viernes, 28 de diciembre de 2012

SECUOYAS (28/12/2012)

Es la especie de árbol más alta y longeva del mundo. Las secuoyas gigantes llegan a alcanzar los cien metros y algunos ejemplares pueden jactarse de ser contemporáneos del mismísimo Ramsés II. Les ahorraré la consulta wikipédica: nacieron hace 3.200 años. ¡Y todavía siguen creciendo! Una demostración de vitalidad tan apabullante deja claro que la naturaleza, a la que a menudo creemos sometida por nuestra inteligencia superior, todavía puede darnos bonitas lecciones de humildad y de otras muchas cosas. Al lado de la secuoya, el ser humano es un animalillo algo acelerado, inteligente sin duda, pero que quiere hacer demasiadas cosas en poco tiempo; al alcanzar la mitad de su vida, ya se está preguntando por qué no hizo y lo que le hubiera gustado hacer, y a tratar desesperada e inútilmente de que el paso del tiempo no deje huella en su corteza exterior. Al ser humano moderno no le gusta la vejez. Cuantos más saberes acumula sobre los mecanismos de la vida a través de la ciencia o la medicina, más resentimiento le inspira el espectáculo de su decadencia; el joven desprecia a los viejos, y cuando el paso de los años le convierte en uno de ellos, tiene tan interiorizada su condición de estorbo social que los reveses de la vida le hacen exclamar: “¿Adónde voy yo ahora con cincuenta años?” O con sesenta, o con setenta. La secuoya no tiene estos problemas. Cada año, su tronco suma un anillo más y su aspecto es más imponente. Es una ventaja, no hay duda. Si los seres humanos nos hiciéramos más altos y más fuertes con el paso del tiempo, nos costaría menos entender que hacerse viejo es también una forma de crecer por dentro, en sabiduría, y que nunca se detiene. Que a nuestra pequeña escala, de animalillos algo acelerados, también podemos ser unos viejos admirables. Como las benditas secuoyas.

viernes, 21 de diciembre de 2012

ARMAS DE FUEGO (21/12/2012)

Una semana después de la masacre de Newtown, el mundo sigue preguntándose cómo es posible que la sociedad estadounidense, tan práctica y civilizada en otros órdenes de la vida, permanezca ciega ante una realidad tan evidente: que su relación con las armas de fuego es enfermiza y altamente peligrosa. Para intentar justificarla se recurre al espíritu de frontera, que dicen forjó la nación norteamericana, pero el argumento no me convence: aquí no hubo indios cherokee pero sí bandoleros en Sierra Morena, y hace tiempo que dejamos de tener un trabuco colgado en la pared. Contra lo que pueda parecer, matar no es fácil. Requiere una voluntad fuerte que, vencidas la religión o la moral, supere los dos obstáculos que la naturaleza interpone en defensa de la vida: una repugnancia innata ante la contemplación de la muerte ajena, y el instinto de supervivencia que hace temer al agresor que el atacado, al defenderse, le inflija la propia. Matar tampoco es fácil en tiempo de guerra, aunque se cuente con la valiosa ayuda de las armas de fuego; para salir de la trinchera a exponerse a las balas y a la metralla, la voluntad del soldado debe recurrir al patriotismo o al temor al pelotón de fusilamiento. Aquí surge el meollo de la cuestión. Introducir armas de fuego – ¡diseñadas para la guerra! – en un medio social pacífico, tiene consecuencias devastadoras. Todos los mecanismos de seguridad previstos por la naturaleza saltan por los aires. Con un arma en la mano, cualquier voluntad débil, cualquier tarado, se siente poderoso e invencible. Un solo empujoncito del dedo índice, en un suspiro, y te cargas a veintisiete. Otro empujoncito, encañonando a la sien, y escapas a las consecuencias. Demasiado fácil. Demasiado evidente. Seguir permitiéndolo, amigos norteamericanos, demasiado estúpido.

viernes, 14 de diciembre de 2012

ORTOGRAFÍA (14/12/2012)

Las reglas de ortografía no pertenecen a ningún texto sagrado. Que una palabra se escriba con b o con v, depende de la decisión más o menos arbitraria de las autoridades de una comunidad parlante, tratando de conseguir la uniformidad estética y sonora en el uso de la lengua. Cuando Miguel de Cervantes escribía que su “Quixote” era hombre de “rozín” flaco y galgo corredor, no estaba cometiendo faltas de ortografía; sencillamente, la ortografía no existía como tal. Hubo que esperar al nacimiento de la Real Academia de la Lengua para que cada españolito dejara de escribir como le viniera en gana. A la vista de esta explicación, podría concluirse que la epidemia ortográfica que azota a nuestros jóvenes no es algo demasiado preocupante, sino una manifestación transgresora –como el botellón o el hip-hop – de su libérrima condición. Grave error. Las faltas de ortografía no son una enfermedad pero sí son un síntoma; un síntoma de que el que las comete no ha leído lo suficiente. Muchos padres no entienden que la lectura no es un capricho intelectual, ni un entretenimiento alternativo a estar todo el día jugando a la Play. Para un niño, aprender a leer bien -es decir, a la suficiente velocidad y comprendiendo lo que lee- es tan importante para su futura capacidad mental como la leche materna lo fue para formar su hígado, su corazón y sus extremidades. Por esta razón, y no para tocarnos la moral, algunas instituciones internacionales realizan periódicos exámenes de compresión lectora en los distintos países. Esta semana, el informe PIRLS, que no decía nada del catalán o la religión en las escuelas, situaba a los alumnos españoles entre los peores de Europa. La próxima reforma educativa también tratará de resolver el problema. No lo apuesten todo a que lo consiga. Por si acaso, hagan que sus niños lean.

viernes, 7 de diciembre de 2012

CASABLANCA (07/12/2012)

Se han cumplido setenta años de su estreno, y continúa siendo una de las películas más memorables de la historia. Filmada durante la II Guerra Mundial, “Casablanca” estaba a medio camino entre el drama romántico y la cinta propagandística – mezcla de géneros que suele conducir al desastre – y era una más entre los centenares de películas que salían cada año de la factoría de Hollywood. Aspiraba, en principio, a no perder dinero; luego, si sonaba la misteriosa flauta de la inspiración, a hacer negocio. Y sonó, vaya si sonó. Como es sabido, cumplió todos sus objetivos con creces, pero durante su realización fueron tantos los contratiempos, que muchos dudaron de que llegara a estrenarse. Hubo cambios de guionistas, de director, y se comenzó el rodaje con el guión inacabado; los actores se paseaban por el plató tratando de averiguar cómo acababa la película, pero nadie lo sabía. Humphrey Bogart andaba enfurruñado porque era cinco centímetros más bajo que Ingrid Bergman, y le obligaban a llevar alzas y almohadones. Los problemas presupuestarios hicieron que el avión de la mítica escena final fuera de cartón, y tan pequeño, que hubo que contratar a actores enanos para que no se notara. La lista sería inacabable. “Casablanca” fue un pequeño milagro y la historia de su realización es casi tan inspiradora como la de Rick, Elsa y compañía; historias de lucha contra la adversidad con final feliz, de esas que hacen falta a carretadas en los miserables tiempos que vivimos. Hoy los malos no son los nazis, ni los ejecutivos del estudio que quieren enredarlo todo, pero la actitud debería ser la misma: sacrificio, coraje y a no desfallecer aunque parezca que el mundo esté a punto de acabarse. Aunque haya que cambiar de director y guionista. Aunque nadie tenga muy claro cómo va a acabar esta película.

viernes, 30 de noviembre de 2012

ISABEL Y FERNANDO (30/11/2012)

En un país desmemoriado como el nuestro, y con pocas razones para sentirse orgulloso de su historia en el último siglo, mirar atrás ha estado muy mal visto. Si nos remontamos aún más en el tiempo, el asunto se pone peor: como el dictador Franco proclamó a su triste Movimiento nacional heredero de la España imperial, con la llegada de la democracia, cualquier reflexión en positivo sobre algunos de los períodos más apasionantes de nuestra historia se convirtió en herejía. Hasta hoy. Con la serie “Isabel”, la televisión pública española se ha atrevido a contar, con gran éxito de audiencia, la historia de los Reyes Católicos, con el yugo y las flechas y su tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando. Hace solo unos años hubiera sido impensable. Alguien dirá, y no sin razón, que a los creadores de “Isabel” se les ha ido un poco la mano en la idealización de su protagonista y que la verdadera reina de Castilla – de quien se dice que le gustaba menos el agua que a un gato viejo - no era tan guapa como la angelical Michelle Jenner. También, que la serie no se ha librado del repelente tufillo de lo políticamente correcto: en un absurdo afán por modernizar al personaje, la Isabel televisiva muestra en ocasiones un discurso insólitamente feminista y “de género”. Defectos perdonables. Acostumbrados en los últimos tiempos a los ninjas voladores trasplantados al siglo de oro y a las historias medievales imposibles, el rigor histórico de la serie es encomiable. Como aragonés, sin embargo, me queda un motivo de insatisfacción. La trama central de la serie es la unión amorosa y política de dos personas, de dos reinos. ¿No hubiera sido más lógico – y justo – titular la serie “Isabel y Fernando”? Qué pesadicos se ponen algunos madrileños cuando les da por el centralismo. Porque no se trata de Castilla. Se trata de España.

