. Qué le vamos a hacer. A ese listillo del marketing habría que decirle que la coincidencia no tiene nada de casual y que mil años de historia común no se desvanecen así como así. En realidad, el día de Sant Jordi o San Jorge, que lo mismo da, debería ser el día de todos los territorios que un día formaron parte de la Corona de Aragón. Dicho sea sin la menor intención de polemizar. La candente discusión sobre la denominación histórica del ente político de las barras rojas y amarillas al que un día pertenecimos aragoneses, catalanes, valencianos y baleares, me parece cada día más absurda y estéril. Ridícula y aprovechada la pretensión de los nacionalistas catalanes de inventarse nombres que barran para casa, como eso de la confederación catalano-aragonesa y ocurrencias parecidas. Pero también algo infantil la actitud de los que defienden ardorosamente la denominación exclusivamente “aragonesa”, sin reconocer sus evidentes defectos: es confusa y no refleja demasiado bien la realidad que pretende designar. Como yo he pertenecido a este segundo grupo hasta fechas recientes, lo reconozco fácilmente. Hablar de la antigua Corona de Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares (en el orden cronológico de su incorporación), también conocida como Corona de Aragón, me parece hoy mucho menos problemático. Y me altero menos. Y no me sube el azúcar. Y me encuentro mejor.

lunes, 21 de abril de 2014

8 APELLIDOS VASCOS (18/04/2014)

Es el fenómeno cinematográfico de la década. Cinco semanas después de su estreno, “8 apellidos vascos” ha sobrepasado la barrera de los 30 millones de euros de recaudación y entra con paso firme en el selecto grupo de las películas más taquilleras de la historia de España. Para hacerse una idea de la magnitud del asunto, la cinta dirigida por Emilio Martínez Lázaro podría acabar superando a películas tan míticas como El señor de los anillos, Parque Jurásico o el mismísimo Titanic. ¡Y se trata de una comedia española, en idioma castellano y sin efectos especiales! Absolutamente increíble. ¿Cuáles son las razones de un éxito tan abrumador? Al personal le gusta la película desde antes de comprar la entrada. Chico sevillano engominado y con gracejo andaluz se enamora de chica vasca con flequillo cortado a cuchillo y tendencias abertzales, y viaja al norte para conquistarla. Sencillo pero efectivo. Lo suficiente para atraer al público a los cines en masa. Como era de esperar, la comedia surge del choque cultural y de los malentendidos que provoca. Pero no se queda ahí: los rescoldos del maldito conflicto vasco son también objeto de burla y provocan la carcajada del espectador. Aquí reside la verdadera razón de su éxito. La risa tiene un efecto curativo, reparador, y si somos capaces de reírnos de un problema que nos amargó la vida durante décadas, significa que hemos empezado a dejarlo atrás. “8 apellidos vascos” es la demostración de que los españoles estamos cansados de separatismos y de que recibimos los mensajes de unidad como agua de mayo, aunque vengan en forma de comedia algo absurda. Nada volverá a ser lo mismo. A partir de ahora, un pijo sevillano podrá volver a enamorarse de una vasca medio abertzale sin que se hunda el mundo. Y es muy probable que ella le corresponda.

viernes, 4 de abril de 2014

REVOLUCIONES (04/04/2014)

