lunes, 28 de diciembre de 2009

SCHWARZENEGGER (24/12/2009)

Arnold Schwarzenegger, famosa estrella de cine norteamericana, es gobernador de California desde 2003. Desde la distancia y la ignorancia, sólo aliviadas por la providencial Wikipedia, uno podría pensar que dedicarse a la política en aquel estado es sólo un pasatiempo, entre película y película, para el fornido actor. Me temo que no. California tiene 40 millones de habitantes, y allí se localizan algunas de las regiones económicas más importantes de los Estados Unidos. Gobernarla debe ser un lío formidable, no exento de tensiones y broncas políticas. Una de ellas le llevó recientemente a la primera plana de la prensa nacional. En uso de sus competencias, el gobernador había ejercido el veto sobre una ley aprobada por la asamblea estatal. Previamente, uno de los promotores de la ley se había enfrentado agriamente con él, llamándole mentiroso. Schwarzenneger acompañó el documento de veto con una breve nota dirigida a la asamblea y al furibundo promotor, explicando sus razones en tono conciliador. El escándalo vino cuando alguien advirtió que, uniendo las primeras letras de cada línea de la nota, podía leerse: “Que te jodan”. Interpelado el portavoz del gobernador en una multitudinaria rueda de prensa, el hombre hizo el papel de su vida. Con gesto de sorpresa, exclamó: “¡Dios mío! ¡Qué coincidencia!” Ignoro si la concurrencia estalló en una ovación, o si pidió a gritos una nominación para los Globos de Oro. No era para menos. Polémicas aparte, el caso del señor Schwarzenegger es asombroso: está loco, o tiene una vocación política del tamaño de Australia. Ojala muchos de por aquí la compartieran. No sabría juzgar su gestión, pero hay que reconocer que insulta con estilo. Cuando me mude a Hollywood, casi seguro que le voto.

domingo, 20 de diciembre de 2009

MARRUECOS (18/12/2009)

La historia es caprichosa. Marruecos, que convirtió a un muchacho enclenque, a un alfeñique sin brillo, en el general más joven de Europa, le ajustó las cuentas al dictador en los últimos días de su vida. Franco decía que sin Africa, sin las guerras contra los rebeldes rifeños del norte de Marruecos, apenas podía explicarse a sí mismo. Era cierto. Ascendió imparablemente con el sencillo método de practicar una valentía casi suicida. En Marruecos aprendió la eficacia del terror como estrategia de sometimiento: sus legionarios ensartaban las cabezas cortadas de los rifeños en la punta de sus bayonetas. La legión y las temibles tropas moras de regulares fueron decisivas para ganar la guerra civil y le encumbraron a la jefatura del bando rebelde. La historia es irónica. Al parecer, el viejo dictador, en sus últimos tiempos, se echaba a llorar por cualquier cosa. Hassan II, rey de Marruecos, maniobró con habilidad. Con España sumida en una crisis económica y política de dimensiones históricas, ejerció toda la presión para sacar una generosa tajada del Sáhara Occidental, con sus suculentos yacimientos de fosfatos, gas y petróleo. En Madrid se firmó la administración temporal tripartita, pero España se desentendió pronto del problema, abandonando el territorio a la rapacidad de sus vecinos, que lo ocuparon con rapidez. El Frente Polisario declaró la independencia de la República Arabe Saharaui Democrática y comenzó un conflicto armado que se ha prolongado hasta hoy. Mauritania firmó la paz en 1979, pero Marruecos no tiene visos de hacerlo. Soportó nuestra presencia colonial durante décadas, y ahora administra a los saharahuis la misma medicina: la injusticia. Sin embargo, Mohamed VI debería tomar nota del pasado. La historia, caprichosa e irónica, suele repetirse.

viernes, 11 de diciembre de 2009

BORAU (11/12/2009)

Homenaje al cineasta Jose Luis Borau en Zaragoza. Una ocasión irrepetible para confirmar una vieja historia familiar, mil veces escuchada. Una historia cierta, de puro extraña, porque el mejor novelista no hubiera sido capaz de inventarla. A saber: mis padres, en Madrid, allá por el sesenta y tantos, acompañaron a Borau a regar las plantas a casa de Jaime de Armiñán. Luego le invitaron a comer a casa... ¿Los tres solos? - preguntábamos invariablemente. Sí, sí- contestaba mi padre, ufano- mamá, Borau y yo. Y todos nos lanzábamos a imaginar la escena: mis padres, pelo cardado ella, ¡pelo él!, treintañeros, comiendo con el director de “Furtivos”. Poco tiempo después perdieron el contacto, Borau se convirtió en Borau, y mi padre, entre otros hechos de mérito, me concibió a mi. Y allí estaba yo, en un homenaje al octogenario director, dispuesto a desenterrar de su memoria un acontecimiento, quien sabe si providencial. Discursos de las autoridades, elogios asfixiantes al homenajeado. Borau contesta, abrumado. Con una humildad que desarma, se atribuye un único mérito: haberse lanzado a las aguas inciertas del mundo cinematográfico. De pronto comprendo que las personas viejas no son más sabias porque acumulen más experiencias, sino porque ambicionan menos. Termina el acto y acecho al cineasta, entre bandejas de canapés y vino español. Ahora o nunca. Señor Borau... Mientras cuento atropelladamente la historia, el rostro de mi interlocutor va dibujando una respuesta inequívoca: no se acuerda de nada. El torrente de mi discurso va cediendo, rendido ante la evidencia. Borau también sufre. Acabo, y él se acerca a mi oído, todo humanidad: no me acuerdo, pero estoy seguro de que ocurrió así. Qué grande Borau. Qué alivio siento. Qué ricos, los canapés.

viernes, 4 de diciembre de 2009

INOCENTE (04/12/2009)

No luce un rostro angelical. En un hipotético casting para seleccionar al marido perfecto de nuestras hijas, sería rápidamente descartado. Cuando abre la boca, la cosa no mejora. Diego Pastrana, el joven canario injustamente acusado de haber matado y violado a la hija de tres años de su actual pareja, ha hablado por primera vez a los medios de comunicación. “Todos los que han vertido mierda sobre mi, lo van a pagar”. Al leer el titular, no he podido evitar cierta decepción. Sin embargo, ¿qué esperaba? ¿Un análisis de los hechos ponderado, responsable y equilibrado? Es muy probable que si Diego Pastrana hubiera sido un joven exquisitamente educado, impecablemente vestido y de estrato social alto, los médicos que atendieron a la niña le habrían dado unos cuantos repasos al informe antes de hacerlo público, repleto de errores y conclusiones precipitadas. Sin embargo, los individuos que ponen a prueba, de verdad, la efectividad y la solidez de los principios de un sistema, no suelen ser apuestos licenciados universitarios con provechosos estudios de postgrado. Se parecen, más bien, a Diego Pastrana. ¿Hemos aprendido la lección? Porque antes de lanzarnos a degüello sobre los médicos causantes del error, todos, ciudadanía y medios de comunicación, deberíamos hacer examen de conciencia. La presunción de inocencia – todo individuo acusado de un delito es inocente hasta que se demuestre lo contrario en un proceso judicial – no es un capricho de la ley. Fue un principio instituído para evitar la mayor injusticia que un sistema jurídico puede cometer: el castigo de un inocente. El linchamiento del que parece culpable es una vieja tentación, propia de sociedades incivilizadas. ¿Es lo que somos? Demos muestras de mayor altura moral, para empezar a descartarlo.

sábado, 28 de noviembre de 2009

PREGUNTEN A OLIART (27/11/2009)

Ha sido un nombramiento sorprendente. No por la personalidad del elegido o sus aptitudes, ni por el hecho, portentoso en sí mismo, de que el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición se hayan puesto de acuerdo en algo. Se trata de su fecha de nacimiento: Alberto Oliart, el nuevo presidente de Radio Televisión Española, nació el 28 de julio de 1928. Ha pasado mucha agua bajo el puente: por aquellos días se inauguraba, sin ir más lejos, la línea internacional de ferrocarril de Canfranc. Las reacciones al nombramiento han sido variadas o airadas, según las circunstancias. A los trabajadores de Televisión Española que fueron jubilados forzosa y anticipadamente antes de cumplir los sesenta, les ha parecido una tomadura de pelo la designación de una persona de ochenta y uno. Con razón. Ahora se estarán preguntando, con amargura, cuáles fueron las verdaderas razones de su arrumbamiento. A otros les ha dado por hacer chistes: que si a esa edad sólo te pueden elegir Papa, o que si el nuevo director de televisión va a confundir la TDT con un insecticida. Personalmente, estoy encantado con la elección del señor Oliart. Siempre he pensado que la vida es una botella de buen vino que hay que apurar hasta el final, ignorando los convencionalismos sociales o laborales al uso. Además, me permite provocar cariñosamente a mi padre, cinco años más joven, para que siga aspirando a hacer cosas que puedan cambiar el mundo. Abogado del Estado, Ministro de Defensa, de Sanidad, de Industria, ganadero porcino, apasionado defensor de la dehesa extremeña... Busco en su biografía, infructuosamente. ¿Cómo un octogenario puede conservarse tan extraordinariamente lúcido y lleno de energía? Siento no poder darles una respuesta. Pregunten a Oliart.