viernes, 23 de noviembre de 2012

DESAHUCIADOS (23/11/2012)

Ultimamente, cada vez que alguien me pregunta qué tal me va, le explico que me siento como en un mar embravecido, agarrado a un flotador y tratando de que la siguiente ola no me arrastre hacia el fondo. Como la persona que me escucha suele quedarse sin saber qué decir, me apresuro a tranquilizarle: “Pero sigo pataleando y moviendo los brazos, no te preocupes”. El gobierno, a quien hace tiempo que se le acabaron los flotadores, nos dice que la tormenta no durará siempre. La consigna es resistir. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, algunos han empezado a rebelarse. Para espanto de la sociedad española, unos cuantos desesperados han dejado de patalear y se han dejado ir hasta el fondo, poniendo al descubierto la verdadera dimensión de una tragedia cotidiana: la de los desahucios. La noticia del suicidio de varias personas que iban a ser expulsadas de sus casas, ha tenido un efecto casi instantáneo; como si despertáramos de un atontamiento colectivo, de pronto hemos caído en la cuenta de la extraordinaria injusticia del régimen hipotecario español, que favorece de forma escandalosa al banquero mientras se ensaña cruelmente con el hipotecado. Muchos habrán sentido vergüenza, si todavía les quedaba. Entre ellos, los políticos que en el pasado se negaron repetidamente a aprobar medidas que hicieran frente al problema. O la mayoría de los banqueros, por ejercer un oficio favorecido por reglas amañadas que les hacen ganar siempre. En medio de la feroz crisis que nos azota -ese oscuro mar de aguas revueltas- algunos viajan en yate, otros en frágiles barquichuelas, mientras un buen puñado de compatriotas sienten las aguas heladas en sus carnes, agarrados a lo que sea para no hundirse. Luchan. Lo aguantan casi todo. Pero algunos no pueden soportar la injusticia.

viernes, 16 de noviembre de 2012

¡VIVAN LOS PRÍNCIPES! (16/11/2012)

“La monarquía constitucional todavía tiene un papel primordial para la democracia española”. Ha tenido que ser un inglés republicano el que nos lo recuerde. Un inglés medio adoptado, eso sí, porque el hispanista Paul Preston conoce mejor nuestra historia que la gran mayoría de los que habitamos este país complejo, apasionante, y a veces desesperante, llamado España. La diferencia con otras declaraciones de apoyo a la monarquía, a menudo retóricas y vacías de contenido, es que su razonamiento es brillante y enriquecedor. Dice Preston que para un país tan dividido y crispado como el nuestro, una jefatura de Estado neutral como la monárquica, es una ventaja que deberíamos apreciar. ¿Qué personaje de prestigio, moderador, simbólico, unificador, podría ocupar la presidencia de una hipotética república?, se pregunta el hispanista. ¿Felipe González? ¿José María Aznar? Qué razón tiene el inglés y qué bien nos conoce. En el país más frentista del mundo, donde hasta los bedeles y taquígrafos del Congreso seguro que son propuestos por su adscripción conservadora o progresista, una república presidida por alguien así acabaría pronto como el rosario de la aurora. Paul Preston le echa valor en los tiempos que corren. La Casa Real, como tantas otras instituciones en este país, no pasa por su mejor momento. “Sé que diciendo esto voy a disgustar a mucha gente – se disculpa el hispanista pensando en sus amistades republicanas – pero la monarquía todavía es muy importante en España”. En lo que a mí respecta, le tranquilizaría completamente: no me disgustan sus palabras y creo que no estoy solo. Sin ir más lejos, la semana pasada, los alcañizanos y los caspolinos dispensaron a los Príncipes de Asturias un recibimiento caluroso. Me uno a él, aunque sea con retraso. ¡Viva España! ¡Vivan los Príncipes!

viernes, 9 de noviembre de 2012

MANTENGA LA CALMA (09/11/2012)

Hace algunos años, en una librería de segunda mano del norte de Inglaterra, alguien encontró un viejo póster cuidadosamente plegado entre las páginas de un libro. Sobre un fondo rojo y bajo el símbolo de la corona real, se leía en grandes caracteres: “Keep calm and carry on”, mantenga la calma y siga adelante. El cartel pertenecía a una serie de tres modelos, impresa por el ministerio de información británico en 1939 para infundir coraje a la población ante la inminente amenaza de la guerra. Los dos primeros, que animaban a defender la libertad con “valentía, alegría y determinación”, empapelaron las calles del Reino Unido; del tercero, el que predicaba mantener la calma en aquellas sombrías horas, no llegaron a imprimirse más que un puñado de ejemplares porque estaba pensado para una circunstancia que felizmente no se produjo: la invasión de las islas por los alemanes. Encantados con su hallazgo, los dueños de la librería colgaron el póster en una de las paredes de su local sin sospechar que el asunto iba a convertirse en un fenómeno mundial. Primero fueron sus clientes, que cada día se ofrecían a comprárselo. Luego el asunto saltó a la prensa y el cartel se convirtió en un icono que decoró camisetas, tazas de café y toda clase de merchandising. Inesperadamente, setenta años después de haber sido concebido, aquel “Keep calm and carry on” hacía sonar una tecla emocional que conectaba con el individuo del siglo XXI, angustiado por las zozobras de la crisis económica. En España no estamos en guerra y los alemanes no quieren invadirnos, al menos de momento, pero el lema parece de lo más oportuno e inspirador. Intento aplicármelo. Me gusta pensar que mientras caen las bombas de la incertidumbre, soy capaz de atusarme el bigote y beber una taza de té. Que puedo mantener la calma y seguir adelante.

viernes, 2 de noviembre de 2012

UN RESPETO A LOS MUERTOS (02/11/2012)

Santificarás las fiestas, dice uno de los mandamientos de la ley de Dios. Moisés, las tablas, el becerro de oro... ¿alguien se acuerda? De un tiempo a esta parte, los mandamases de las grandes superficies han decidido que la tradición cristiana vigente en estas tierras durante milenios debía ser cambiada en aras de la libertad de horarios, de los sacrosantos derechos del consumidor... y de la maximización de sus beneficios: los domingos y fiestas de guardar han dejado de ser días de descanso para los trabajadores del sector del comercio. El asunto empezó como algo excepcional, algún domingo suelto en que los grandes almacenes abrían por navidad, por el día de la madre o alguna otra excusa igual de inocente. El público reaccionó complacido. Lógicamente. Puestos a elegir, uno preferiría tener las tiendas abiertas día y noche para comprar cuando le viniera en gana... siempre que eso no afectara a su vida familiar y a la felicidad de los suyos, por supuesto. ¡Que contraten a más gente para cubrir esos días de fiesta!, dicen los partidarios de la libertad de horarios. El problema es que el pequeño comercio no puede hacerlo, y al grande no le da la gana de hacerlo. Como resultado, el dependiente no solo trabaja de lunes a sábado – un horario ya de por sí bastante esclavo – sino que debe hacerlo también muchos días de fiesta, cada vez más, llegando a contabilizar 13 jornadas seguidas sin descanso. Me pregunto quién defiende a estos trabajadores mientras Toxo y Méndez se dedican a la gran política. Me pregunto si los directivos de las grandes superficies bautizan a sus hijos o si se han pasado al confucionismo, por aquello de adoptar todas las costumbres chinas. Me pregunto quién pone las flores en las tumbas de los que tienen que trabajar también el día de todos los santos. Un respeto a los muertos, por Dios.

viernes, 26 de octubre de 2012

SE BUSCA ESTRELLA DEL ROCK (26/10/2012)