Pasa el tiempo y la anexión rusa de Crimea es un hecho consumado: la estratégica península ha dejado de ser territorio ucraniano y no parece que las condenas internacionales, cuyos ecos se van apagando día a día, vayan a cambiar las cosas. Hay que reconocer que al presidente ruso Vladimir Putin le ha salido una jugada casi perfecta. Primero unas misteriosas milicias rodean los cuarteles del ejército ucraniano, a continuación se organiza un referéndum de autodeterminación exprés y, para rematar, se aprueba fulgurantemente la anexión por el parlamento ruso. Visto y no visto. Lo que comenzó como un movimiento popular que demandaba un mayor acercamiento de Ucrania a la Unión Europea, ha acabado en el peor de los escenarios posibles. En estos días, en muchas cancillerías europeas se analiza por qué la diplomacia comunitaria ha fallado tan estrepitosamente una vez más. Nos dejamos llevar por los acontecimientos. No quisimos ver que en el movimiento de oposición se infiltraban también nacionalistas radicales. Y el pecado mayor: sucumbimos a la tentación de aceptar tácitamente la defenestración del presidente prorruso Yanukóvich, con la esperanza de que la revolución, es decir, cambiar de un plumazo las normas de juego establecidas, fuera a resolver todos los problemas. No ha sido así. Es lo que tienen las revoluciones. Cuando triunfan, tienen olor a primavera y tacto a terciopelo. Si fracasan, huelen a pólvora y a golpe de estado. El futuro de Ucrania es hoy una verdadera incógnita. Mientras los países occidentales tratan de apuntalar su maltrecha economía y contener la magnitud del desastre, es hora de sacar lecciones. Los experimentos, con gaseosa. Las revoluciones, mejor en los libros de historia. Algunos en España deberían tomar buena nota de ellas.

viernes, 28 de marzo de 2014

DESPEDIDA (28/03/2014)

La maldita enfermedad le había consumido de tal modo, que la muerte se ha presentado con aires de libertadora. Adolfo Suárez ha muerto, homenajeado y querido como nunca. La reacción de la sociedad, unida en su afecto hacia un hombre público como poquísimas veces lo ha estado en la historia, ha dejado al descubierto algunas realidades inesperadas. ¡Todavía es posible que el pueblo español sienta admiración por un político! Los de su clase habrán sentido una mezcla de esperanza y congoja. Esperanza, porque el ejemplo de Suárez demuestra que se puede gobernar en tiempos muy difíciles, beber a continuación el amargo cáliz de la derrota, y acabar la vida aclamado por las multitudes que finalmente reconocen el sacrificio de una vida entregada al bienestar de los ciudadanos. Ahora viene la congoja. Estoy seguro de que, al ver la reacción popular, más de uno se habrá preguntado si su legado político será merecedor algún día de una despedida tan solemne y sentida. Parece difícil. Adolfo Suárez ha sido el Kennedy español, se repetía en muchos medios de comunicación. A la comparación no le falta sentido, pero tampoco su parte odiosa, como a toda buena comparación que se precie: la vida personal de Suárez fue mucho menos turbulenta que la de JFK y su periplo político tuvo un final menos trágico pero mucho más amargo. Fue atacado con saña por sus enemigos políticos y muchos de sus camaradas acabaron dándole la espalda. También los votantes. Todos ellos han pasado por delante de su féretro en el momento de la despedida. Hoy nadie duda de que su valentía, su talento y su poder de convicción durante los dramáticos días de la transición, fueron decisivos para guiar a España hacia la democracia y la reconciliación. Ha muerto Suárez. El político español más importante del siglo XX. Descanse en paz.

viernes, 21 de marzo de 2014

AFRICANOS (21/03/2014)

Si vinieran a quemar cosechas, a violar a las mujeres y a vendernos a todos como esclavos, la situación sería preocupante pero de solución extremadamente sencilla: cuando asomara el primer grupo de subsaharianos por el monte Gurugú, el glorioso ejército español les recibiría a cañonazo limpio, la sociedad aplaudiría y las banderas rojigualdas ondearían en los balcones como si hubiéramos ganado otra vez el mundial de fútbol. Pero los miles de desharrapados que aguardan al otro lado de la valla de Melilla no vienen a invadirnos. Quieren cosas sencillas y pacíficas: trabajar, ganar un sueldo y tener una familia. Esto convierte a la situación en relativamente menos preocupante pero de solución dificilísima. Por un elemental sentido de la humanidad, el cañonazo queda descartado. ¿La pelota de goma? Ya empiezo a sentir como el terreno se hace blando bajo mis pies. Vamos a ver, cuando mil tíos corren hacia la valla gritando y tirando piedras como panes, algo habrá que hacer, digo yo. Quizá no más de lo que haría un policía antidisturbios cuando una manifestación se sale de madre en una ciudad española, pero tampoco menos. La frontera, por muy antipático que resulte, debe regularse y protegerse. La otra cuestión es qué podríamos hacer los europeos para ayudar al desarrollo de los países africanos de origen y contener esta marea. Es obvio que mucho más de lo que hacemos. En el terreno económico, hay que fomentar inversiones y acuerdos comerciales; en el político, apoyar a gobiernos democráticos que espanten la corrupción y el extremismo. En definitiva, hay que mojarse, y con la cartera por delante. Dentro de poco, mirar hacia otro lado – especialidad europea por excelencia - ya no valdrá de mucho. Porque vendrán por todas partes. Y no habrá valla lo bastante alta para detenerlos.