BABEL (20/11/2009)

Para experimentar la verdadera soledad no hace falta perderse en el desierto del Sáhara o consagrarse a la exploración ártica. Basta coger un avión y desembarcar en un país en el que estemos rodeados de gente desconocida– cuanta más mejor –, donde se hable una lengua de la que no entendamos una sola palabra. El mundo es un esférica torre de Babel, con 6912 lenguas distintas. Soy consciente de los valores positivos que aporta tan extraordinaria variedad. Cada una de ellas es un milagro, una obra prodigiosa de decantación, un instrumento que aúna lo práctico y lo estético con misteriosa perfección. Sin embargo, ¿no es también un enorme fastidio? Por delante de la raza, la religión, la cultura o las opiniones políticas, el idioma es el factor diferenciador que más separa a unos seres humanos de otros. ¿Se imaginan lo que sería poder comunicarse con todos los ciudadanos del mundo, en el mismo idioma, con la misma familiaridad que emplearíamos con un amigo? Estoy de acuerdo que hacer turismo sería bastante más aburrido - uno de los atractivos de ir a Laos a visitar pagodas, es que le hablen a uno en laosiano -, pero es indiscutible que las relaciones personales, económicas e incluso políticas, serían mucho más fluídas: Obama y el iraní Ahmadineyah lo tendrían más difícil para tirarse los trastos a la cabeza. No se trata de impedir a alguien que hable su lengua preferida. Jamás. El bruto de Franco intentó reprimir el catalán y, afortunadamente, fracasó. Pero tampoco me parece aceptable utilizar las lenguas como instrumento político, a lo que son muy aficionados los partidos nacionalistas en España. Si a los catalanes no les gusta ver el cine en catalán, bendito sea Dios. A las lenguas hay que dejarlas libres, con su misterio. Cualquier estrategia de imposición, a la larga, está condenada a fracasar.

lunes, 16 de noviembre de 2009

EL MELOCOTÓN (13/11/2009)

87 céntimos de euro. Por un momento pensé que sobre el plato de la báscula posaba una fruta tropical cotizadísima, cultivada a miles de kilómetros entre palmeras y pájaros multicolores. Pero no. En Calanda no vuela el papagayo y aquello era un melocotón. Recio, hermoso, pero no desproporcionadamente grande. Miré a la dependienta buscando un asomo de debilidad. Ni pestañeó. Giré la cabeza hacia los hermanos consumidores que esperaban turno detrás de mi. Sólo una mosca se atrevió a romper el silencio, friéndose heroicamente en los filamentos de una lámpara exterminadora. “¡145 pesetas por un melocotón!”- gritó mi conciencia. Nadie la oyó. Pagué religiosamente y corrí hacia casa, en busca de “La Comarca” de la semana pasada. Todavía recordaba el titular: “Los productores de Melocotón de Calanda recogen 5 millones de kilos. Los bajos precios plantean un futuro difícil para los agricultores”. ¿Alguien lo entiende? Según las asociaciones de agricultores, los culpables de los altos precios son los intermediarios, que llegan a aumentar en un 500% las cantidades que ellos reciben. Piden una ley de márgenes comerciales que ponga freno a los abusos. Los intermediarios, esos seres misteriosos, no hablan, no opinan. Al parecer, se limitan a llevárselos calentitos. Algo falla en todo esto. Si a un mercado que maneja esos márgenes brutales no acuden en bandada nuevos empresarios a la caza del beneficio, debe haber una razón. Los agricultores deberían intentar averiguarla: participar en la distribución de sus productos haría su negocio mucho más rentable. Creo que la intervención del Estado en los precios no es la solución. Históricamente, se le da muy mal. Dicen que en cierto país llegaron a levantar un muro para que la gente no saliera corriendo. Lo que hay que oir.

sábado, 7 de noviembre de 2009

CAJAS (06/11/2009)

¿Alguien sabe verdaderamente cómo funcionan las Cajas de Ahorros? Pues convendría: los sudores, madrugones y esfuerzos de muchos, un servidor entre ellos, están almacenados en sus tripas contables. En estos días, la pregunta es oportuna. La semana pasada asistimos al espectáculo insólito de la lucha, a plena luz del día, por el control de una de las Cajas más importantes. Lo sorprendente de esta bronca por la presidencia de Cajamadrid, es que el debate mediático se ha centrado en las luchas intestinas del Partido Popular, sin que nadie se haya hecho la pregunta del millón: ¿por qué un partido político puede decidir sobre el futuro de la cuarta entidad financiera de España? Si una Caja de Ahorros es una fundación privada de interés público, que no reparte beneficios, con una importante obra social...¿para qué quieren controlarla? Sí, conozco la Ley de Cajas, pero que nadie se ofenda: poner políticos a custodiar Cajas de Ahorros es como meter zorros a vigilar gallinas. No porque vayan a meter la mano en la susodicha – pese a las apariencias, la mayoría de los políticos en España son honrados -, sino porque los partidos son maquinarias de financiación opaca que necesitan estar bien posicionados para procurarse el sustento. El sistema no cambiará fácilmente. Las leyes están en manos de los grandes partidos, y estos saben muy bien cuando algo les beneficia corporativamente para mantenerlo ad eternum, sin que importe demasiado quién gobierne en cada momento. Las Cajas de Ahorro debieron ser diseñadas por mano divina. Que el negocio de prestar dinero no produzca beneficios empresariales sino que se destine al bien común, se acerca mucho al ideal de justicia. Luego llegamos los humanos y las echamos a perder.

jueves, 5 de noviembre de 2009

FELICIDAD (30/10/2009)

¿Cuál es nuestro primer objetivo en la vida? No existe otra pregunta en el mundo que pudiera obtener una respuesta más unánime: ser felices. Es sorprendente que una cuestión tan básica haya sido durante tanto tiempo -Aristóteles ya reflexionaba sobre la felicidad hace más de 2000 años- un concepto tan difícil de atrapar. Intentando aportar algo de luz sobre el asunto, la Universidad Erasmo de Rotterdam publicaba esta semana su tradicional ránking de felicidad por países. España figura en un honroso puesto 20, de un total de 148. Costa Rica, Dinamarca e Islandia son los países más felices, mientras que los cinco últimos de la lista pertenecen al continente africano. Lo primero que llama la atención es comprobar que los países más pobres del mundo figuran en los últimos puestos mientras que los más desarrollados se encuentran todos en la primera mitad del ránking. Es evidente que sin alimento, sin una forma digna de ganarse la vida y sin atención médica básica, es imposible alcanzar la felicidad. Sin embargo, hay algo más. ¿Por qué dos países como Dinamarca (nº 2) y Francia (nº 50), tan similares en renta per cápita, tan próximos geográficamente, ocupan puestos tan dispares en la lista? Gran interrogante. Si todo fuera tan sencillo como ganar dinero y comprarse un coche más grande, probablemente estaríamos escribiendo de otra cosa. ¿Sabían que tener perro aumenta en un 20% las posibilidades de ser feliz? No es que estos animales aporten una sabiduría especial, no. Al parecer, los dueños de perros tienen muchas más posibilidades de establecer relaciones sociales, gracias a sus mascotas. Me temo que nunca tendré chalet o un Hummer 4 por 4. Pensándolo bien, debería centrarme en hacer amigos y en conservar a los que aún me quedan.

domingo, 25 de octubre de 2009

MAYONESA (23/10/2009)

Es viernes y nos vamos a Madrid, en el día, como si fuéramos miembros de un consejo de administración. Le estoy cogiendo gusto a los trenes de alta velocidad. Son caros y cómodos de narices. ¿Motivo del viaje? Puro placer. No, todavía no nos ha tocado la lotería (aunque mi señora dice que está al caer). Simplemente, nuestra incomprendida afición por la salsa mayonesa ha sido al fin recompensada como se merece: después de enviar veinticinco códigos de barras para el sorteo correspondiente, “Ligeresa” ha premiado nuestra fidelidad con una suculenta cantidad de euros. Tal como suena. Podríamos emplear el dinero en un tratamiento de choque contra el colesterol que presumiblemente transportan nuestras venas después de un verano de echar mayonesa hasta en la sopa, pero preferimos ir a celebrarlo a la capital, a darnos un garbeíto. Primero unos croissants a la plancha en un bar junto al Congreso. Presuntos diputados charlan en la barra, dándose gran importancia: “Eso Carme no me lo va a aceptar...” Mi señora y yo nos miramos, llenos de emoción. ¡Está hablando de la mismísima Carme Chacón, qué otra Carme va a ser! Se nos pone cara de Paco Martínez Soria. Después, una visita corta al Prado, para desengrasar. Al parecer, no somos los únicos a los que les ha tocado un premio: el museo está de bote en bote. Vamos con las ideas claras: Goya, Velázquez y cosas muy señaladas por el camino. El Prado se parece mucho a Los Pilares de la Tierra: a la novela le sobran páginas y al museo, cuadros. Antes de salir en busca de oxígeno, una visita obligada al Descendimiento, del primitivo flamenco Van der Weyden. Extasis. Una obra maestra de más de quinientos años, inigualable, conmovedora. Ahora sólo queda rematarlo con una buena comida. A la carta, déjate de menús. ¡Camarero! ¡Mayonesa!

domingo, 18 de octubre de 2009

FEISMO (16/10/2009)

Por fin alguien le ha puesto nombre. Esta semana, un telediario informaba sobre la amenaza que se cierne sobre el Camino de Santiago, la ruta de peregrinación espiritual y cultural declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El Feísmo. Dícese de aquella edificación o acción urbanística que destroza estéticamente todo lo que le rodea. Un poste de alta tensión en medio de un paisaje bucólico. Una gigantesca antena de telefonía móvil sobre el caserío de un pueblo pequeño. Un palacio renacentista remendado con bloques de hormigón. Por desgracia, el feísmo no es un mal que afecte exclusivamente al delicioso arte románico del Camino de Santiago. ¡Ojala fuese así, con permiso del apóstol! La cutredad estético-constructiva, en España, es una verdadera epidemia. El nuestro es un país recio, desaconsejado para espíritus demasiado sensibles, no sólo en cuestiones arquitectónicas: si uno acude a visitar un rincón natural maravilloso o un monumento que le alimente el espíritu, debe preparar el ánimo para encontrar también un montón de colillas, un graffiti o una bolsa vacía de patatas Lays. Es lo que hay. El que quiera un país civilizado que aprenda idiomas, se eche al camino y no pare hasta dejar de ver escupitajos, cacas de perro o chalets modernos con columnas griegas. ¿Por qué somos así? Siempre ha sido una cuestión de prioridades. En primer lugar, había que intentar que el vecino no te fusilara por liberal, carlista, rojo o facha. Después estaba el estómago: mayormente, había que intentar llenarlo como fuera. Las preocupaciones estéticas eran la guinda del pastel, y los españoles hemos estado castigados sin postre durante varias generaciones. Hasta ahora. Tenemos las neveras llenas de petit-suisse. Mejoraremos. En siglo y medio, esto parecerá Suiza. Espero que quede algo que conservar para entonces.

lunes, 5 de octubre de 2009

TIEMPO DE COLUMNISTAS (02/10/2009)