Me gustaría ser estrella del rock por un día. Debe ser una sensación increíble sentir a cincuenta mil personas a tus pies, recitando de memoria todas tus canciones y saludando cada gesto tuyo como si fuera una genialidad. No hay comparación posible. Un líder político puede gozar de un día de gloria, pero su alegría siempre estará ensombrecida por la certeza de que cuando sus promesas no se cumplan, los mismos que hoy le aclaman mañana le insultarán. Un líder religioso puede sentir el afecto de su rebaño, pero en un recodo de su mente siempre anidará la duda, y su felicidad nunca será completa. La estrella del rock no promete el paraíso, ni en la tierra ni en el cielo. Se limita a oficiar una ceremonia de comunión con su público, y después se marcha al hotel donde le espera una nutrida legión de groupies, y donde es más que probable que cause algún desperfecto que su manager pagará sin regateos. Me gustaría ser estrella del rock por un día, porque si fueran dos me volvería majareta. En los grandes conciertos ocurre un fenómeno que siempre me ha llamado la atención: cuando el grupo toca alguna de sus canciones más emblemáticas, el líder invita al público a unirse a él, y miles de gargantas cantan al unísono. ¡Y nunca desafinan! Si tomáramos sus voces por separado la mayoría no sabría entonar debidamente, pero la unión de todas logra una armonía sorprendente. Una prueba más del poder mágico de la solidaridad humana. En España no se sabe si falla la canción, el líder o es que el público prefiere quedarse en casa. Aquí se encuentra especial placer en ir por libre, en separar, en tribalizar, en fabricar países, naciones, fronteras, y en dejar alto y claro que - ¡líbreme Dios!- yo no soy como mi vecino sino mucho mejor. Necesitamos canciones nuevas, realistas, alejadas de mesianismos. Se busca estrella del rock.

viernes, 19 de octubre de 2012

HACIENDO ECONOMÍAS (19/10/2012)

La economía es la ciencia que estudia cómo satisfacer necesidades humanas siempre crecientes, mediante la administración de recursos siempre limitados. Economizar, en el sentido estricto del término, significa ahorrar. ¡Qué lástima que en España olvidáramos durante años este concepto tan básico! Dos décadas de construcciones faraónicas, aeropuertos sin aviones y conciertos de Julio Iglesias en las fiestas patronales de cada pedanía de España, han logrado que en las arcas públicas tejan sus telas las arañas, resuene el eco y se sienta un vacío sobrecogedor. El ministerio de Hacienda debería plantearse convocar un concurso de ideas para encontrar nuevas fórmulas de obtener ingresos. Allá va la mía: que en cada edificio público de España se levanten los cojines de los sillones y sofás para hacer acopio de los centimillos que se han ido cayendo con los años. Menos da una piedra, digo yo. Afortunadamente, el ministro Montoro cuenta con individuos de ideas mucho más brillantes. Un ejemplo: ¿cómo crear un impuesto totalmente nuevo, que garantice ingresos fijos al Estado con independencia de la coyuntura económica –824 millones de euros; más que el impuesto sobre el Patrimonio - y que no despierte ninguna contestación social porque las futuras víctimas de ese impuesto se alegrarán de serlo? Lo acaba de hacer el gobierno imponiendo un tributo del 20% a los premios de loterías superiores a 2.500 euros, hasta ahora exentos. Esta navidad, cuando a los agraciados se les pase la resaca del champán y se enteren de la mordida gubernamental, van a poner el grito en el cielo. Pero claro, en voz muy baja: a ver quién es el guapo que se va a asaltar el Congreso de los Diputados cuando te ha tocado el Gordo. Lo reconozco: una idea retorcida y genial. Digna de un premio Nobel.

viernes, 12 de octubre de 2012

TÓPICOS (12/10/2012)

Los españoles somos hospitalarios, extrovertidos y amantes de la fiesta. Los franceses, pedantes y antipáticos. Los italianos, gritones, simpáticos y mujeriegos. Los ingleses, estirados y, hasta que desembarcan en alguna localidad costera española, profundamente reprimidos. Los alemanes, aburridamente cuadriculados. Los marroquíes, sucios y poco de fiar... Para fabricar tópicos y prejuicios que resuman con confortable simpleza nuestra visión de los países vecinos, siempre se aplican las mismas reglas: a los que consideramos inferiores les dispensamos desprecio, a los iguales, simpatía, y a los que tenemos secretamente por superiores, actitudes que van desde el odio a la indiferencia. Para cualquiera que haya cogido más de dos aviones en su vida, es evidente que estos prejuicios encierran grandes dosis de falsedad y que se ven contradichos cada vez que uno pone un pie en otro país. El primer francés con el que tropiezas resulta ser encantador, el italiano un muermo, el alemán no deja de contar chistes y el marroquí tiene una educación exquisita. Gracias a las nuevas tecnologías, ni siquiera hace falta viajar para llegar a estas conclusiones. En la edición digital del Times me he topado esta mañana con una foto del primer ministro David Cameron plantándole un beso a su esposa, en la clausura de la convención del Partido Conservador. ¡Vaya beso! Ni Gary Cooper lo haría mejor. ¿Y este es el presidente de los reprimidos británicos? Intento imaginar a Mariano Rajoy en la misma suerte y se me queda la mente en blanco. Y no solo con él. ¿Se acuerdan del patético beso de Felipe y Leticia el día de su boda? El de los príncipes británicos fue infinitamente más pasional. Al parecer, los españoles somos mucho más vergonzosos y menos cachondos de lo que creíamos. Otro tópico que se nos cae.

viernes, 5 de octubre de 2012

UNA VIEJA FOTOGRAFÍA (05/10/2012)

Busquen una vieja fotografía en la que aparezcan miembros de su familia. Debe ser lo suficientemente antigua como para que todos hayan muerto, y los podamos mirar con el espíritu libre de penas. A continuación, investiguen los acontecimientos más importantes de sus vidas. Para ello deberán preguntar a los más viejos y, al principio, estos lanzarán un largo suspiro como si recordar el pasado les costara un esfuerzo sobrehumano. Insistan, porque en poco rato estarán hablando por los codos y haciéndoles revelaciones sorprendentes. A lo mejor descubren que su bisabuelo, como el mío, que en la foto parece recién salido de los astilleros del Titanic, fue en realidad un honesto fabricante de botas de vino. O que ese con cara de pícaro, el primo Clementín, era capaz de cruzar la ciudad de punta a punta, montado en su bicicleta y sin tocar el manillar. Hechas las averiguaciones oportunas, acomódense delante de la fotografía y mírenles a los ojos, uno a uno. Aunque no sonrían demasiado, eso no significa que estén tristes; no se atreven a mentirle a la cámara porque todavía les infunde respeto esa máquina mágica, capaz de robarle un instante al tiempo en sus mismas narices. Si tienen la paciencia suficiente, pronto empezarán a comprender lo que esas miradas están diciendo. Que la vida es un breve pasar, un suspiro. Que el tiempo se nos tragará a todos, y que de nuestras crisis, angustias y ambiciones no quedará absolutamente nada. Empezarán a sentir que nuestra vida es algo bastante intrascendente, y que quizá damos a ciertas cosas una importancia desproporcionada. Carpe diem, preocupaos lo justo, vivid cada segundo, amad al prójimo, no os agarréis a las cosas... Los muertos también tienen cosas que decir. Busquen una vieja fotografía.

viernes, 28 de septiembre de 2012

FILETES EMPANADOS (28/09/2012)

¿Otra vez filete empanado? A los signos de interrogación habría que añadir exclamaciones, porque la pregunta era en realidad un alarido de tipo existencial, un grito de Dolores que no esperaba respuesta y que rebotaría infinitamente en las alicatadas paredes de la cocina familiar hasta extinguirse. Porque uno era muy consciente de la realidad: la alternativa al filete empanado era el plato vacío, la nada, y si uno prolongaba demasiado la protesta, corría el riesgo de ver a uno de sus voraces hermanos capturar el filete y hacerlo desaparecer a velocidad de vértigo. De nuevo el plato vacío, la nada. ¡Yo quería un filete de verdad! ¿Tan difícil era de entender? Y llegó un día en que lo entendí todo: la gigantesca proeza de criar a siete hijos y darles una educación, de estirar el sueldo de forma casi mágica para poner cada día un plato en la mesa y muchas cosas más, de concebir la vida como una entrega total a los demás, de quedarte siempre con la peor parte, con el filete más chamuscado... Extraordinaria lección: el que sirve, se queda siempre con el filete empanado más chamuscado de la bandeja. Al abrir hoy el periódico, descubro que el ejemplo de mis padres, como el de tantísimos otros, no cunde para nada entre algunos de nuestros servidores públicos. Al parecer, el gobierno de Aragón ha retirado la subvención a los comedores escolares, pero ha mantenido la del comedor de las Cortes. Como resultado, un diputado autonómico come por menos de la mitad de lo que paga un niño de cuatro años. ¿Quién comerá entrecot y quién filete empanado? Hagan sus apuestas. El principio básico que debería inspirar la labor de un político es el de servicio a su comunidad, y sé que muchos lo entienden así. Por ello, señores diputados, hagan el favor de cuidar las formas. Acuérdense de sus padres. Escojan el filete chamuscado.

viernes, 21 de septiembre de 2012

QUIZÁS (21/09/2012)