lunes, 17 de marzo de 2014

TRASNOCHADORES (14/03/2014)

A los españoles siempre nos ha costado irnos a la cama. A dormir, se entiende. Según una reciente encuesta, una cuarta parte de la población sigue enganchada a la televisión más allá de las doce de la noche. Me temo que la culpa no es de las series ni de los concursos de talentos. Antes de que se inventara la tele, el español ya se quedaba en el café hasta las mil, charrando de lo divino y de lo humano, conspirando, dando palmas o lo que se terciara; lo llevamos en el ADN. A los extranjeros, como es lógico, este carácter trasnochador les parece de lo más exótico. El mes pasado, el New York Times titulaba: “España, la tierra de las cenas a las 10 de la noche, se pregunta si es el momento de cambiar”. Sorprendentemente, el texto no caía en los tópicos habituales. En efecto, aquí ya nadie duerme siestas de tres horas y aquello de que somos un país de baja productividad se encargan de desmentirlo las estadísticas de la Unión Europea. La verdadera raíz del problema, y así lo destacaba el artículo, está en la irracionalidad de nuestros horarios. ¡El español se va tarde a la cama porque quiere vivir! Y parece ser que entre el trabajo, el almuerzo, la parada para comer y el qué-pasa-con-el-jefe-que-no-tiene-casa-o-qué, la vida no empieza hasta las diez, cuando el resto de los europeos ya está chafando la oreja. El New York Times señalaba que los políticos españoles se lo toman muy en serio, porque una comisión parlamentaria ya estaba estudiando el tema. Jo, jo, jo. Cómo se nota que son de Cincinnati o de Wisconsin. Si fueran de por aquí sabrían que una comisión de políticos españoles no se crea para tomar decisiones; está para aplazarlas indefinidamente. Algún día cambiaremos y nos iremos pronto a la cama como los niños buenos europeos. Pero sin forzar. Pongamos... ¿qué tal el siglo que viene?

viernes, 7 de marzo de 2014

HIPOCRESÍA (07/03/2014)

Fiel a la tradición bianual, la sociedad española se escandaliza estos días al conocer los resultados de la encuesta estatal sobre el uso de drogas en estudiantes de secundaria. ¡Resulta que los chicos beben! Tengo para mí que todos estos aspavientos que se airean en artículos de prensa y entrevistas a expertos en televisión, tienen mucho de hipocresía. Después de todo, los chavales se esconden poco; no es difícil verlos cargados de bolsas de supermercado un viernes por la tarde, camino de algún lugar discreto. Luego, de regreso a casa, tampoco hace falta ser un Perry Mason para detectar si tu hijo o tu hija han bebido alcohol. ¿Tres de cada cuatro menores lo han hecho en el último mes? Bueno, pues quizás no debería sorprendernos tanto. Lo que sí llama la atención es que muy pocos creadores de opinión reflexionen sobre la nula efectividad de la prohibición absoluta de consumo de alcohol a menores puesta en marcha en los últimos años – antes la edad legal se fijaba en los 16 – y de los efectos perversos que provoca: se expulsa a los más jóvenes de los bares y se les empuja a beber en parques y aparcamientos, donde es mucho más fácil caer en el exceso. Hacer botellón lo llaman, aunque la Real Academia de la Lengua, en un acto reflejo de esa hipocresía generalizada, no se dé por enterada. Personalmente, creo que es mucho más coherente permitir el consumo de alcohol a partir de los 16 años - aunque solo sea de vino y cerveza, como hacen en Alemania - que empeñarse en una prohibición que ni se cumple ni se hace cumplir. ¿Con qué fuerza moral se prohibe beber a un joven de 16 años cuando el mismo sistema legal le permite trabajar, casarse o incluso abortar? Educar es una tarea difícil, que exige tiempo y esfuerzo. Prohibir es fácil. Lo que no está demostrado es que siempre sirva para algo. 