Reconozco que escribir sobre temas estimulantes y positivos en medio de esta crisis no es fácil. En realidad, nunca lo ha sido. Los columnistas somos una especie periodística con querencia hacia lo defectuoso, los vicios nacionales e internacionales y las debilidades del ser humano. La crisis económica, las improvisaciones gubernamentales, los amores prohibidos (presidente autonómico del país de la paella “quiere un huevo” a señor de grandes bigotes y pequeños escrúpulos), consiguen sacar lo mejor de nosotros mismos: el adjetivo brillante, la metáfora novedosa. En el fondo, la peor pesadilla de un columnista consiste en despertarse una mañana y comprobar que el mundo funciona bien. Que en las aceras no hay cacas de perro. Que el precio de la vivienda es asequible para todos. Que el presidente del gobierno y el jefe de la oposición tienen que hacer esfuerzos para disimular en público que, detrás de su aparente y obligado antagonismo institucional, se respetan y admiran mutuamente. Que Joan Laporta nos quiere un poquito más. El columnista está condenado a vivir en una contradicción permanente: quiere que el mundo mejore pero sospecha que si lo hace se quedará sin trabajo. “No se preocupe. Tiene usted empleo para rato”, me dicen los escépticos. No se crean. Sin ir más lejos, el otro día me llevé un susto mayúsculo. En la web de la BBC, encontré un vídeo sobre los trenes de alta velocidad españoles. Nos ponían por las nubes: “La envidia de Europa”, “Que otros tomen nota” etc... El presentador entrevistaba a varios viajeros del ave Madrid-Barcelona y...¡eran guapos, inteligentes y hablaban un inglés fluído! Va a resultar que España, vista desde fuera, no es tan mala como parece. Yo, por si acaso, voy a intentar unas oposiciones facilitas.

viernes, 25 de septiembre de 2009

PHOTOSHOP (25/09/2009)

La lucha contra la anorexia abre un nuevo frente: la diputada francesa Valérie Boyer ha impulsado un proyecto de ley para obligar a los anunciantes y editores a incluir, al pie de las fotografías de las modelos y celebridades, la advertencia de que esas imágenes han sido retocadas. Las que lo hayan sido, se entiende. Segun cuentan los que saben, casi todas lo son, generosamente. Si cualquier aficionado con el programa informático de marras es capaz de hacer sus pinitos –quitarse una arruga o ponerle bigote a su suegra para pasar el rato-, imagínense lo que puede llegar a hacer un especialista que se gana las habichuelas con ello. Se empezó con las ojeras, pero ahora ya es el pecho, las caderas, la papada o lo que se tercie. Si me pongo en la piel – arrugada- de la estrella de cine acosada por los años, que ha abdicado el sentido del ridículo a cambio de creer que no envejece, entiendo perfectamente el asunto. Si pienso en el anunciante, que sólo quiere ver hombres y mujeres bonitos, y que se guarda los debates sociológicos para los suplementos dominicales acompañados de un croissant y un café con leche, también puedo comprenderlo. Pero, al final, toda manipulación trae sus consecuencias. Dejarle a la Preysler el cutis más fino que la porcelana puede ser algo inofensivo. Pero retocar las caderas de la actriz Jessica Alba -por tomar el ejemplo que difundieron los promotores de la ley- una mujer ya de por sí de bandera, es echar a la palestra un canon de belleza delirante, imposible, psicótico. Me temo que no sólo las niñas sufren las consecuencias. Ver a mujeres hechas y derechas como la cantante Shakira, con millones de dólares en su cuenta corriente, meterse en una jaula semidesnuda a hacer cabriolas, me da que pensar. Menudo papel le queda a los educadores. Convencer a nuestros hijos de que existe algo llamado belleza interior.

viernes, 18 de septiembre de 2009

HARA-KIRI (18/09/2009)

“¿Qué es lo que menos te gusta de El País?” En ese momento, sin yo saberlo, mi carrera en el periodismo madrileño estaba a punto de malograrse para siempre. Y ni siquiera había empezado. Seis entrevistadores del Master de Periodismo de El País esperaban mi contestación. Afables. De buen rollo. Pude haber hecho un quiebro, “pues no se me ocurre nada”. O mejor, “pues mira sí, lo que menos me gusta de El País es que casi nunca informa de badmington, y a mi me encanta el badmington...” Ah!, el viejo truco de los deportes minoritarios. Pero no. Tomé aire y dije lo que pensaba: “Creo que El País es un periódico demasiado implicado en el enfrentamiento político entre los dos grandes partidos. Se le identifica demasiado con el PSOE.” Si en ese momento hubiera sacado del cinto una espada samurai del periodo clásico y me la hubiera clavado en el vientre - con desparrame de paquete estomacal incluído - creo que la cara de espanto de mis seis interlocutores no habría sido muy distinta. Se acabó el buen rollo. En pocos minutos estaba en la calle, preguntándome quién me mandaba ser tan condenadamente sincero. Han pasado los años y, básicamente, sigo pensando lo mismo. No sólo respecto a El País, sino a la prensa madrileña en general. Entiendo que el periodista tiene derecho a una opinión propia, pero que la línea editorial de un periódico coincida matemáticamente con los vaivenes de un partido político, creo que va contra las leyes de la probabilidad. Sin embargo, las cosas cambian. Esta semana, en un editorial titulado “En la pendiente”, El País se ha despachado a gusto contra el presidente Zapatero. ¿Aire fresco en la prensa española? Algunos hablan de vendetta por cierta decisión gubernamental sobre asuntos televisivos. Prefiero ser un ingenuo. Prefiero pensar que el periodismo independiente es posible.

viernes, 11 de septiembre de 2009

MACHOS (11/09/2009)

Es la clásica noticia tardo-veraniega. Mientras nuestros políticos desperezan sus bronceados músculos, prestos a despellejarse mutuamente en el nuevo curso político, siempren quedan algunos huecos informativos por llenar. Esta semana se ha hablado de las mujeres al volante. De cada 10 accidentes con víctimas, 7 afectan a hombres y 3 a mujeres. 95 hombres pierden todos los puntos del carnet por cada 5 mujeres. 50 bebedores son cazados al volante por una sola bebedora. De cada cien individuos viva-la-virgen que circulan sin carnet, ¡hay una sola mujer! Escalofriante. Los hombres seguimos convencidos de que las féminas conducen peor, pero resulta que las estadísticas no nos acompañan demasiado. Probablemente somos más hábiles al volante, técnicamente hablando, pero si nos quedara un poco de sentido práctico, hace tiempo que habríamos dejado para siempre el puesto a nuestras señoras y le habríamos encontrado al carnet de conducir alguna otra utilidad. De marcapáginas, por ejemplo. Para los expertos consultados, el hombre tiene una menor percepción del riesgo. Por eso pisa más el acelerador y respeta menos las normas. Discrepo. El hombre percibe el riesgo igual que una mujer. Igual que un torero. La clave está en que, por razones culturales, el macho compromete su masculinidad en la conducción mientras que, para la mujer, el coche es algo absolutamente instrumental. Un hombre puede tener un pésimo oído musical, cocinar mal, ser un zoquete con las manualidades o con los idiomas. Se llegará a jactar de ello. Pero hay dos cosas que no puede hacer mal y ¡ay! de quien se atreva a insinuar lo contrario: satisfacer sexualmente a una mujer y conducir un vehículo de motor de dos o cuatro ruedas. Maldita cultura del macho hispánico. Nos sale demasiado cara.

viernes, 4 de septiembre de 2009

LA FRONTERA MALDITA (04/09/2009)

Alguien tuvo que echarle un mal de ojo, hace muchos años. ¿Por qué Aragón no tiene una vía de comunicación de alta capacidad con Francia? Nadie es capaz de dar una respuesta satisfactoria. El puerto de Somport es un lugar mágico, rozando lo esotérico. En 1928 se inauguró la línea de ferrocarril que unía Zaragoza y Pau, a través de Canfranc. Una obra colosal de ingeniería que dejó en la parte española un precioso legado arquitectónico, romántico por lo desproporcionado, que debería ser consagrado como un monumento a la estupidez humana: la estación internacional de Canfranc se construyó con tales dimensiones porque franceses y españoles no se pusieron de acuerdo en el ancho de vía. El funcionamiento de la línea fue siempre irregular hasta que, en 1970, un accidente dio el pretexto a las autoridades francesas para su cierre definitivo. Hasta hoy. Por carretera las cosas no están mucho mejor. El túnel carretero más largo de España da paso, en la parte francesa, a una carretera infame que las autoridades galas se resisten a mejorar. El problema está en París, dicen los habitantes del valle del Aspe. Inexplicable. Sin embargo, donde mejor se comprueba la magnitud de la maldición fronteriza no es en las carreteras o en las vías férreas semiocultas por la maleza. Es en la mente de los aragoneses. Hemos terminado por creer que Francia está muy lejos. Que para llegar a ella, hay que pasar inevitablemente por Irún o La Junquera. Que abrir Aragón al mundo no pasa por derribar fronteras sino por organizar exposiciones internacionales. Que el proyecto más ilusionante y revolucionario para nuestra comunidad autónoma es, en realidad, el sueño de cuatro románticos. Grave error. Tan grande como ese Titanic varado en medio del valle del Aragón. ¡Qué bella puede ser la estupidez!

sábado, 29 de agosto de 2009

ISIDRO (28/08/2009)

Nadie quiere llamarse Isidro. A esa amarga conclusión han llegado en la Hermandad de San Isidro de Alcaucín, después de ofrecer 500 euros a los padres que inscriban a su retoño en el Registro Civil con el nombre del santo labrador. Un sólo Isidro en año y medio. Me temo que, o surge un futbolista galáctico o un cantante internacional llamado Isidro –parece poco probable-, o el nombre se va a quedar para sinónimo de fiesta madrileña. Porque no nos engañemos. Aunque la mayoría de los padres dicen elegir el nombre de sus hijos simplemente porque les gusta, o porque “suena bien”, detrás de esa elección siempre está la identificación de ese nombre con una persona a la que admiran o que se asocia a valores positivos: belleza, éxito o simpatía. Si alguien se plantea llamar a su hijo Isidro, inmediatamente lo visualiza como un viejo prematuro a lo Benjamin Button, vestido de chulapo madrileño y tocando el organillo. Y abandona la idea, claro. Uno preferiría relacionar a su hijo con alguien, digamos, más glamouroso. El reglamento del Código Civil se ha ido adaptando poco a poco a los nuevos tiempos. Aunque sigue prohibiendo aquellos nombres extravagantes o que resulten contrarios al decoro de la persona, sus intérpretes han ido abriendo la mano. Proliferan las Jennifers, Jessicas, Jonathans y Kevins, volviendo locos a los ortógrafos del mundo entero. Ana puede ser Anna. Se acepta Mariposa y Brisa. 2000 años después, se sigue prohibiendo Judas. Saturnino o Eustaquia no están prohibidos, pero quizás deberían estarlo: con ese nombre, o eres un genio o no levantas cabeza en toda tu vida... Bromas aparte, una cosa es segura. Como traer hijos al mundo es una hazaña reservada para los más valientes, creo que los padres se han ganado un derecho indiscutible: elegir para sus hijos el nombre que les apetezca.