Hace quinientos años, una noticia como ésta habría provocado una conmoción inimaginable. Se habrían convocado concilios, dictado bulas, y es más que probable que, para dar carpetazo al asunto, la Santa Inquisición habría acabado aplicando el tormento a un buen puñado de infelices. Cómo cambian los tiempos. Ante el descubrimiento de un pequeño trozo de papiro del siglo II que afirma que Jesús estaba casado, y que su esposa/discípula se llamaba María, el Vaticano ha reaccionado de la misma forma en que lo haría cualquiera de las estatuas de mármol que habitan su micro-estado: con un silencio sepulcral. No le faltan razones para ello. Esta vez no se trata de un best-seller o de una película con Tom Hanks, productos de consumo de masas fácilmente desacreditables. En esta ocasión, la información proviene de una reputadísima investigadora de la Universidad de Harvard, Karen L. King, y ha sido publicada por The New York Times. Me pongo en el lugar de los actuales padres de la Iglesia y no me cuesta esfuerzo comprender su reacción: después de 2.000 años de defensa del celibato y de la marginación absoluta de la mujer de cualquier instancia de poder dentro de la institución, iniciar un debate sobre la justificación de estas prácticas debe dar, como mínimo, una pereza brutal. A quien tenga tiempo y ganas, le recomiendo la lectura del informe sobre el manuscrito, que es fácil de encontrar en internet. A lo largo de sus cincuenta páginas, la profesora King analiza el hallazgo con extremada prudencia y precisión científica. Sin embargo, en el último párrafo, ya no es capaz de contenerse y se pregunta: ¿es posible que ese trozo de papiro acabara en el cubo de la basura porque contradecía las verdades que, en un momento dado, se decidió “establecer”? La respuesta es otra vez prudente, pero reveladora: quizás.

viernes, 14 de septiembre de 2012

CARTA A UN INDEPENDENTISTA CATALÁN (14/09/2012)

Estimado... francamente, no sé ni cómo empezar. Te llamaría compatriota, pero a lo mejor te cabreabas ya, de primeras, y dejabas de leer. No me andaré por las ramas: tus ideas políticas no me gustan nada, aunque las respete y te reconozca el derecho a expresarlas en pacífica libertad. Me considero una persona tolerante. Cuando alguien me habla de la Diada, no se me va la mano al sable, y tampoco soy dado a las amenazas apocalípticas con las que muchos intentan asustaros: ¡No entraréis en Europa! ¡El Barca jugará la liga con la Gimnástica de Tarragona! ¡El cava lo beberá vuestra santa madre! Trato de ser un poco más civilizado y realista. Con sinceridad, decir que el independentismo que profesas es una afirmación, en positivo, de tu identidad catalana, creo que no se sostiene. Cataluña, como parte de España, ya tiene lengua propia, gobierno, parlamento, bandera, himno, policía, televisión... Ya perdonarás pero, más que un “somos”, tu independentismo me parece una negación, un “no queremos”: no queréis ser españoles, ni compartir nada con nosotros. ¿Ese carácter negativo le quita legitimidad a vuestro sueño? En absoluto, pero tiene una consecuencia que a lo mejor has pasado por alto. Vuestra aspiración separatista, además de un corte de mangas al Estado, ese ente difuso, madrileño y cercenador de libertades, es también un rechazo a millones de personas concretas, con nombres y apellidos. Españoles que viven en Zamora, Albacete, Asturias o Las Palmas de Gran Canaria. Yo soy uno de ellos y te diré algo: duele. Duele que alguien que consideras de la familia te diga que no te quiere. Que su deseo más profundo es que llegue el día en que pueda llamarte “extranjero”. Qué quieres que te diga. Espero que fracases. Que haya muchos más catalanes que no piensen como tú. Estimado, a pesar de los pesares.

viernes, 7 de septiembre de 2012

CECILIA (07/09/2012)

Me temo que no tardará en aparecer algún imitador. Después de ver cómo la noticia de la restauración del Ecce Homo de Borja ha dado la vuelta al mundo, algún desustanciado la emprenderá a brochazos con el santo, virgen o cristo de turno, para conseguir unos días de notoriedad y, de paso, poner a su pueblo en el mapa. En vano; como se descuide, acabará en el pilón o en el cuartelillo de la Guardia Civil. Confieso que cuando vi por primera vez la obra de la octogenaria borjana Cecilia Giménez, reí a carcajadas durante un buen rato. Al día siguiente, volví a reír al ver los rostros de Paquirrín y el presidente Rajoy transfigurados en el del inclasificable Ecce Homo, por obra y gracia del españolísimo y sádico sarcasmo que practican mis compatriotas. Un mes más tarde, cuando Ryanair acaba de ofertar vuelos para visitar la ermita, los telediarios de Nueva Zelanda también han recogido la noticia y la cazatendencias de la edición japonesa de la revista Vogue se ha retratado en plan super-fashion tapándose el rostro con una reproducción de la pintura, yo ya no tengo ganas de reír. Porque tanta risa nos ha hecho pasar por alto algunas cosas importantes. A saber, que Cecilia no ha restaurado una obra de arte, ha pintado una nueva. Que la obra de Cecilia es, como mínimo, turbadora. ¿Han probado a aguantar la mirada a ese rostro huidizo durante un rato? Que si se tratara, simplemente, de una “restauración defectuosa”, el asunto jamás habría alcanzado estas proporciones. Y sobre todo, algo en lo que no habíamos caído, que la fuerza motriz de todo el fenómeno está en la mismísima Cecilia; en su intención y en su sinceridad. Me atrevo a decir que su Ecce Homo es la pintura religiosa española más sincera del último siglo. Por eso nadie será capaz de imitarla. Por eso nadie se atreverá a destruirla.

viernes, 31 de agosto de 2012

PROCRASTINACIÓN (31/08/2012)


No es una práctica sexual desviada, ni ningún procedimiento quirúrgico relacionado con los intestinos. La palabra procrastinación describe un trastorno de conducta tan extendido en la sociedad moderna, que amenaza con convertirse en una epidemia. Individuos menos felices, menos prósperos y menos sanos. Imposible, dirán algunos; si fuera un trastorno tan grave, seguro que me sonaría esa palabra tan rara... A diferencia del mundo anglosajón, donde el término “procrastination” es bastante común, en España hay un número tan grande de procrastinadores que prefieren no tomar conciencia de su mal, que nuestro idioma ha sido incapaz de generar una palabra de uso común que lo designe. Al grano, por favor. La procrastinación consiste en aplazar una y otra vez tareas relativamente importantes, porque nos desagrada el esfuerzo que demandan o porque buscamos un perfeccionismo que tememos no poder alcanzar. No se trata exactamente de un perezoso, un vago o un irresponsable; el procrastinador será capaz de poner en riesgo su salud o soportar un estrés brutal para ejecutar la tarea en el último momento, y luego poner en marcha los mecanismos de autoengaño que asentarán aún más su conducta: “bajo presión es cuando mejor trabajo”, “así me surgen las mejores ideas”. Falso. El resultado siempre será peor que si se hubiera realizado con más tiempo. Además, mientras mira hacia otro lado y elude sus responsabilidades, el procrastinador es infeliz, aunque le cueste admitirlo. ¿Se reconocen en alguno de estos rasgos? Si mayo es el mes de las flores, septiembre debería ser designado el mes de los procrastinadores. Políticos endeudados, banqueros manirrotos, sufridos españoles de a pie: el verano ha muerto, ¡enfrentémonos con valentía a nuestros marrones! Bienvenidos de vuelta. 

viernes, 24 de agosto de 2012

SEPARACIÓN (24/08/2012)


A José Ignacio Wert, ministro de educación, cultura y deporte, se le podrán reprochar cosas y maneras, pero no que se esconda cuando llueve con gota gruesa y haya que salir para mojarse. Quizá el hecho de ser el ministro más impopular de España le haya inmunizado definitivamente contra el “qué pensarán los votantes”, caso insólito en España, lo que le augura una carrera política corta pero fulgurante. El último jardín en el que se ha metido ha sido el de la separación por sexo en los colegios concertados. Una reciente sentencia del Tribunal Supremo ha dictaminado que los colegios no mixtos, exclusivamente de chicos o de chicas, no pueden recibir financiación pública según la ley vigente aprobada por el anterior gobierno socialista. “Speedy” Wert ha saltado rápidamente al ruedo para advertir que, aunque el gobierno la acate, la sentencia podría contradecir los tratados internacionales auspiciados por la UNESCO. Lo que viene a decir que el gobierno piensa cambiar la ley y que los colegios afectados pueden respirar tranquilos. En esta vieja polémica, los dos bandos manejan argumentos de todo tipo: ideológicos, religiosos, psicológicos, científicos... Con franqueza, no se dónde encajan los míos. Por decirlo claramente, al estilo Wert, la separación de chicos y chicas en los colegios me parece un error garrafal. Sus partidarios dicen perseguir unos mejores resultados académicos pero, conscientemente o no, ocultan otras motivaciones menos altruistas. La separación hace más fácil su trabajo porque les libra de tener que lidiar con uno de los aspectos más cruciales y delicados de la formación de una persona: su relación con el otro sexo. Ya se apañarán los padres. O los propios interesados, con el catálogo bien conocido de inseguridades y complejos. Casi siempre, educar, también significa mojarse.