viernes, 28 de febrero de 2014

PACO DE LUCÍA (28/02/2014)

La palabra guitarrista me viene grande. Sería más preciso decir que, a ratos, toco la guitarra. Hoy todos los aficionados del mundo a este instrumento maravilloso estamos de luto. Y no solo nosotros: la muerte de Paco de Lucía ha sido como un rayo inesperado que ha dejado a toda la cultura española huérfana y triste. ¡Ay de los que se quedan! El vacío del maestro es tan enorme, que no me gustaría estar en el pellejo de los que ahora deban portar el estandarte de la guitarra flamenca – la guitarra española popular por antonomasia – que Paco paseó por los cinco continentes con ese estilo que nos llenaba de orgullo. Desde que tengo uso de razón, los españoles hemos presumido de Paco de Lucía porque encarnaba como pocos eso que llaman el genio español y que todos soñamos con compartir, aunque solo sea por el gentilicio. Si la genialidad se reparte con cucharitas de café, con Paco alguien usó un cucharón sopero. No solo por su virtuosismo, absolutamente espectacular, inverosímil para este humilde tocador de guitarra a ratos que les escribe, sino también por su autenticidad, por su carácter de verdadero artista que vive su don como una bendición y una tortura a partes iguales. Paco de Lucía era incapaz de mentir, de adoptar poses. Para él la creación – no la copia o la repetición – era el resultado del sufrimiento. Por eso, en muchas ocasiones había confesado la tentación de dejar la guitarra en un rincón y no volver a mirarla más. Como cuando era niño y practicaba hasta las lágrimas bajo la exigente mirada de su padre. Tiempos duros donde se forjan los héroes de verdad, los que parten desde muy abajo y sueñan con la gloria para no vérselas con un puchero vacío. Qué grande eres Paco. Espero que tengas por allá arriba una guitarra a mano. Para que ya solo puedas disfrutar.

martes, 25 de febrero de 2014

EL CATACLISMO (21/02/2014)

La edición digital de la BBC dedicaba ayer un artículo a Ada Colau, cabeza visible del movimiento Stop-Desahucios, elogiando a la activista catalana por haber movilizado a sectores sociales masacrados por la crisis inmobiliaria, en favor de la reforma de la legislación hipotecaria española que el mismo medio británico califica de "draconiana". Sorprende lo poco que se habla y se escribe hoy en España sobre el asunto. En una sospechosa evolución de las prioridades informativas, se comenzó hablando de una ola de suicidios motivada por los desahucios, se siguió con la necesidad urgente de una reforma - a raíz de la bochornosa llamada de atención del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que tachó a la ley española de "ilegal y abusiva" - para acabar centrando el debate exclusivamente en la polémica de los escraches. Después, el silencio. Sin embargo, la realidad sigue ahí, y ninguna improvisación gubernamental en forma de real decreto ha conseguido acabar con ella. 350.000 desahucios desde 2008. El mayor cataclismo económico y social desde el final de la guerra civil. El fracaso de la clase dirigente en predecirlo y gestionarlo ha sido tan clamoroso, que ha inhabilitado moralmente a sus líderes para continuar al frente del país. Todos aquellos que tuvieron altas responsabilidades de gobierno u oposición durante el fatídico período – importa poco de qué partido político - deberían dejar paso a otros. Lo mismo sería aplicable a la banca, las escuelas de negocios o los think-thanks. En el artículo citado, el periodista de la BBC no dejaba de asombrarse de la inexistencia de una política de vivienda en España. O del exiguo porcentaje de vivienda social (2%) en comparación con Francia, Holanda o Gran Bretaña (entre el 20 y el 30%) Ya es triste que tenga que venir alguien de fuera a recordárnoslo.