viernes, 21 de agosto de 2009

MUJERES (21/08/2009)

En 1989, Nicholas Kristof y Sheryl WuDunn, matrimonio de corresponsales del New York Times en China, asistieron en primera fila a la revuelta de Tiananmen. La Historia fabricándose delante de sus ojos. El sueño de todo periodista. Sin embargo, en los años que siguieron, Nicholas y Sheryl empezaron a ser testigos de otros acontecimientos, aparentemente insignificantes, que cambiaron para siempre su forma de ver el mundo. Resultó que frente a las 800 víctimas de la represión política cuyas imágenes hemos visto infinidad de veces en la televisión, 40.000 niñas morían cada año en China durante su primer año de vida, porque sus padres no les proporcionaban los mismos cuidados médicos que a los niños, sin que al mundo pareciera importarle demasiado. Tras la crisis vocacional que siguió, la pareja decidió abandonar el periodismo de los libros de historia y dedicarse a estudiar los problemas de la pobreza y el subdesarrollo. Después de años de recorrer el mundo, llegaron a la siguiente conclusión: el maltrato a la mujer es el desafío moral más importante de nuestro siglo, como lo fue en el pasado la esclavitud. Sin embargo, la mujer no es el problema, es la solución. Descubrieron que había una relación directa entre libertad de la mujer y calidad de vida de un país, y que la ayuda al desarrollo más efectiva era aquella dirigida a las mujeres. El Banco Mundial les dio la razón. ¡El alto mando del ejército de EEUU, también! Comprobaron que el extremismo político fermentaba en aquellas sociedades en que la mujer está ausente por marginación y abuso de poder. ¿Y la violencia machista, aquí en España? Los dramáticos coletazos del mismo fenómeno. La confirmación doméstica de la misma tesis: el nuestro sería un país más rico, bonito, habitable y acogedor, sin la cobarde presencia de los maltratadores.

viernes, 14 de agosto de 2009

RECORDS (14/08/2009)

Como al Willy Fogg de “La vuelta al mundo en 80 días”, a los aristócratas ingleses se les calienta la boca en las discusiones de café. Sir Hugh Weaver, enfrascado en una discusión bizantina sobre qué pájaro inglés volaba más rápido, tuvo además una ocurrencia muy rentable: recopilar en un libro quién era capaz de lanzar un huevo a más distancia o comer más perritos calientes en diez minutos. Había nacido el Libro Guinness, un éxito inagotable de ventas desde 1955. Mientras la evolución darwiniana no nos libre del gen competitivo, dos hombres de cualquier raza, en cualquier lugar del mundo, siempre acabarán preguntándose quién es capaz de escupir más lejos. Hay otro libro relacionado con el tema, todavía no escrito, que también podría tener éxito: el libro de los no récords, las historias de los intentos fracasados por aparecer en el Guinness. Algunas merecen realmente la pena. En 2008, un grupo de cocineros iraníes pretendía batir el récord del bocadillo más largo del mundo. Reunieron 700 kilos de carne de avestruz y rellenaron un bocadillo de 1.500 metros de largo. Por desgracia, antes de que los jueces pudieran medirlo, la multitud impaciente se lanzó a devorarlo, y el récord fue invalidado. Otras historias serían más edificantes. Hace dos días, sin ir más lejos, un grupo de cuatro remeros ingleses intentaba dar la vuelta a las Islas Británicas en menos de 25 días. En medio de una tormenta, uno de ellos creyó ver una pequeña avioneta cayendo al mar. Después de convencer a sus compañeros, que creían que alucinaba víctima de la deshidratación, lograron rescatar con vida al piloto. Arruinaron sus posibilidades de récord. El capitán de la barca declaró: “De pronto, aquello por lo que tanto habíamos luchado, no tenía ninguna importancia”. Menos mal. El mundo no se ha vuelto completamente loco.

viernes, 7 de agosto de 2009

JURGOL (07/08/2009)

Quién dijo crisis. Los grandes clubes del fútbol español se han puesto a gastar millones de euros con una alegría, que da gusto verlos. Imagino que a los jugadores, en sus corrillos sobre el césped aterciopelado de los campos de entrenamiento, después de enseñarse unos a otros los últimos tatuajes, les entrará la risa floja diciendo: ¡Estos tíos se han vuelto locos! Bastante hacen con no perder la cordura ellos mismos: vivir constantemente halagado, seducido y vitoreado por todo bicho viviente, puede hacerte olvidar algunos conceptos importantes. Que lo tuyo consiste en dar patadas a un pedazo de cuero cosido. Que no tienes ni la más remota idea de hacer un triple bypass para circunvalar las arterias parcialmente obstruídas de un sujeto, y salvarle la vida. Por otro lado, el argumento de la inmoralidad de los sueldos de los futbolistas nunca me ha convencido. Siempre que los clubes no reciban ayudas procedentes de mis impuestos, que paguen lo que quieran. Tampoco me considero alérgico al deporte del pelotón. Comprendo que haya quien piense que la sociedad iría mejor si se consumiera menos futbol y más cultura, pero no creo en milagros. En principio, todos somos libres de elegir en qué empleamos nuestro tiempo...¿O quizá no tanto? Lo que verdaderamente me aterra de esta fiebre futbolera de gastar millones, es pensar en los poderes fácticos empeñados en el asunto: los bancos, las grandes empresas y los grupos mediáticos. El Poder. De momento ya han conseguido que el Consejo de Ministros apruebe, en mitad de agosto, un real decreto regulando la TDT de pago, para llegar a tiempo al comienzo de la liga. Aviso: estos señores tienen que recuperar su dinero y no nos van a dejar en paz. Vamos a tener a Cristiano Ronaldo hasta en la sopa. Fútbol, furbol, y más jurgol.

viernes, 31 de julio de 2009

EL GENIO ESPAÑOL (31/07/2009)

Como no ocurre muy a menudo que las gentes del Reino Unido de la Gran Bretaña nos piropeen y doblen la rodilla en señal de reverencia ante el talento español, y como todavía supuran las heridas patrióticas de algunos por la visita del ministro Moratinos al Peñón, me muero de ganas de contarles lo que dice hoy el diario The Guardian. Resulta que las Galerías Nacionales de Escocia, en Edimburgo, han programado la exposición “El descubrimiento de España” como el acto cultural más sobresaliente de este verano. Como la pintura española se cotiza maravillosamente y los museos del mundo no son propensos a prestar alegremente sus obras maestras para que viajen hasta la fría y húmeda Escocia, los organizadores se han visto obligados a completar la muestra con obras de artistas británicos que viajaron a España y se sintieron influídos por ella. Las comparaciones son inevitables. Para un discreto pintor británico del XIX, compartir pared con señores como Velázquez, Zurbarán, Murillo, El Greco, Goya o Picasso, es como poner a Jesulín de Ubrique a cantar “Otelo” junto a María Callas. Al pobre periodista que firmaba la crónica, muy honesto él, se le caía el orgullo británico a pedazos. No hay otra actividad humana donde se haga más patente la existencia del escurridizo genio español. Premios Nobel, los justos, pero pintores excepcionales tenemos para regalar. La razón de esta misteriosa fecundidad pictórica se encuentra en lo más profundo de nuestro carácter. Individualista, por supuesto. Pero también rebelde. Esa combinación hispánica, tan perniciosa en otros órdenes de la vida, ha convertido a nuestros pintores, una vez cada doscientos años, en renovadores del arte mundial. Hasta ahora, al menos. Espero que no hayamos cambiado la pintura por el Tour de Francia.

viernes, 24 de julio de 2009

TRINIDAD (24/07/2009)

A Ana de Palacio se le atragantaron los canapés de bienvenida en el ministerio de Asuntos Exteriores: al día siguiente de su nombramiento, el 11 de julio de 2002, Mohamed VI tuvo la ocurrencia de enviar de camping a seis gendarmes marroquíes, al islote de Perejil. A ver qué pasaba. Algo parecido le ha sucedido a la nueva ministra de Salud: recién nombrada, se desata una epidemia mundial de gripe. Que ya es mala suerte. En política, Trinidad Jiménez no lo ha tenido siempre fácil. Integrante de la plataforma que llevó a José Luis Rodríguez Zapatero a la Secretaría General del PSOE, se le auguraba un brillante futuro en puestos ministeriales. En 2003, fue designada candidata socialista a la alcaldía de Madrid. Aunque cosechó unos resultados aceptables, Trinidad fue derrotada con claridad por Alberto Ruíz-Gallardón. A partir de entonces, pasó a un segundo plano. En la oposición municipal madrileña y como Secretaria de Estado para Iberoamérica. Mientras tanto, mujeres mucho menos experimentadas y capaces que ella, se convertían en ministras gracias a la filosofía paritaria del presidente Zapatero. Pero Trinidad nunca sacó los pies del tiesto. Siguió trabajando hasta que, al fin, llegó su oportunidad. Hasta ahora, su manejo de la crisis sanitaria de la gripe está siendo sobresaliente. La ministra de Sanidad transmite confianza y tranquilidad. Como he tenido ocasión de conocerla en la intimidad familiar, hace algunos años, puedo contarles cuál es su secreto: Trini es lo que parece. Espontánea, sincera, honesta, brillante y trabajadora. No necesita engolar la voz, hacer gestos teatrales. No actúa delante de las cámaras y el ciudadano, instintivamente, siente que le están diciendo la verdad. Entendería que otros políticos la envidiasen. Porque tiene credibilidad.

viernes, 17 de julio de 2009

APOLLO 11 (17/07/2009)