sábado, 18 de agosto de 2012

RECICLAJE (17/08/2012)


Tras unos días de deshojar la margarita, al menos en apariencia, el gobierno ha decidido mantener la ayuda de 400 euros a los parados que no reciben otra prestación. Como esta vez no se trataba de recortes, para variar, a la medida le han salido padres por todas partes: el partido gobernante se apunta el tanto en su maltrecho marcador de lo “social”, mientras la oposición intenta disputárselo al afirmar que los populares han cedido a las presiones socialistas y que su verdadera intención era acabar con la ayuda... Politiquilla en estado puro. La cuestión de fondo, mucho más útil para la sociedad, consistiría en saber si los cursos del INEM sirven para algo. El gobierno lo pone en duda, a la vista del bajo porcentaje de beneficiarios de la ayuda que acaba encontrando trabajo, y probablemente tiene razón. Donde yerra clamorosamente, es a la hora de buscar a los responsables del fracaso: no son los parados, a quienes amenaza frívolamente con retirar la prestación – algún empresario rancio los quiere mandar a limpiar montes - sino los gestores de los cursos, los que los contratan, los que los evalúan... es decir, en gran medida, ellos. El gobierno debería entender que España entera necesita un reciclaje, con políticos y banqueros en cabeza de la lista. También un reciclaje de los presuntos recicladores: la educación, a todos los niveles, debería hacer mucho más por preparar a los españoles para enfrentarse a las dificultades del mundo real. No siempre es cuestión de dinero, ratios o pizarras digitales; autoridades educativas y profesores deberían preguntarse qué pueden cambiar para hacer mejor su trabajo. Mejorar la calidad de la educación debería ser una prioridad nacional, que comprometiese a todos los partidos. Y dejar la lucha política para cuestiones menos importantes.

viernes, 10 de agosto de 2012

MEDALLERO (10/08/2012)


Hace un par de meses, en plena euforia por la Eurocopa de fútbol, con Rafael Nadal batiendo el récord de victorias en Roland Garros y Fernando Alonso ganando carreras al volante de su Ferrari, a los españoles nos salió el torero que todos llevamos dentro. “Soy español, ¿a qué quieres que te gane?”, decíamos, con infinito desparpajo. Hoy, hundidos en las profundidades del medallero olímpico, lejos, lejísimos de esos países que llamamos de nuestro entorno y de otros que no lo son tanto, descomponemos con disimulo la pose flamenca y nos agarramos a lo que sea para tratar de contener la hemorragia. De pronto, la carabina de aire comprimido pasa a ser cuestión de estado, y las regatas de la clase Finn – hasta los españoles de tierra adentro parecen estos días fieros lobos de mar – son tema de conversación en ascensores, tascas de mala muerte y consejos de administración. Los anticatalanistas envainan su anticatalanismo, y fingen no escuchar que la mayoría de los mejores deportistas españoles son catalanes. Los inquisidores envainan su inquisitorialismo, y rehabilitan para la ocasión a Marta Domínguez con la esperanza de que la hoguera no la haya chamuscado demasiado y todavía pueda darnos alguna medallita... Ni por ésas. Italia, Francia, Gran Bretaña, ¡Kazajistán! nos triplican, cuadruplican, sextuplican en número de medallas. ¿Tiene alguna importancia esto de las Olimpiadas? En realidad, no demasiada. El medallero olímpico es como un espejo: se limita a reflejar la imagen que tiene delante pero no nos hace mejores ni peores. Refleja que no nos gusta estar solos, que no somos madrugadores ni estrictamente disciplinados, y que en el abrasado páramo español puede nacer la flor más hermosa y el deportista más genial. No sufran mucho. A lo mejor, todo esto, ya lo sabíamos.

viernes, 3 de agosto de 2012

VANIDAD (03/08/2012)


¿Para qué sirve tener un claustro románico en el jardín, si no lo puedes enseñar? Eso mismo debió pensar algún habitante del Mas del Vent, en Palamós, cuando el fotógrafo apuntó su cámara a la impresionante construcción medieval que se levanta junto a la piscina. Apuesto a que no fue el propietario de la finca, el suizo Kurt Englehorn. Su abuelo compró el claustro en 1958, lo trasladó piedra a piedra hasta su ubicación actual e inculcó a sus descendientes la consigna a seguir en todo lo que concerniera a tan excéntrico legado: la discreción. Durante décadas, todos los visitantes de la finca, incluidos los operarios y personal de servicio, acataron la prohibición de fotografiar las arcadas románicas. Hasta la fatídica visita del reportero francés. Una sola imagen a doble página en la revista de decoración Architectural Digest, ha bastado para arruinar más de cincuenta años de humildad centroeuropea. La revista cayó en manos de Gerardo Boto, profesor de la Universidad de Girona, que reveló al diario El País el insólito descubrimiento. El claustro, de origen desconocido, había sido comprado en 1931 por un anticuario español con la intención de venderlo a algún millonario norteamericano, pero el estallido de la guerra civil había frustrado la operación y retrasado su venta. Cincuenta años después, los peores temores del abuelo Englehorn se han cumplido. El escándalo ha sido notable y sus descendientes se han visto obligados a permitir el acceso de técnicos de la Generalitat para estudiar la obra. ¿Una indiscreción del fotógrafo de la revista? Es poco probable. Me inclino a pensar que a alguien en aquella casa  (¿a Carmen, la esposa española de Kurt?) se le ha desbordado el vaso de la vanidad. Comprendo su angustia. Debe ser terrible tener un claustro románico junto a la piscina, y no poderlo enseñar.

viernes, 27 de julio de 2012

ORGULLO PATRIO (27/07/2012)


Nunca había visto tantas banderas españolas colgadas en los balcones. No está claro si han quedado allí olvidadas después de la euforia futbolera de la Eurocopa, humilladas como los adornos de navidad en pleno verano, o si sus propietarios las han dejado con la esperanza de celebrar alguna medalla olímpica o para contribuir a rebajar la prima de riesgo demostrando a los mercados que España no se rinde. No parece probable que un analista de riesgos de deuda soberana se dé una vuelta por mi barrio, pero cosas más raras se han visto. En estos días, la contemplación de los símbolos patrios despierta en mí sentimientos contradictorios. En primer lugar, alegría, al comprobar que aún existen conciudadanos que celebran pertenecer a esa comunidad llamada España, por encima de diferencias políticas y regionales. Me siento español por muchas razones, racionales y emocionales. A lo mejor, también, porque no puedo ser otra cosa. En todo caso, no me apetece renunciar a ser parte de ese pequeño grupo de 46 millones de personas – el 0,67% de la población mundial – que hablan mi misma lengua y a quienes no tengo que explicar demasiado quién era Gregorio Peces-Barba (q.e.p.d.) o que “pecadorrr” es el grito de guerra de un humorista llamado Chiquito de la Calzada. Sin embargo, al ver las banderas rojigualdas en estos tiempos de crisis apocalíptica, cuando el mundo entero mira a España con desconfianza, tampoco puedo evitar un ataque de melancolía. Para solucionar nuestros problemas se habla de revolución, de más Cataluña, de más Europa. Casi nadie habla de cerrar filas, de no ceder al particularismo, de ser España. Solemos olvidar que para el resto del mundo no somos socialistas, populares, funcionarios o catalanes. Somos simplemente españoles. Que no tengamos que caer en el precipicio para recordarlo.

viernes, 20 de julio de 2012

EL CABALLERO DE LA TRISTE FIGURA (20/07/2012)


Se le tuvo que pasar por la cabeza, forzosamente. Sobre la tribuna del Congreso, a punto de recitar la lista maldita con las medidas de ajuste más duras de la historia de la democracia, Mariano Rajoy tuvo que revivir ese momento, como el flashback de una película que protagonizó solo unos meses atrás. Él era el flamante jefe de la oposición y el primer escaño azul lo ocupaba un presidente de rostro descolorido, superado por una situación económica que entonces se antojaba dramática... ¡Qué sabíamos entonces de dramatismo! Antes de anunciar los recortes que iban a cabrear a medio país y a atemorizar al otro medio, el ahora presidente Rajoy quizás musitó entre dientes: “Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras”. Y debió recordar las que pronunció en esa misma tribuna cuando el gobierno de Zapatero subió el IVA, empujado por las angustias financieras que no han dejado de crecer desde entonces: “Un disparate, un sablazo de mal gobernante, inútil, injusto...” Creo que, a estas alturas, casi nadie discute que el gobierno socialista gestionó la crisis con extraordinaria torpeza pero, siendo justos, habría que dejar también sentado que la oposición del Partido Popular fue devastadora, desleal y poco patriótica. ¿Sabrán los partidos políticos extraer alguna enseñanza de toda esta zozobra? El espectáculo de la diputada/hija de papá Andrea Fabra jaleando a su jefe cuando anunciaba el recorte a los parados – “¡Muy bien, muy bien!” – y rematándolo con un muy poco enigmático “¡Que se jodan!”, me ha sumido en la vergüenza y la indignación. Sospecho que al mismo Rajoy también. ¡Qué tragedia es que la sensatez nos venga cuando ya pasó el tiempo de poder emplearla! Rajoy sería hoy un magnífico jefe de la oposición, pero los dioses le han reservado un destino más cruel: ser el caballero de la triste figura.