viernes, 14 de febrero de 2014

MENOS POLÍTICA Y MÁS CINE (14/02/2014)

La gente del cine en España ha sido tradicionalmente bastante rojilla. Bueno, esto podría matizarse: el mismísimo Franco se lanzó a escribir – bajo seudónimo -  el guión de “Raza”, un pestiño del género bélico-propagandístico que alababa las virtudes de su bando nacional frente a las hordas rojas. Pero si hablamos de la reciente historia, desde la muerte del dictador, las nuevas generaciones que han nutrido la industria audiovisual han sido mayoritariamente gentes de izquierda. Durante bastantes años, esta realidad se aceptó por parte de los sectores más conservadores de la sociedad sin demasiados traumas. Y llegó la guerra de Irak y el movimiento del “no a la guerra”. La gala de entrega de los premios Goya de aquel año cavó una fosa entre peliculeros y simpatizantes del Partido Popular que se ha mantenido hasta hoy. Para estos, el cine español se ha convertido en algo sospechoso, no solo por la calidad de sus películas (a las que jamás van), sino por el presunto sectarismo antipepero de los que las hacen. El problema de los conflictos enquistados es que el paso del tiempo no les pone remedio; el quiste se agarra a la carne hasta confundirse con ella, y para deshacerse de él hace falta alguien con unas dotes de relaciones públicas irresistibles. Es decir, todo lo que no es el ministro Wert. Sinceramente, creo que el sector del cine en la actualidad está mucho menos politizado que antaño, y tiene un perfil bastante más plural. Pero claro, los conservadores en España no acaban de enterarse. ¡Hace años que no ven la gala de los Goya! Como dijo David Trueba, gran triunfador de los premios de este año, el cine español está hecho por gentes que votan a todos los partidos y que piden ayudas al estado como lo puede hacer el sector porcino o el de las oleaginosas. Tengamos pues la fiesta en paz. Hagamos menos política. Vayamos más al cine.

viernes, 7 de febrero de 2014

BEATLEMANÍA (07/02/2014)

Hace justo 50 años, cuatro veinteañeros de Liverpool, Inglaterra, aparecían por primera vez en el show televisivo estadounidense de Ed Sullivan, marcando un hito en la historia de la cultura pop y convirtiendo a The Beatles en un fenómeno planetario. La puesta en escena era de una simpleza que hoy causaría sonrojo, pero aquellos cuatro chavales que combinaban ternos impecables con un corte de pelo provocador – los padres de la época decían a sus hijos para desanimarles: “seguro que son pelucas” – lograron una audiencia récord de 73 millones de espectadores. Hacía solo tres meses que el presidente Kennedy había sido asesinado y los norteamericanos estaban ansiosos por pasar página y empezar a hablar de otra cosa; momento y lugar adecuados, atuendo perfecto y... canciones, por supuesto. Llevo toda la vida escuchando a los Beatles y todavía sigo preguntándome por las claves de su éxito; qué les hizo tan grandes y diferentes al resto. Creo que su primera aparición televisiva en Norteamérica proporciona una de las más importantes: el trabajo duro. Aunque su aspecto inmaculado pudiera insinuar otra cosa, John, Paul, George y Ringo no cayeron en ese escenario por casualidad. Desde 1957, habían tocado en directo centenares de veces, durante horas, en clubs de mala muerte y a cambio de nada. Eso explica que delante de una audiencia que haría temblar al más pintado, aquellos críos no fallaran una nota. Tenían una ambición y un descaro desmesurados. Eran niños de posguerra. Los grupos que hoy luchan por hacerse un hueco en el negocio musical, con unos recursos económicos y tecnológicos infinitamente superiores, siempre carecerán de ese espíritu. Tendrán otro. Pero difícilmente llegarán a igualarlos. Ladies and gentlemen... ¡The Beatles!