Hace cuarenta años, el 20 de julio de 1969, dos astronautas americanos, Neil Amstrong y Buzz Aldrin, se convirtieron en los primeros seres humanos en pisar la luna. El mundo entero se prepara estos días para recordar el evento, con especiales informativos en prensa y televisión. La ocasión lo merece. Tecnológicamente, el Apolo 11 fue una misión que se adelantó a su tiempo, algo casi mágico, que entró sin discusiones en el catálogo de las grandes hazañas de la historia de la humanidad. El acontecimiento estuvo rodeado de cientos de anécdotas de todo tipo: si Amstrong fue el primero en pisar la superficie lunar, Aldrin celebró la primera comunión en el espacio exterior (era presbiteriano) y fue pionero en orinar sobre la luna. El cuarenta aniversario es un buen momento para recordarlas, pero también para reflexionar sobre algunas cuestiones más trascendentes. Se ha afirmado muchas veces que la llegada del hombre a la luna fue consecuencia de la guerra fría: el éxito del cosmonauta ruso Yuri Gagarin orbitando sobre la tierra en 1961, “obligó” a la otra superpotencia a responder. Me parece una simplificación peligrosa. Es evidente que la competencia rusa impulsó a J.F. Kennedy a buscar una nueva frontera en el espacio exterior, pero el plan de enviar una misión tripulada a la luna ya existía con anterioridad. Estaba guardado en un cajón. Había sido elaborado por científicos más preocupados por las complejidades de un alunizaje que por la política internacional del equilibrio bipolar. Me niego a aceptar que la especie humana necesite acontecimientos tan vergonzosos como la guerra fría para sacar lo mejor de si. Prefiero recordar algo más estimulante: la tripulación del Apolo 11 llevaba a bordo una pequeña medalla de homenaje por cada astronauta muerto en la carrera espacial. Sin distinciones. Rusos y americanos.

viernes, 10 de julio de 2009

EL REY ASUSTADO (10/07/2009)

Decir que Michael Jackson fue una persona extravagante, sería quedarse muy corto. Sus múltiples rarezas profilácticas, quirúrgicas y pigmentarias, estaban más cerca de la psiquiatría que de la excentricidad que suele atacar a las estrellas de la industria del entretenimiento. Es difícil conocer la verdad sobre las interioridades de una familia como los Jackson, donde nació y se crió el pequeño Michael, pero parece evidente que algo se rompió en su interior desde muy pronto. Aunque imagino que habrá voluminosos tratados publicados sobre el tema, que ahora se venderán como rosquillas, creo que el padre de Michael nos ha ahorrado el esfuerzo de leerlos: su comparecencia ante la prensa promocionando su sello discográfico, al día siguiente de la muerte de su hijo, no pudo ser más reveladora. Si dicen que con la edad las personas nos hacemos más flexibles, imagínense cómo sería papá Joseph Jackson en su plenitud, cuando el niño Michael cantaba junto a sus hermanos con aquellos peinados afroamericanos, como balones de playa: un cruel explotador de muchísimo cuidado. El propio Michael confesó, años después, las innumerables perrerías y humillaciones que sufrió de su progenitor. Llegaba a vomitar de puro miedo, con sólo verlo aparecer. Su carrera artística fue la única salida, primero para evitar la furia de su padre-manager, y después para escapar de él. Y resultó que debajo de ese niño prodigio, había mucho más. Michael Jackson, además de un gran cantante y bailarín, demostró ser un compositor notabilísimo. Echó a volar, libre al fin, y logró un éxito planetario, inimaginable. Por desgracia para él, no pudo disfrutarlo. El miedo jamás le abandonó. Debajo de la máscara, cada vez más agrietada, se escondió siempre el niño. El rey del pop. El rey asustado.

viernes, 3 de julio de 2009

MOHAMED (03/07/2009)

Hace un calor achicharrante pero parece que la cosa no va con él. Gomina abundante, gafas de sol montadas sobre el pelo negro rizado, bermudas y sandalias de marca. Fresquito y hecho un pincel. Dos metros por detrás, su mujer, embarazada, hiyab en la cabeza, túnica y pantalones. Como manda la tradición. La aplicable a su señora, claro está, no a las demás: al joven musulmán no parece importarle demasiado vivir en un país en el que las mujeres muestran el pelo, los brazos o las piernas. Por los constantes giros de su cuello, diríase que está muy complacido. No iré más allá, juzgando a los personajes de esta estampa. Podría equivocarme. Tampoco pido una ley que prohíba determinadas ropas islámicas tradicionales. Que cada uno vista como le apetezca. Lo que sí me invita a pensar, es en cuán parecidas son las culturas que, a menudo, creemos tan diferentes. Todas las religiones, la católica también, además de predicar principios filosóficos maravillosos, son profundamente conservadoras del orden social en el que nacieron, hace cientos de años. En ese orden social, los hombres dominaban todos los resortes del poder. Con facilidad, porque si a una mujer se le ocurría discutirlo, recibía un puñetazo. Sólo había un recurso, al alcance de las féminas, ante el cual el hombre se sentía vulnerable: el sexo. ¿Cómo combatirlo? Convirtiéndolo en pecaminoso y sucio, cuando se practicase fuera del orden establecido. Tapando el cuerpo de la mujer. Para las urgencias masculinas, ya estaban los harenes y los prostíbulos. En occidente, ese orden social saltó por los aires hace años y la mujer comenzó a liberarse del yugo. En el mundo musulmán, sigue vigente. ¿Hasta cuándo? De pronto, Mohamed ya no es tan forastero. Se parece a nosotros, mucho más de lo que pensamos.

viernes, 26 de junio de 2009

CONTRASEÑA, POR FAVOR (26/06/2009)

Al principio, hay que reconocer que tenía gracia. De pronto, todos teníamos contraseña - password para los entendidos- como si fuéramos agentes secretos. Además, la informática era democrática e igualitaria: ya fueras el gobernador del Banco de España o un estudiante del montón, el ordenador seguía el protocolo insobornablemente: contraseña, por favor. Luego las cosas se fueron complicando. Los ordenadores, los programas, las páginas web, empezaron a pedir contraseñas indiscriminadamente: de un determinado número de letras, conteniendo un número, una mayúscula, un nombre de usuario. ¿Y los móviles? ¿Y las tarjetas bancarias? Más contraseñas, más números pines, el acabóse. Y llegaron las amenazas: “El número pin no es correcto. Le quedan dos intentos” Las recomendaciones de los expertos en seguridad: “No lleve nunca en la cartera sus contraseñas. En cuanto lea este número destruya este papel.” No nos engañemos. En los tiempos que corren, si alguien es capaz de tener contraseñas y pines diferentes para cada cosa, y encima recordar el número de móvil de su pareja – pregunta fatídica que ha sustituido a la clásica ¿de qué color son mis ojos? - es que se ha equivocado de oficio: debería haber montado un espectáculo de variedades memorizando guías telefónicas u opositar a notarías. Al final todos dependemos, más o menos, de una contraseña y un número pin, que repetimos una y otra vez. Nuestra cabeza no da para más. En mi caso, si alguien los descubriera, podría pasearse por mi vida financiera, personal y sentimental, sin demasiados problemas. Ya se lo que están pensando, pero se equivocan. ¿hombredelfaro? Cómo va a ser esa mi contraseña... Que no soy tan tonto, hombre. No me miren así. De verdad que no. Lo juro. Glub.

viernes, 19 de junio de 2009

PYLA SUR MER (19/06/2009)

Llueve obstinadamente sobre la bahía de Arcachon. Miro de reojo a Charo y descubro, sorprendido, la misma mirada de determinación de cinco horas antes, de quince kilómetros antes, cuando salíamos del hotel, paraguas en mano, dispuestos a iniciar nuestras pesquisas como auténticos detectives de la Historia. Mira que tuve suerte o elegí bien, según se mire. Que tu mujer no pestañee cuando le dices una buena mañana que te gustaría hacer quinientos kilómetros hasta un lugar llamado Pyla sur Mer, cerca de Burdeos, y pasar tres días buscando una casa llamada “Villa L´Eden”, donde vivió Manuel Azaña, presidente de la II República española, los últimos momentos felices de su vida, y que por toda explicación sólo pregunte “¿cuándo salimos?”, se parece mucho, muchísimo, a que te haya tocado la lotería. Con una compañera así, creo que sería fácil descubrir hasta la tumba perdida de Nefertiti, si se pusiera a tiro. Pero, ¡ay!, la casa de don Manuel se está resistiendo más de la cuenta. Cientos, miles de villas, pueblan la costa y los pinares de la bahía y, probablemente, los nuevos dueños han cambiado de nombre a la casa, haciendo imposible nuestra misión. Setenta años después, nombrar a Azaña por estas tierras viene seguido de un encogimiento de hombros y un excusez-moi. Perseveramos. En un libro de un historiador local, bendito sea, encontramos por fin la pista definitiva: una vieja foto y una referencia a un cruce de calles, inexacta pero suficiente. Y allí está, “L´Eden”, ahora rebautizada. Están de obras en la planta baja. Queremos confirmar nuestro hallazgo y preguntamos a una mujer, que parece la dueña: “Mais oui!”, exclama, y su puño se levanta como un resorte, a la republicana. Nos sentamos emocionados en la escalinata donde don Manuel se hizo la última fotografía. La muerte no lo puede todo. Azaña sigue vivo.

viernes, 12 de junio de 2009

DENTISTAS (12/06/2009)