viernes, 6 de julio de 2012

BOSÓN DE HIGGS (06/07/2012)


El miércoles a media mañana saltaba la noticia a las pantallas de los ordenadores. Grandes titulares en los periódicos más importantes del mundo lo anunciaban a bombo y platillo: descubierto el bosón de Higgs, la partícula de Dios, la clave de la compresión de nuestro universo... Casi me caigo de la silla. Por un momento creí que habíamos conquistado la inmortalidad, que me volvería a crecer el pelo, que el cáncer solo existiría en los horóscopos, qué se yo. Desgraciadamente, la ilusión duró poco. Leyendo la letra pequeña, uno llegaba a la desoladora conclusión de que el bosón de Higgs, además de ser el descubrimiento más revolucionario de la física moderna, clave de bóveda de la estructura de la materia y unas cuantas cosas más, no servía para nada concreto. Es decir, que hoy viernes seguimos con el culo al aire, como el martes, pero un poco más confusos. No se me entienda mal. No soy tan botarate como para renegar de la física, por muy abstrusa y cuántica que sea. Admiro a Higgs y a todos los científicos que exprimen sus cerebros a la caza de esos conceptos tan complejos, y les brindo todo mi apoyo. Que es algo más que moral, por cierto, porque el dinero de mis impuestos nutre en parte esas costosísimas infraestructuras llenas de tubos que aparecen en la televisión. Pero, por favor, bajemos todos un poquito el pistón del triunfalismo, para no generar falsas expectativas. En estos días se han escrito tantos artículos arrogantes e incomprensibles sobre el tema que, o nos dan un curso acelerado de física para entender algo, o le acabaremos dando la espalda, avergonzados de nuestra cortedad mental, refugiados en el fútbol o en el festival de Eurovisión, que es la única competición internacional que se nos resiste. Y es que desde Massiel han pasado ya un porrón de años. A por ellos.

viernes, 29 de junio de 2012

GUINDOS (29/06/2012)

Entra en el salón con aire jovial y relajado, y sus compañeros le reciben con palmadas en la espalda y algún pescozón cariñoso. Contemplando la escena, uno pensaría que Luis de Guindos ha ido a Bruselas a una reunión de compañeros de promoción en lugar de a resolver, junto al resto de ministros de economía, el mayor lío financiero que ha conocido la zona euro. ¡Un político español que habla inglés con soltura! En Europa deben estar flipando en colores. Ideologías aparte, al examinar el currículum de De Guindos se tiene la confortable sensación de que en este país, después del extraño e ilusionante período en el que prácticamente cualquiera podía llegar a ser ministro de algo (hasta un servidor miraba el móvil con nerviosismo cuando se rumoreaba una crisis), hemos regresado a prácticas gubernamentales más sensatas: se nombra ministro solo a quien tiene la capacidad y la formación para serlo. Luis de Guindos ha sido director general, secretario de estado, y posee una amplia experiencia en el sector privado, incluyendo su paso por el fatídico banco de inversiones Lehman Brothers. Sin embargo, para ser ministro de economía de España en los tiempos que corren, hace falta algo más que carácter o un currículum vistoso: hay que ser un buen actor. Por una curiosa relación simbiótica, el intérprete contagia al público su estado emocional; el mal actor trasmite inseguridad, y el bueno, confianza y optimismo. No sé si Luis de Guindos es un buen financiero – confío en que sí – pero, al menos, demuestra ser un actor notable, en el sentido más noble de la palabra. Verle aparecer en las reuniones de Bruselas con su calva bronceada y la sonrisa puesta, nos hace concebir la esperanza de que un abismo negrísimo no se nos tragará a todos. Quizá sea una ilusión. Pero de ilusión también se vive.

viernes, 22 de junio de 2012

SUU KYI (22/06/2012)

Es un país remoto, casi irrelevante, de geografía compleja y nombre incierto. Los militares que lo gobernaron dictatorialmente durante décadas, le cambiaron el de Birmania por Myanmar, con la esperanza de que, en la confusión, el mundo dejara de prestarles atención y pudieran seguir con sus tropelías sin ser molestados. No lo consiguieron; ella lo impidió. Cuando en 1988, Aung San Suu Kyi abandonó su confortable vida en Oxford, y regresó a su país natal para ponerse al frente del movimiento en favor de la democracia, nadie podía sospechar que esa mujer menuda se convertiría en un personaje de fama mundial. El precio de su compromiso político fue alto. Sufrió encarcelamiento y arresto domiciliario durante más de 15 años, varios intentos de asesinato y la dolorosa separación de su familia. Siempre tuvo el fin de sus penalidades al alcance de la mano: la junta militar birmana le ofrecía la salida inmediata del país, a cambio de no regresar jamás. Suu Kyi no cedió. Tampoco cuando le impidieron reunirse con su marido, enfermo terminal de cáncer, para estar a su lado en sus últimos días. Sin embargo, su capacidad de resistencia, con ser extraordinaria, no es el rasgo más importante que define a esta valiente mujer. Es la bondad. En todos estos años de padecimiento, jamás salió de su boca una palabra que incitara al odio, la venganza o el enfrentamiento. El pasado sábado, al recibir en persona el Premio Nobel de la Paz, 21 años después de que le fuera concedido, Suu Kyi afirmó: “De todas las lecciones que he aprendido en la adversidad, la más preciosa de todas, es la del valor de la bondad. Cada acto de bondad que recibí en estos años, por pequeño que fuera, me convenció de que nunca habría bastante en el mundo. Porque la bondad tiene el poder de cambiar las vidas de la gente”.

viernes, 15 de junio de 2012

ENVIDIA (15/06/2012)

La envidia es el pecado capital de los tontos. A diferencia del lujurioso, el acaparador o el comilón, que pueden disfrutar de los primeros bocados con la conciencia limpia, el envidioso sufre desde el mismo instante en que la envidia se presenta. Mientras el perezoso, el iracundo o el orgulloso no se molestan en ocultar su vicio, el envidioso debe disfrazarlo de otra cosa, tan vergonzoso e inútil es el mal que le aqueja. Eso mismo les ocurre a algunos franceses: sienten envidia de los éxitos de los deportistas españoles y, para disimularlo, se dedican a difamarlos. Como esto último tampoco se atreven a hacerlo directamente – al parecer, en Francia también hay leyes que protegen el honor de las personas – se valen de unos guiñoles y de la coartada del humor para hacer acusaciones tan poco divertidas como que Rafael Nadal, el deportista español más laureado de la historia y una de las personalidades más queridas y respetadas del país, se inyecta sustancias dopantes con una gran jeringuilla que le acompaña allá donde va. Cuando alguien protesta, legítimamente, por esas acusaciones intolerables que manchan la honorabilidad de un compatriota, el cobarde de turno responde: ¡Qué poco sentido del humor tienen los españoles! El pasado lunes, Rafael Nadal ganó su séptimo torneo de Roland Garros. Es la decimoquinta Copa de los Mosqueteros que un español levanta desde 1961, cuando Manolo Santana inició la cuenta para sacarnos un poco más del aislamiento y la pobreza. Los tenistas galos, en ese mismo período, han ganado su querido torneo parisino... una sola vez. Presiento que hay muchos franceses que aceptan esta circunstancia con deportividad, pero es evidente que otros no. Algunos franceses son envidiosos. Algunos franceses son tontos.

viernes, 8 de junio de 2012

URRACAS (08/06/2012)

Chas-chas-chas-chas. Es ridículamente temprano, el sol ya brilla y las urracas de mi barrio gritan a pleno pulmón celebrando algún feliz acontecimiento de su mundo pajarero que no logro adivinar. Ponga una urraca en su vida, y olvídese del despertador. Esta primavera, las urracas se han apoderado del espacio aéreo de mi barrio desplazando a las chillonas cotorras argentinas y a las palomas de toda la vida, en una guerra por el control de los cielos que ríete tú de la batalla de Inglaterra con la RAF y la Luftwaffe. Me pregunto qué puede significar la llegada de este pájaro elegante y trajeado. ¿Es alguna señal bíblica sobre el advenimiento de un diluvio universal, otra Sodoma y Gomorra, el colapso definitivo del sistema financiero que hace unos meses era la envidia del mundo civilizado? El día que vea a un buitre acomodado en la rama del platanero de mi calle, habrá llegado el momento de empezar a preocuparse pero, de momento, no nos pongamos en lo peor. Dice wikipedia que la urraca es uno de los animales más inteligentes que existen, capaz de reconocerse en un espejo como solo hacen primates o delfines; que es oportunista, ahorrador y con una enorme afición por las cosas brillantes; que se comunica muy bien con sus congéneres para defenderse mutuamente de los depredadores. Blanco y en botella. La llegada de la urraca es la señal de que los españoles tenemos que ponernos las pilas, estar más alerta, ser imaginativos, cooperativos, competitivos, y no esperar a que la vaca del Estado – que tendrá las ubres secas por una buena temporada – nos siga alimentando como hasta ahora. El tiempo de las cotorras ha pasado. Bienvenidos a la era de la urraca. Chas-chas-chas-chas. Ahí están otra vez. Ahora mismo me levanto de la cama.