viernes, 31 de enero de 2014

HABAS BRITÁNICAS (31/01/2014)

En todas partes cuecen habas. A menudo lamentamos la incapacidad de la sociedad española para superar de una vez por todas la guerra civil, desgraciadísimo conflicto que asoló el país hace casi 80 años y cuyas cicatrices se estremecen periódicamente cuando alguien menta la memoria histórica o cae en la cuenta de que el individuo que da nombre a su calle fue un militar franquista y no el inventor de la penicilina o un virtuoso del violín. Sin embargo, en esa dificultad para digerir acontecimientos históricos trágicos no estamos solos. En la prensa británica ha surgido estos días un acalorado debate sobre la conveniencia de la participación del país en... la Primera Guerra Mundial (1914-1918) Para los españoles, esta mortífera guerra de trincheras, barro y máscaras de gas es algo bastante lejano; en un insólito arranque de sensatez nos declaramos neutrales y aprovechamos la coyuntura para despegar económicamente. Para los británicos, en cambio, el trauma fue brutal. La cifra de pérdidas humanas – 715.000 – prácticamente dobla la de la Segunda Guerra Mundial, bombardeos nazis incluidos. Cada familia británica tiene un abuelo que sufrió o murió a causa de la Gran Guerra. A la vista de los datos, no es extraño que la boutade del historiador Niall Ferguson afirmando que la entrada en guerra de Gran Bretaña en 1914 “fue el mayor error de la historia moderna”, haya levantado ampollas. Un miembro del gobierno conservador le ha contestado diciendo que “ciertos mitos izquierdistas sobre la Primera Guerra Mundial solo buscan disminuir a Gran Bretaña y absolver a Alemania de su culpa”. Como ven, la conmemoración del centenario viene calentita: fuego cruzado entre ideologías políticas, juicios históricos, controversia. Imagínense la que montarían si lo que se recordase fuese una guerra civil. A veces somos demasiado exigentes con nosotros mismos. Quizás los españoles no lo estemos llevando tan mal.

viernes, 24 de enero de 2014

AGUSTÍN SANZ (24/01/2014)

A la gran mayoría de lectores, el nombre no les dirá mucho. O quizá sí, porque siendo un apellido tan común, a lo mejor alguien tiene un amigo o un vecino que se llama así. El Agustín Sanz del que hoy escribo vivió en el siglo XVIII, en esa época de esplendor de las ideas llamada Ilustración, y fue el arquitecto aragonés más grande de su tiempo. Zaragozano, de origen humilde, pasó por todos los estadios de la profesión: primero aprendiz, luego oficial, hasta alcanzar el grado de maestro de obras con cerca de cuarenta años, una edad en la que la mayoría de sus contemporáneos comenzaba el declive, dejando atrás las realizaciones más importantes de la vida. Trabajador infatigable, las de Agustín Sanz llegaron tarde pero se prolongaron durante tres fecundas décadas sin interrupción. El mismo día de su muerte, a los 76 años, se desmontaban los andamios de la que fue su última obra: la cúpula sobre el coro en el templo del Pilar de Zaragoza. Sin embargo, la historia es caprichosa. Después de alcanzar la fama y el reconocimiento en vida, su nombre cayó en el olvido. La mayoría de sus obras importantes se levantaron en localidades pequeñas, y por ello han permanecido casi ignoradas por el gran público de la capital. Entre ellas, tres en la comarca del Bajo Martín: las iglesias de Urrea de Gaén, La Puebla de Híjar y Vinaceite. Hace dos años, una visita a la primera de ellas me llevó a embarcarme en la quijotesca idea de realizar un documental que divulgase ese valioso patrimonio e hiciera justicia a su creador. De la mano del historiador Javier Martínez Molina, que ha dedicado cinco años de su joven vida a estudiar la obra del artista, emprendí un camino que ahora llega a su fin. El documental se estrenará próximamente, con protagonismo especial en el Bajo Aragón Histórico. Va por ustedes.