La consulta de mi dentista es un pasillo circular lleno de puertas, que parece un laberinto. Cada puerta conduce a una cabina, con un gran sillón reclinado, lámparas y misteriosos brazos articulados. “Cabina tres, por favor” Mientras avanzo, tengo la delicadeza de mirar al frente. Contemplar lo que ocurra tras las otras puertas no va a aportar nada positivo a mi vida, presente o futura. No se oyen gritos ni lamentos. El zumbido de un torno, de vez en cuando. Parecería un taller de chapa y pintura futurista, sin grasa y sin calendarios pornográficos. Estoy solo, tumbado con la inclinación de un astronauta a punto de despegar, y la mirada fija buscando formas caprichosas en los reflejos de la lámpara que pende sobre mi cabeza, como un inmenso ojo. Ahora suena “Ticket to ride” en versión filarmónica. Chico, qué relax. Si no fueran a meterme un taladro por la boca en cualquier momento, casi podría dormirme. Oigo ruido de zuecos, fru-fru de batas. Llega la estrella, rodeada de un séquito de enfermeras. Mi dentista es como Kasparov jugando unas partidas simultáneas: salta de cabina en cabina matando caries y desfaciendo entuertos dentales. Aquí pincho, vuelvo en cinco minutos y te meto el torno. Y además, simpático. ¿Cómo puede acordarse de mi, si sólo me ve cinco minutos cada cinco años? “¿Duele? Ngrrr” La anestesia me provoca un ataque de pequeñez y me sorprendo preguntándome si mi aportación a la sociedad vale para algo. Este hombre si que aprovechó el colegio. Al fin, la paz. Vaya pedazo de empaste se ha sacado el tío, prácticamente de la nada. Como una escultura de Henry Moore. Mientras saco la tarjeta de plástico, mi autoestima va despertando, poco a poco. Mañana pienso celebrarlo. Me comeré un filete y brindaré por él. Larga vida a los dentistas.

viernes, 5 de junio de 2009

EUROPA, EUROPA (05/06/2009)

Descolocados. Así nos coge cada cuatro años el asunto de las elecciones al Parlamento Europeo. Los partidos mayoritarios aprovechan la ocasión para lanzarse a la yugular en mítines y pugilatos televisivos en los que se habla de casi todo menos de Europa, y los minoritarios intentan levantar la voz entre el ruido ensordecedor de aviones Falcon surcando el cielo y loas al gran líder Rodríguez Zapatero, que vino al mundo para salvar el planeta (Leire Pajín dixit). La plétora de partidos nacionalistas, separatistas e híbridos, especie política abundantísima en la Península Ibérica, se agrupan según sus orientaciones ideológicas y aprovechan la ocasión para celebrar jornadas de convivencia e intercambiar experiencias. Creo que al político que más veces haya dicho durante el último año la frase “en el conjunto del Estado español”, le regalan una placa. Los grandes medios de comunicación, convertidos al euroescepticismo, airean los tópicos de siempre: el gigante económico vs. el enano político, la falta de arraigo popular de las instituciones europeas, la presumible alta tasa de abstención... Después de todo, lo increíble es que alguien vaya a votar. Yo voy a ir. No me lo perdería por nada del mundo. Si las posibilidades de que un francés venga a las calles de Alcañiz a degollar bajoaragoneses (1809) o de que un piloto italiano de caza nos bombardee (1938) son hoy inexistentes, es gracias al proceso de concertación europea. Después de siglos de guerras salvajes con millones de muertos, la creación de la Unión Europea constituye el logro político más importante de la historia de la humanidad. Suena exagerado pero no lo es. Pregunten a los coreanos lo difícil que puede llegar a ser hacer las paces. Debería comprarme una camiseta con estrellitas amarillas. Qué orgulloso iría.

viernes, 29 de mayo de 2009

VISCA EL BARÇA! (29/05/2009)

Mi equipo no es el Barça. Además, como es fácil deducir por la columna de la semana pasada, ando algo escocido con la pitada que dedicaron sus seguidores y los del Atletic de Bilbao a los símbolos patrios, y por extensión a mi sensible persona, durante la última final de la Copa del Rey. “Mira que eres facha”, me espeta un buen amigo, poco aficionado a los matices en ciencia política. “Me acabo de comprar las obras completas de Manuel Azaña, 200 euros del alerón” le contesto como un calamar echando tinta, huyendo entre la confusión hacia temas menos espinosos. No soy del Barça, como digo. Lo que pasa es que este equipo juega tan primorosamente que cuando el balón se pone a rodar, me subo al carro como un romero almonteño, me acuerdo de Serrat, de mi abuelo Agustín España, sereno – de profesión – barcelonés, y al tercer grito de “¡Huuy!” todo el vecindario cree que en el tercero derecha vive el fundador de la Agrupació Culé del Barri de la Almozara, sí chica, quién va a ser, el marido de la hija de la Luci, que se bebe los quintos de Ambar como si fueran agua de solares... Y luego además está Carles Puyol, el tarzán de la Pobla de Segur, coloso de la defensa barcelonista y uno de mis jugadores favoritos. No es alto, no es mediático, no tiene una técnica depurada, y sin embargo ha llegado a la élite mundial. Por carácter. Los aspirantes a futbolistas deberían fijarse más en el indomable Puyol que en el depilado Ronaldo o en los regates eléctricos de Messi. A la final de la Champions sólo le faltó un gol suyo para ser el partido perfecto. Y qué me dicen del Pep Guardiola, niño prodigio reconvertido en la encarnación de la prudencia y la sensatez. Y del Xavi, y del Iniesta... madre mía, vaya equipo. Gritemos hoy bien alto pues: Visca el Barça! Mañana ya veremos.

viernes, 22 de mayo de 2009

LA PITADA (22/05/2009)

13 de mayo de 2009, estadio de Mestalla, Valencia. El Barcelona y el Atlético de Bilbao van a disputar la final de la Copa del Rey de fútbol. Las aficiones de ambos equipos llenan las gradas y los cronistas deportivos echan mano de los tópicos para la ocasión: ambiente de gala, una fiesta del fútbol etc... Sus Majestades los Reyes de España se disponen a entrar en el palco del estadio. Suenan los compases del himno nacional. Primero son unos pocos silbidos, luego unos cuantos más y después... Después ya no se sabe, porque la conexión televisiva con Valencia se interrumpe y se da paso a un presentador en una plaza de Bilbao donde miles de aficionados se han reunido para ver el partido. Todos los bilbaínos gritan alborozados. ¿Y si resulta que todos los patriotas españoles se han quedado en casa? Va a ser que no. Gritan porque se ven en la pantalla gigante. “¡Somos nosotros, somos nosotros!” Mientras tanto, en el estadio de Mestalla, la pitada al himno y a Sus Majestades arrecia. Ensordecedora. Generalizada. ¿Por qué TVE nos privó del espectáculo? ¿Censura? Yo diría pudor o vergüenza: las imágenes podían herir la sensibilidad del espectador. Al día siguiente, la cabeza del responsable de deportes del ente público ondeaba en lo alto de la picota. Se le había puesto cara de turco. ¿Qué había hecho de extraordinario para merecer ese destino? Nada en absoluto. Como toda la clase política y periodística, ante el hecho incuestionable de que una proporción creciente de catalanes y vascos reniegan de lo español, lo desprecian o lo utilizan como insulto, el señor Reyes se había limitado a mirar hacia otro lado. Ojos que no ven. Yo prefiero que mis ojos vean, aunque el corazón sienta. No vergüenza, simplemente pena.

viernes, 15 de mayo de 2009

CHAQUETEROS (15/05/2009)

Veleta, caprichoso, frívolo, tornadizo, tránsfuga, chaquetero... Está demostrado que cuando se quiere dejar en evidencia a alguien y señalarle con el dedo, la creatividad lingüística se dispara. Parece que el reproche inspira más a los inventores de palabras que la aburrida virtud. Realmente, cambiar de opinión está muy mal visto. Decir Diego cuando antes dije digo, es uno de esos pecados que no se perdonan. ¿Es que nadie se equivoca, entonces? Constantemente. Pero cambiar de opinión implica el reconocimiento de un error y esto nos dejaría en situación de debilidad frente a nuestros competidores. Por desgracia, así funciona el mundo. Personalmente, prefiero a un chaquetero sincero que a un personaje de fachada brillante, incapaz de reconocer que se ha equivocado. El error es la antesala de la sabiduría; la obstinación, el camino recto a la catástrofe. Estos últimos días han sido pródigos en ejemplos de sonoros cambios de opinión. Ignasi Guardans, para escándalo de sus compañeros de CIU, ha aceptado el nombramiento como director del Instituto del Cine; en su día abogó por la desaparición del Ministerio de Cultura. Rosa Aguilar, otrora fustigadora implacable del PSOE, ha dejado alcaldía y militancia en IU para aceptar una consejería en la Junta de Andalucía. Ramoncín, que en 2002 firmó un manifiesto contra el programa Operación Triunfo, se sienta ahora como jurado a la vera del mismísimo Risto Mejide. Adivino lo que están pensando. Cambiar de opinión, a cambio de un puesto remunerado, no tiene demasiado mérito. Según se mire. Llevarán su pasado pegado a la piel, para toda la vida. Algunos, físicamente: en el cadáver de Carlos XIV de Suecia, antiguo mariscal de Napoleón, sus enterradores encontraron un tatuaje que decía: “Mort aux rois” (muerte a los reyes). Su pasado revolucionario le acompañó hasta la tumba.

viernes, 8 de mayo de 2009

LA COLA DEL PARO (08/05/2009)

Una de mis rutas habituales, camino del trabajo, pasa junto a una oficina del INAEM. O debería decir pasaba: he decidido suspender este trayecto en horario matinal, hasta nuevo aviso. Contemplar el espectáculo de una fila de parados de cien metros de larga, y que ellos me contemplen a mi, me produce una incomodidad bastante notable. Lo se, es absurdo, un sinsentido. Nadie me llama esquirol, ni me pone la zancadilla . Tampoco yo tengo por costumbre lucir un bronceado marinero, un traje de Giorgio Armani o un alfiler de corbata de la CEOE. Sin embargo siento que cientos de ojos me miran, en silencio, preguntándose “¿por qué este tipo tiene trabajo y yo no?”. El paro está haciendo estragos en España. En la actualidad, 4 millones de personas, el 17% de la población activa, busca trabajo sin encontrarlo. Una verdadera tragedia nacional. Durante el último año, en los países de la zona euro el desempleo ha crecido en 2,82 millones de personas, de los que dos tercios corresponden a España. La crisis mundial está golpeando duro, eso es evidente, pero creo que hay algo más. Si miramos las cifras del paro con humildad y espíritu crítico, debemos concluir que en la economía española algo está fallando, desde hace muchos años. Los políticos de uno y otro lado, en lugar de sacar balones fuera o tratar de disimular la alegría que les produce la infructuosa gestión económica del adversario, deberían dedicarse a investigar por qué el paro en España, por sistema, dobla o triplica la tasa de otros países europeos. En crisis o en bonanza. Espero que lo averiguen porque, en el fondo, no es culpabilidad lo que siento al pasar frente a una oficina del INAEM. Es miedo. Miedo a reconocer un rostro demasiado parecido al mío, que me recuerde la terrible realidad. Mañana podría ser uno de ellos.