viernes, 1 de junio de 2012

ALMODÓVAR (01/06/2012)


Ha obligado al mundo a aprender su nombre, sin aditivos. El suyo es la demostración palmaria de que no hace falta llamarse Jonathan para triunfar en el mundo anglosajón, y de que con el apellido de un labriego musulmán de Al-Andalus te pueden llegar a dar un Oscar de Hollywood. Y aplicándose un poco, hasta dos. Pedro Almodóvar es el director español más influyente y respetado en el mundo y, con permiso de Santiago Segura y Alejandro Amenábar, uno de los más rentables. Su productora El Deseo es una de las pocas empresas cinematográficas en España que puede permitirse el lujo de emprender proyectos sin depender de las subvenciones del Ministerio de Cultura o de las televisiones públicas. La semana pasada, en el mercado de Cannes que se celebra de forma paralela al festival, lograba un acuerdo de distribución para su próxima película, Los Amantes Pasajeros, que ni siquiera ha comenzado a rodarse. El director manchego vuelve a demostrar que no solo es un artista genial, creador de un estilo propio, sino que, empresarialmente, marca el camino a seguir para la desfalleciente industria del cine español: las películas, salvo contadas excepciones, tienen que ser económicamente viables. Y ahora viene la ironía, la españolada irreductible. Resulta que Almodóvar, conspicuo hombre de izquierdas y azote del conservadurismo pepero, que llegó a recibir una querella del mismísimo Mariano Rajoy tras las turbulentas jornadas del 11-M, se ha convertido, por mor de las angustias financieras que atraviesa el país, en el cineasta modelo para el gobierno del Partido Popular. ¡Cómo disfruto con estas cosas! Afortunadamente, Almodóvar y Rajoy no pueden dejar de ser españoles hasta las trancas. En el amor y en el odio, están condenados a entenderse.

viernes, 25 de mayo de 2012

GIBRALTAR (25/05/2012)


Durante mis largos años de aprendiz de diplomático, recité muchas veces la lista de las líneas maestras de la política exterior española: Europa, Iberoamérica, China, mundo árabe, americanos del norte y aliados de la OTAN... y Gibraltar. Resumiendo, buen rollito y relaciones amistosas y de cooperación con todo quisqui, menos con los del Peñón. En la recuperación de Gibraltar, esa minúscula extensión de 6 kilómetros cuadrados que los británicos consiguieron arteramente en el Tratado de Utrecht de 1713, empeñamos los españoles todo el ardor guerrero y los afanes de reconquista que nos quedan. Que, por suerte, no son muchos. En realidad, en lugar de recuperación, la diplomacia hispana habla de retrocesión, que es una forma fina de dar a entender que tampoco estamos dispuestos a emprenderla a cañonazos por el asunto, y que más bien aspiramos a que nos lo devuelvan, así, por las buenas. Los británicos contestan educadamente: “oranges from China”, y así llevamos casi 300 años. El conflicto gibraltareño es una de esas cosas que uno no entiende cuando es joven, y confía en llegar a entender cuando se haga mayor; sin embargo, pasan los años, y un asunto menor al que se le da una importancia desproporcionada sigue siendo... pues eso, algo que no merecería figurar en la lista de prioridades de la política exterior, ni enturbiar nuestras relaciones con el Reino Unido de la Gran Bretaña. En estos días, un conflicto pesquero con las autoridades del Peñón ha vuelto a tensar las relaciones entre los dos países, hasta llegar a provocar la cancelación de un viaje de la Reina Sofía a Londres. Medida impolítica, desproporcionada y poco práctica, en mi opinión. Después de todo, en diplomacia española, nunca pasé de aprendiz.

viernes, 18 de mayo de 2012

LA BURBUJA (18/05/2012)


 Era redonda, irisada y transparente, y en su interior se amontonaban promociones inmobiliarias: pisos, chalets, pareados, estudios, casas, apartamentos en la playa, en la montaña o a media ladera. Si nos hubieran dejado, los españoles habríamos construido hasta en la luna. Ya estoy viendo los folletos: “Adosados en el Mar de la Tranquilidad, primera línea de playa”. Alguien conocería a un primo del concejal que se lo comentaría al alcalde y la recalificación sería cosa hecha... Aquello era una burbuja inmobiliaria más peligrosa que una bomba de tres kilotones, pero todos nos las arreglamos para mirar hacia otro lado y mantener las apariencias. El final de la historia es bien conocido: las casas se dejaron de vender, la economía dejó de crecer, muchos créditos hipotecarios se dejaron de pagar, y el mundo entero dejó de creer en ese país simpático y festero llamado España. Las consecuencias son dramáticas. Cientos de miles de personas tienen que arrostrar decisiones económicas erróneas – créditos asfixiantes que ya no pueden pagar – al coste de perder el techo bajo el que vivir. ¿Qué hacían los políticos mientras esta tragedia se mascaba? Cuando el precio de la vivienda comenzó a dispararse, el presidente Aznar declaró que era porque alguien podía pagarlo. España iba bien. En 2004, el ministro Solbes rechazaba las advertencias del FMI: “No existe ningún riesgo de burbuja”. Con la catástrofe encima, uno podría esperar de ellos algo de humildad y autocrítica. De algunos políticos, mejor hacerlo sentado: hace dos días, Esteban González Pons, Vicepresidente de Estudios y Programas del partido gobernante, declaraba que “la burbuja inmobiliaria fue algo bueno, de lo que no hay que arrepentirse”. Yavhé, ¿qué hemos hecho para merecer esta plaga? Preferimos una de ranas. O de langostas.

viernes, 11 de mayo de 2012

INVERTEBRADOS (11/05/2012)


 Dice Ortega y Gasset en su famoso ensayo “La España invertebrada”, que la calidad de una nación depende de la cantidad de hombres superiores, modelos de conducta moral e inteligencia, que es capaz de producir, y de la docilidad con que el pueblo llano acepta su ejemplo y progresa gracias a él. España, decía el filósofo para explicar nuestra debilidad histórica frente a otras naciones europeas, se ha caracterizado por contar con una reducidísima clase de individuos sobresalientes, y por el desprecio que el pueblo siempre les ha dedicado. Por expresarlo en un lenguaje colegial que todo el mundo entenderá: en las aulas hispánicas ha habido siempre mucha morralla y poco empollón – el empleo de este último término ya lo dice todo – ; el inteligente ha tenido que ser, además, discreto, para no dejar en evidencia a sus compañeros, y conformarse con ser un bicho raro para no recibir una diaria ración de collejas. Comprendo que para la pacata mentalidad actual, todo eso de los individuos superiores y de la ejemplaridad haga levantar ronchas, pero estarán conmigo en que, en estos tiempos de zozobra, necesitamos más que nunca hombres y mujeres por encima de la media, no solo en calificaciones académicas, sino en valores morales como el esfuerzo, la valentía o la honradez. Estoy seguro de que los hay, y en cantidad. El problema es que no siempre son lo bastante visibles – el pueblo prefiere saber qué hace en su tiempo libre Belén Esteban, al pensamiento de Valentín Fuster-; o que sectores de vital importancia como la política o la banca, casi nunca escogen a los mejores. Así nos luce el pelo últimamente. 90 años después, me pregunto qué diría Ortega de la España actual. Quizá se asombraría de lo poco que hemos cambiado en ciertas cosas. De lo invertebrados que seguimos siendo.

viernes, 4 de mayo de 2012

UN MONSTRUO EN EL PARAÍSO (04/05/2012)