domingo, 19 de enero de 2014

L´AFFAIRE (17/01/2014)

Las revelaciones sobre el presunto affaire sentimental del presidente de Francia con una actriz, han sido primera página en todo el mundo. Un culebrón a escala planetaria. Para que algo así ocurra, se tienen que dar dos requisitos. El primero, que el país del presidente en cuestión tenga músculo en la escena internacional. Si mañana saltase la noticia de que el presidente de Bulgaria tiene un lío con una bailarina de strip-tease, no creo que llegáramos a enterarnos. El segundo, que tenga el suficiente glamour. Cambien a François Hollande por el presidente de Japón, tercera potencia económica mundial, y en lugar de un jugoso chascarrillo tendríamos algo tirando a desagradable. Ciertamente, a la Francia de los maletines nucleares y Christian Dior le sobran poder y razones para argüir que el glamour es producto de su invención. A la actriz Julie Gayet, protagonista femenina del escándalo, belleza y sofisticación. ¿Que Hollande parece más un tendero de ultramarinos que un galán? Es posible, pero Francia no se acaba en los Campos Elíseos. El país galo ha presumido siempre de una especial permisividad con los deslices privados de sus dirigentes, y la prensa ha sido consecuente con ello. ¿Francia ha dejado de ser Francia? No del todo. La delicada situación del presidente peor valorado de los últimos tiempos ha despertado una corriente de simpatía y comprensión, según las encuestas. Tanto es así, que hay quien dice que fue el propio Hollande quien filtró la noticia para mejorar su imagen. Y romper la baraja, desde luego. Su actual pareja, Valérie Trierweiler, está ingresada en un hospital a causa de un supuesto shock. Años atrás, fue ella quien tomó el relevo de Ségolène Royal, ex-candidata presidencial, en las preferencias del irresistible François. Un feuilleton en toda regla. Une spécialité française. Insuperable.

viernes, 10 de enero de 2014

NOCHE MALA (10/01/2014)

Me pregunto si en el Palacio de la Zarzuela vieron el discurso del rey antes de sentarse a cenar, como hacen tantas familias españolas el día de Nochebuena. Si tuviera que apostar, diría que no. Frente a frente estaban los Reyes, las infantas Elena y Cristina, y... Urdangarín. Demasiada tensión. Es más probable que la velada transcurriera sin la menor alusión a temas de actualidad, y que todos los presentes hicieran el esfuerzo de actuar como si nada hubiera pasado. O, más bien, como si nada estuviera pasando. Por cierto, voy a romper una lanza por el yerno más desgraciado de España y convertir a esta santa cabecera en el primer medio escrito que publica algo favorable sobre él en los últimos tres años: hay que echarle valor. Con la que está cayendo, sentarse a la mesa junto a un suegro nervioso, recién operado y presumiblemente cabreado, que ve la misión de toda su vida ¡y el prestigio de una dinastía! puesto en peligro por la imprudencia y la codicia del yerno en cuestión, es un acto de valentía más que notable. Según el diario El País, en esa mesa navideña faltaron los Príncipes de Asturias, que no querrían juntarse con el ex-balonmanista ni para comer turrón. Según ABC, la familia estuvo al completo, y vieron juntos el discurso de Don Juan Carlos antes de ser felices y comer perdices. Vaya usted a saber. Además del drama familiar, están las consecuencias políticas, que nos afectan a todos. El suspenso que ha recibido la institución en las últimas encuestas, por primera vez desde la llegada de la democracia, deja bien clara la situación: la monarquía ha cometido graves errores en los últimos tiempos y el pueblo español no está para bromas. Es tiempo de repararlos y de sacar valiosas lecciones para el futuro. Otras Casas Reales europeas lo hicieron en el pasado. Y salieron reforzadas por ello.