viernes, 1 de mayo de 2009

SUSAN BOYLE (01/05/2009)

Ni un magnicida podría ser más rápido. Susan Boyle, escocesa, 48 años, saltó del anonimato absoluto a la fama mundial en apenas unas horas. Su aparición en un programa de nuevos talentos de la televisión británica cantando el tema “I dreamed a dream”, causó una verdadera conmoción. Se presentó allí como salida de una película de los años 50, con un vestido pasado de moda y unas cejas más pobladas que México D.F. El recibimiento por parte del público y el jurado antes de la actuación, fue condescendiente y burlón. A todas luces, Susan Boyle era demasiado fea, demasiado vieja y demasiado frikie, para poder aportar algo a un concurso en el que, además, la sobrevaloración de las propias aptitudes artísticas era un fenómeno demasiado frecuente. Pero a Susan no debieron afectarle demasiado esas medias sonrisas llenas de suficiencia. Estaba acostumbrada. Nacida en un parto con complicaciones, la falta de oxígeno le dejó secuelas en forma de dificultades de aprendizaje y bajas calificaciones escolares. Para sus compañeros de colegio era “Susie, la simple”. “Nunca me han besado”, afirmó sobre el escenario, justo antes de empezar a cantar. ¡Dios mío, aquello parecía perfectamente posible!. Y cantó. De repente, el mundo se dio cuenta de que el patito feo era en realidad un cisne, y que el cisne cantaba como los ángeles. Las risas tornaron en lágrimas de emoción y 100 millones de personas se conmovieron al ver su actuación a través de You Tube. Los telediarios de todo el planeta dieron la noticia y productores de cine se lanzaron a la caza de los derechos... La fantástica historia de Susan Boyle se ha contado cientos de veces, con otros protagonistas: hay algo hermoso dentro de cada ser humano. Sin excepciones. Vivimos de espaldas a esta verdad casi todos los días de nuestra vida. Por eso nos emociona tanto recordarla.

viernes, 24 de abril de 2009

DEFLACIÓN (24/04/2009)

Esta semana, la tercera noticia más leída de la sección de negocios del “New York Times” se refiere a la economía española. Nada bueno, como se pueden imaginar: “La caída de los precios en España extiende el miedo a la deflación en toda Europa” Por primera vez desde 1961, cuando se empezaron a contabilizar oficialmente, los precios han bajado. Según el periódico norteamericano, somos el paciente ideal para observar cómo evoluciona la enfermedad económica que afecta al mundo. En España ha aparecido un nuevo síntoma y esto ha llenado de terror a los matasanos de la economía: la deflación o, dicho en cristiano, la bajada de los precios. Señores economistas: basta ya. Toda la vida acogotados por la inflación y resulta que cuando los precios bajan, en lugar de alegrarnos, debemos preocuparnos más todavía porque la deflación es algo muchísimo peor. Vaya por Dios. Conozco perfectamente la teoría económica sobre el particular. A precios más bajos sube la demanda de los consumidores pero disminuye la cantidad de bienes que los productores están dispuestos a sacar al mercado. En consecuencia, la actividad se ralentiza en una espiral imparable de desaceleración económica. En teoría. Después de soportar durante años escandalosas subidas de precios que jamás se vieron reflejadas en el novelesco, inverosímil índice de precios al consumo (IPC), creo que los españoles nos hemos ganado el derecho a disfrutar de unos sorbitos de deflación, sin que tengan que venir los agoreros de turno a amargarnos el dulce. Tampoco pedimos que un café vuelva a costar lo que pagábamos por él en pesetas. El olmo no da peras. Nos conformamos con que lo dejen como está, una buena temporada. Y si quieren hablar de deflación, háganlo. Pero sin levantar la voz, por favor. Estamos algo cansados.

sábado, 18 de abril de 2009

BASURA (17/04/2009)

La cajera va a introducir mi panecillo y mi caja de quesitos en una bolsa de plástico. “No hace falta, muchas gracias” No quiero que se moleste. Ella sólo pretendía facilitarme las cosas y hacer bien su trabajo. Podría intentar explicarle los motivos de mi comportamiento pero no lo hago: la cola de un supermercado es el lugar menos indicado del mundo para hacer discursos o ganar adeptos para alguna causa. Esta vez, un vertedero sería más apropiado. En Europa occidental, cada persona produce 500 kilos de basura doméstica, cada año. ¿Se imaginan un montón de basura de 500 kilos, feo, maloliente, insalubre, en la puerta de su casa? Puede que nuestra evolucionada sociedad haya puesto en marcha un sistema de recogida lo bastante eficiente como para quitarla de nuestra vista de la noche a la mañana. Muchos países en el mundo no pueden decir lo mismo. Sin embargo, la eficacia occidental no llega mucho más allá. Se queda en el vertedero. La basura seguirá allí, descomponiéndose y liberando metano a la atmósfera, un gas causante del efecto invernadero y del cambio climático. No se trata de convertirse en ecologista, dejarse el pelo largo o salir en pelotas a la calle con cualquier excusa. El sentido común aconseja reducir la cantidad de basura que lanzamos al mundo. Muchas de las medidas necesarias para conseguirlo están fuera de nuestro alcance, eso es cierto. Pero no todas. Por comodidad o por desidia muchas veces no hacemos lo suficiente. Reciclemos. Ahorremos recursos. Reutilizar una bolsa de plástico puede parecer un gesto insignificante, pero no lo es. Multipliquen y verán: 3000 lectores, 2 bolsas por semana, 52 semanas: aquí, en familia, podemos ahorrar 312.000 bolsas en un sólo año. Juro que me pongo a ello.

viernes, 10 de abril de 2009

OPOSICION (10/04/2009)

Así son las reglas del juego democrático: el partido político vencedor en las elecciones ocupa el gobierno y el segundo partido más votado ejerce labores de oposición. No lo hemos inventado en España. Funciona así en democracias mucho más añejas y consolidadas que la nuestra. Lo que ya no tengo tan claro es que la aplicación práctica de este principio sea también igual en todos los países. Me temo que no. En España la dinámica gobierno-oposición es fácil de describir: el gobierno actúa y la oposición, con independencia de cualquier otra circunstancia, se opone. Con la precisión de un reloj suizo. Con la fatalidad de las leyes de la física. Se puede hundir la economía, estallar la Tercera Guerra Mundial o volver las diez plagas de Egipto, no importa. La oposición se opondrá. Si un meteorito gigantesco se dirigiera contra la Tierra, apuesto a que la oposición en España emplearía sus últimas horas en criticar los planes de infraestructuras del gobierno o el diálogo con ETA. Es indiferente de qué partido político se trate: con pequeños matices de estilo, PP y PSOE ejercen la oposición de forma muy parecida. Cuando las cosas van medianamente bien, la economía marcha y se respira cierta paz social, esta forma de hacer política llega a ser tolerable. Es parte de nuestra idiosincrasia, dirán los sociólogos. Como la paella, los toros o los capirotes de Semana Santa. Sin embargo, cuando estamos sumidos en una crisis grave, el espectáculo de ver a los políticos tirarse las cosas a la cabeza y de canto, por sistema, es irritante, deprimente y agotador. Irrita ver tantas energías estúpidamente malgastadas. Agota lo repetitivo del asunto. Deprime la certeza de saber que a la oposición le preocupa más alcanzar el poder cuanto antes que el bienestar de la comunidad. ¿Alguien dijo patriotismo?

viernes, 3 de abril de 2009

PROTOCOLO (03/04/2009)

La reunión en Londres del G-20 ha levantado gran expectación en todo el mundo. Los analistas políticos discuten sobre quién se llevará el gato al agua en los debates. ¿Será el eje franco-alemán regulacionista o el anglo-americano de los paquetes de rescate? Otros comentaristas más ligeros no quitarán ojo a los modelos que luzca Michelle Obama y al grado de grisura del pelo de su flamante marido, Barack. A medio camino entre la frivolidad y la diplomacia está el protocolo. La ciencia de los tenedores para el pescado y las relaciones sociales entre poderosos puede parecer algo superficial pero, en una cumbre mundial como ésta, juega un papel fundamental. Piensen, por ejemplo, en la cena celebrada el miércoles en Downing Street. ¿Cómo sentar a los 18 hombres y 2 mujeres más influyentes del planeta en la misma mesa sin que nadie se moleste? Algunas reglas básicas del protocolo pueden deducirse fácilmente. La zona central de la mesa, la más codiciada, la ocupan los poderosos. El anfitrión inglés, por supuesto, el americano, el chino, el francés y la alemana. ¿Cómo evitar que se note demasiado? Infiltrando en alguno de los puestos de honor a países menores, elegidos al azar. Allí estaban esta vez los presidentes de Corea del Sur e Indonesia, entre el susto y la satisfacción, junto a Obama y Gordon Brown. ¿Y nuestro Zapatero? Cómodamente instalado en la clase media, entre el australiano y el sudafricano, hablando de fútbol con el presidente turco (sabe Dios en qué idioma). El brasileño Lula Da Silva se sienta junto al rey saudí Abdullah. ¿De qué hablarán? ¿De las mujeres y el carnet de conducir? ¿Del nuevo sambódromo de Río de Janeiro? Un puro misterio. La ciencia del protocolo aún guarda secretos que escapan al entendimiento de los simples aficionados.

martes, 31 de marzo de 2009

EL LINCE (27/03/2009)