 Si el cuadro El Grito hubiera sido pintado por un artista noruego actual – los mismos colores, las mismas líneas ondulantes, la misma cabeza con forma de bombilla de rasgos alienígenas – es más que probable que nadie habría pagado un euro por él. O a lo mejor sí. Quizás en un mercado callejero de Oslo, una mañana soleada de domingo, un civilizado y rubicundo noruego regatearía magnánimamente con su autor por unos pocos cientos de coronas. Espero que el anónimo comprador que ayer pagó 91,2 millones de euros por el cuadro no lea estas líneas. Estará en plena resaca tras el dispendio - ¿Dios mío, pero qué he hecho? – o en medio de una agria disputa conyugal - ¿Has perdido el juicio? ¿Cómo vamos a pagarlo? – y no quisiera agobiarle más de la cuenta. Creo que puede estar tranquilo; el mercado del arte nunca entrará en razón y seguirá pagando obscenas cantidades de dinero cuando sus hijos, después de la consabida disputa hereditaria, vuelvan a sacar la obra a subasta dentro de pocos años. De alguna forma, aunque nadie lo diga, todo el mundo admite que El Grito no vale 91,2 millones por sí mismo, sino porque lo pintó un individuo algo desequilibrado llamado Edvard Munch en 1893. El auténtico mérito de El Grito proviene del hecho de que su autor, en esa Europa rebosante de confianza en la que vivió, no tenía ningún motivo aparente para pintarlo. Munch fue un visionario, mientras que ese pintor moderno que trata de vender hoy sus cuadros en la soleada mañana de Oslo, es un vulgar retratista: le sobran los motivos para gritar con sus pinceles. Noruega sigue conmocionada por la matanza del pasado mes de julio, cuando un monstruo llamado Anders Breivik acabó con la vida de 77 personas. Munch sintió el grito silencioso, la angustia, la falta de respuestas, con un siglo de anticipación. Por eso pintó una obra maestra.

viernes, 27 de abril de 2012

NACIDOS PARA CORRER (27/04/2012)


 En el año 490 a.c., el soldado Filípides corrió cuarenta kilómetros para anunciar la victoria de los griegos en la batalla de Maratón, y cayó muerto por agotamiento. Si el ser humano fuera un animal verdaderamente racional, esta mítica historia bastaría para que a nadie se le ocurriese repetirla. Pero no es el caso. Sin excusa ninguna, por el simple placer de correr, el calendario de cada primavera se llena de carreras populares a las que acuden legiones de deportistas para poner a prueba su resistencia. Algunas no llegan a emular la hazaña de Filípides, como la 10k que organizaron con éxito los alcañizanos del club Tragamillas, pero otras la dejan atrás de largo: la Desert Marathon, de 110 kilómetros, se correrá el próximo mes de julio en la soleada tierra de los Monegros. ¿Locura colectiva? ¿Masoquismo? Algo más tiene que haber. Según Christopher McDougall, autor del best-seller “Nacidos para correr”, la capacidad de correr largas distancias detrás de las presas para matarlas por agotamiento, fue la especialización evolutiva más decisiva del homo sapiens. Ninguna otra especie desarrolló un sistema de refrigeración tan perfeccionado; ningún pariente primate comparte con los humanos el talón de Aquiles, los glúteos y el ligamento de la nuca, mecanismos esenciales para correr. Somos la especie que corre, y desde que sustituimos las carreras por el breve trayecto que va desde nuestro sofá a la nevera, algunas cosas ya no marchan bien: las enfermedades cardiovasculares, hasta doce tipos de cáncer y la depresión – enfermedades desconocidas por nuestros antepasados - hacen estragos en las sociedades modernas. Vuelvan a correr. Respeten sus límites, pero corran. Porque hay una parte importante de la historia griega que nadie nos ha contado: mientras corría, Filípides fue feliz.

viernes, 20 de abril de 2012

VIÑETAS (20/04/2012)

Ha sido la semana soñada de un dibujante de viñetas. Seguro que Antonio Mingote ha presentado una reclamación formal allá arriba, y con razón: jubilarlo de la vida en vísperas de unos acontecimientos tan notables, llenos de animales exóticos, viudas argentinas y monarcas en apuros, se antoja de una crueldad innecesaria. ¡Con lo bien que le salían los elefantes al maestro! Como un servidor ha sido siempre un dibujante bastante mediocre, voy a hacer mi contribución al género, desvirtuándolo: describiré con palabras la viñeta que mis torpes manos no son capaces de pintar. Un perro flaco, muy flaco. En el lomo, deformado por los pliegues de la piel sobre el costillar, un rótulo reza “España”. Debajo de los ojos del chucho, que miran melancólicamente hacia el espectador, nace una trompa de elefante que cae lánguida hasta el suelo. En el extremo de la trompa, dos aparatosos labios femeninos de un rabioso rojo carmín. “A perro flaco, todo son trompas”, titula la viñeta. No se me ocurre otra forma mejor de retratar los tiempos que vivimos. Estos días, en España, se habla y se escribe demasiado, sin mesura y con poca reflexión. Quizás estamos necesitando que, por un día, callen las tertulias, envainen los columnistas y los periódicos se llenen de viñetas para que, en medio de un silencio reparador, cada cual piense en las consecuencias de lo que dice, más allá del pasado mañana. De esta manera, a lo mejor empezaban a tomarnos otra vez en serio en el exterior. Cristina Kirchner, Hillary Clinton, Nicolas Sarkozy, Mario Monti y los entrañables periodistas del Financial Times se lo pensarían dos veces antes de hurgar en la herida, si por fin supieran que los españoles también podemos cerrar filas en los malos momentos. Dibujando viñetas. Sin perder la gracia y el sentido del humor.

viernes, 13 de abril de 2012

TITANIC (13/04/2012)

A lo largo de la historia, miles de barcos han sido zarandeados por las olas, cañoneados, torpedeados o incendiados para acabar hundiéndose en el fondo marino, pero ninguno ha alcanzado más celebridad que el Titanic. Esta semana, cuando se cumple un siglo de su trágico naufragio, la efeméride ha vuelto a provocar una oleada de publicaciones, exposiciones y películas. Superado el respetuoso duelo por los muertos – que damos por finalizado instintivamente cuando no queda nadie vivo que llore sinceramente a alguna de las 1.500 víctimas de la catástrofe –, expediciones submarinas poco respetuosas saquean los restos del trasatlántico, sabedores de que serán un negocio seguro. Es probable que si el pecio no estuviera a 4.000 metros de profundidad, ya no quedaría ni un tornillo. Para explicar esta atracción algo morbosa, algunos han comparado el hundimiento del Titanic con la caída de las Torres Gemelas, como el símbolo de una época. Creo que es algo más sencillo. El Titanic nos apasiona porque en él viajábamos la humanidad entera; la vanidad, el ingenio, la codicia, el amor, el heroísmo, la cobardía y la imbecilidad, todos reunidos en el mismo barco surcando un océano infinito, escenario perfecto donde representar nuestra trágica insignificancia... A las 23.00 horas del 14 de abril de 1912, el operador de radio del Titanic recibió una llamada desde otro barco, el Californian, que le alertaba de la presencia de icebergs en la zona. Agobiado por la multitud de telegramas que los orgullosos pasajeros del trasatlántico querían transmitir, contestó desabridamente a su colega: “¡Cállate! ¡Estoy ocupado!”. Ofendido, el operador del Californian apagó la radio y se echó a dormir. Cuarenta minutos después, el Titanic chocaba contra un iceberg y lanzaba una desesperada llamada de socorro. El Californian no acudió al rescate.

jueves, 12 de abril de 2012

PREOCUPACIONES (06/04/2012)

La tierra tiene un norte geográfico y un norte magnético. El norte geográfico es el lugar al que acuden las expediciones polares con una banderita (los aventureros españoles tienen que llevar un montón de banderitas) para clavarla en el hielo y hacerse fotografías. El norte magnético es el punto al que señalan las brújulas por efecto del campo magnético que rodea la tierra, y suele estar cerca del norte geográfico. El norte magnético se desplaza constantemente; a mediados del siglo XX lo hacía diez kilómetros por año pero en la actualidad va camino de Siberia a cincuenta kilómetros/año, y nadie sabe si se detendrá ahí o seguirá bajando hasta llegar a una playa de Tahití, por ejemplo. ¿Las brújulas apuntando a Tahití? Sí, cada 300.000 años de media, el campo magnético de la tierra se invierte, y durante ese proceso, la protección que nos brinda contra la radiación cósmica disminuye drásticamente. La última vez que esa inversión tuvo lugar fue hace 780.000 años. ¿Se está invirtiendo – y debilitando – el campo magnético de la tierra ahora mismo? Nadie lo sabe. ¿Acabaremos fritos por la radiación cósmica? Al parecer, las tortugas ya presenciaron el último gran cambio, por lo que cabe deducir que metidos en un caparazón y embadurnados de crema solar factor 50 podríamos sobrevivir. ¿Qué les pasaría a los satélites, a las redes eléctricas y a los equipos electrónicos? Ni Obama, ni los rusos, ni los chinos lo saben. A lo mejor regresábamos de golpe a la Edad Media... Bueno, y luego está la situación de la economía española, que se contraerá un 2% este año y seguirá estancada en el 2013, obligando a cerrar muchos negocios entre ellos el mío... Como ven, preocupaciones no faltan; sírvanse ustedes mismos. O mejor, elijan no preocuparse. Es posible que no sirva para nada.