Ha sido una campaña publicitaria efectiva. Con la dosis de demagogia necesaria para llamar la atención y con un mensaje de fondo perturbador. Comparar la legislación del aborto con la de protección de una especie amenazada como el lince quizá no sea un alarde de lógica aristotélica, pero hay que reconocer que la Iglesia Católica ha conseguido despertar el debate y cabrear a mucha gente. Hasta el conservador de linces de Doñana se ha sentido en la obligación de opinar del asunto; resulta que el lince no era ibérico sino euroasiático. El aborto es un asunto incómodo. Sus detractores hablan alto y claro de inmoralidad pero no de soluciones jurídicas. ¿Deberían ingresar en prisión las mujeres que aborten? Los partidarios más ardorosos se refieren al aborto como un derecho reproductivo y propugnan el aborto libre. Entre unos y otros se sitúa la gran mayoría, partidaria de la despenalización pero que, habitualmente, opta por comprometerse lo menos posible. A raíz de la campaña de la Conferencia Episcopal todos se han lanzado a hablar del lince, de la Iglesia, del hambre en el mundo, pero muy pocos han entrado en el fondo del asunto. No soy católico. Sin embargo, el aborto me plantea serias dudas morales. Creo que es un grave error. Estoy a favor de la despenalización completa: ninguna mujer que aborte debería ir a la cárcel, de la misma forma en que alguien que se autolesione no será condenado por ello. Estoy en contra del “derecho” al aborto: es algo simbólico, pero de gran importancia. Estoy en contra de que se practiquen abortos pagados con mis impuestos. No se si lo habrán notado, pero no encajo en ninguna parte. De esta columna renegarían por igual Bibiana Aído y Benedicto XVI. Porque las opiniones son siempre ricas y variadas. Mucho más de lo que les gustaría a unos y a otros.

domingo, 29 de marzo de 2009

TAXI (Marzo 2009)

Estoy en el Mercadona y tengo una llamada de París. No suelo recibir llamadas desde París cada día. Ni cada mes. Ni cada año. Vale, de acuerdo: es la primera llamada de París en toda mi vida. Una voz femenina sufre por hacerse entender en un castellano más que rudimentario. La superioridad lingüística me permite seguir haciendo la compra mientras la parisina suda la gota gorda buscando palabras en el departamento cerebral de la lengua cervantina que, en su caso, parece ser más pequeño que un kiosko de pipas. “¿Dónde demonios está el Licor del Polo?” Recuerdo al presidente de Mercadona anunciando el comienzo de la 3ª guerra mundial y dejo de buscar. O me conformo con la marca blanca o me limpio los dientes con Ajax pino. La conversación no avanza. Decido pasar al francés y cambiamos los papeles: ella se viene arriba y yo me quedo plantado en mitad de la sección de pizzas y congelados, incapaz de hacer una segunda cosa aparte de chapurrear. Al final nos entendemos: debo hacer llegar una cinta a París antes del viernes, para participar en un concurso de cortometrajes llamado “La mirada de la mujer”. “Yesuisanom” - intento hacerle entender que soy un hombre –. Como el protagonista de mi cortometraje es una mujer, he sido seleccionado. Fantástico. Debo llegar a Seur en 15 minutos. Cojo un taxi. Corra. Dése prisa. Al principio, el taxista se concentra en la tarea. Pero yo mismo me busco la ruina: hago un inocente comentario sobre política. El taxista se transforma. Leo en el sintonizador de radio unas letras reveladoras: COPE. Por su boca salen más de diez insultos por minuto, por lo que deduzco que es un fiel seguidor de Federico. Céntrese que no llegamos. No hay manera. Vocifera, gesticula, se acalora. Adiós Louvre. Adiós Barrio Latino. Nunca nos quedará París. Mira que hay taxis. Maldita política.

CLINT EASTWOOD (Marzo 2009)

Tiene 78 años y no ha cedido a la tentación de estirarse la piel. En su caso, el de un galán admirado por millones de hombres y mujeres durante décadas, asistir con elegancia al espectáculo de la propia decadencia física tiene su mérito. Clint Eastwood siempre ha sabido adaptarse a los tiempos. Tras unos duros comienzos alcanzó el estrellato como actor, encasillado en papeles de duro pistolero del oeste o policía de gatillo fácil. Ganaba entonces más de lo que podía gastar y se había instalado cómodamente en el status de celebridad. No tenía ninguna necesidad de arriesgar el dinero o el prestigio. Pero lo hizo. Fundó su propia productora y, en 1971, dirigió su primera película. Que una estrella de Hollywood compaginara su trabajo de actor con la dirección de películas era casi una excentricidad. Además, el Eastwood director demostró tener una sensibilidad distinta, muy alejada de Harry el Sucio y los brutales personajes que le hicieron famoso como actor. Película a película fue ganando en madurez y profundidad. Con el tiempo, llegaron las obras maestras, los premios y el reconocimiento mundial. Otra fantástica oportunidad para el conformismo. Pero no. Lo más increíble del caso de este casi octogenario californiano es que, a diferencia de lo que les ocurrió a otros grandes maestros del cine como Hitchcock o Wilder, él no ha perdido con los años la frescura creativa o el favor del público. Sigue dirigiendo, actuando, componiendo las bandas sonoras y, con su última película, “Gran Torino”, arrasando en las taquillas. En esa cara cuarteada y llena de arrugas, sus ojos no han cambiado. Quizá ellos tengan la respuesta de todo. La mirada de Clint Eastwood sigue conservando la seducción, la curiosidad, la piedad o la fiereza de siempre. Morirá con ella. Con suerte, dentro de muchos años. Dios te guarde, Clint.

LAS PESADILLAS DE DARWIN (Marzo 2009)

Junio de 1858. Charles Darwin, naturalista inglés de 49 años, no consigue dormir. En su vida, todos los frentes de lucha parecen haberse puesto de acuerdo para lanzar un ataque feroz. La enfermedad crónica que sufre desde hace décadas avanza imparable. Una epidemia de escarlatina amenaza la vida de sus hijos (Charles Waring, de dos años, morirá en pocos días) Su teoría científica más preciada, la que escribe secretamente en un cuaderno rojo que nadie más lee, se encuentra gravemente amenazada. Charles Darwin no puede dormir porque se siente culpable. ¿Qué clase de padre se preocupa durante un solo minuto de su prestigio profesional, mientras sus hijos mueren delante de sus ojos? La carta de su colega Wallace le ha llenado de inquietud. Se está acercando extraordinariamente a la teoría de la evolución de las especies por medio de la selección natural, que él concibió hace más de 20 años y que sólo sus más íntimos conocen. ¿Qué demonios le ha impedido publicarla hasta ahora? ¿Las dudas religiosas? Aceptar que la especie humana es una más dentro de la creación, resultado de la evolución de especies anteriores, echa por tierra el relato de la Creación y la singularidad del hombre, que proclama la religión. Pero no. Hace años que las dudas religiosas dejaron de mortificarle. Ahora acompaña a su familia hasta la puerta del templo, y aprovecha para pasear por el campo, sumido en sus pensamientos. ¿Por qué, entonces, este silencio de años? El rostro de Darwin dibuja una sonrisa en la oscuridad. Está recordando cómo se sintió la primera vez que se atrevió a hablar a su amigo, el botánico Hooker, de su gran secreto: fue como confesarse culpable de asesinato... La sonrisa se transforma en un rostro de determinación. Mañana empezará a escribir. Agotado, el sueño le acoge al fin.

REVOLUCIÓN (Febrero 2009)

Puede que el título les suene a guillotina, a grupos de barbudos vestidos de cáqui fumando vegueros en una isla caribeña o a un señor de gafitas redondas diciendo que lo tuyo es mío – dámelo ahora mismo - y el pueblo somos todos. Revolución es una bonita palabra pero, generalmente, aquellos que la usan se acaloran fácilmente y son propensos a combinarla con otras menos pacíficas: ejecuciones, purgas, limpiezas. Casi todas las revoluciones políticas conocidas han acabado recurriendo a la violencia contra ese pueblo al que habían venido a salvar. La revolución vasca no es una excepción. ¿Revolución? Bueno, a fin de cuentas, ETA nació como un movimiento revolucionario de liberación nacional. ¿Recuerdan el nombre que reciben las cantidades de dinero que solicitan periódicamente los terroristas en cartas amenazantes dirigidas a empresarios vascos? Impuesto revolucionario. Por tanto, sí, el movimiento abertzale encabeza una revolución, pero una que abandonó hace mucho tiempo el idealismo de las flores y los puños en alto; una revolución en plena fase stalinista, donde el entusiasmo militante, la complicidad o la simpatía han sido sustituidos por la amenaza y el miedo. Las encuestas dicen que el 60% de los vascos rechaza totalmente a ETA. Un 17% cree que su acción pudo estar justificada en el pasado pero no actualmente. Un 12% comparte sus fines pero no sus métodos violentos. Un 3% les apoya parcialmente, criticando sus errores. Finalmente, un 0,4% les apoya por completo. ¿En nombre de quién matan entonces? Gran interrogante. ETA y su entorno necesitan desesperadamente una nueva revolución. Y esta vez pacífica: la del camino de vuelta y el reconocimiento de los errores. Pedir y dar perdón. Señores valientes revolucionarios vascos: les estamos esperando.

ROSA (Febrero 2009)

Según el CIS, Rosa Díez es la segunda política mejor valorada por los españoles, detrás de Rodríguez Zapatero y por delante de Rajoy. Con la que está cayendo, no sorprende demasiado que ninguno de ellos alcance el aprobado: 4.43 para la líder de UPD, 4.55 para el presidente del Gobierno y unos inquietantes 3.51 para el jefe de la oposición. Suspendidos, pencados, cateados. La única que tiene motivos para la alegría es Rosa Díez, a la que podría concederse un “progresa adecuadamente”. Según para quién, claro. Desde las elecciones de marzo ha triplicado el número de seguidores y su ascenso ha disparado las alarmas en los cuarteles de los grandes partidos. Consigna: hay que poner etiqueta a esta mujer a toda costa. La del equipo rival, por supuesto. Cuando se pregunta a Rajoy sobre ella, su rostro se tensa, levanta el dedo índice y dice: Que nadie se equivoque, esa mujer es socialista. Para el PSOE, Rosa Díez es como Figo cuando se pasó al Real Madrid: una traidora que ha abandonado los ideales progresistas para pasarse a la derecha. El objetivo es que la fuga de votos hacia Unión, Progreso y Democracia - el complicado nombre del partido de Rosa Díez - afecte más al partido rival que al propio. Mientras tanto, la política rebelde, el grano en el trasero de los partidos tradicionales, no deja de repetir la palabreja que esconde la verdadera fuerza de su proyecto político: el suyo es un partido “transversal”. En cristiano, que caben gentes de izquierda y de derecha. Imposible, dirán muchos. Yo les cuento un caso real: Miguel y Pilar son un matrimonio amigo, que jamás ha votado al mismo partido. El se escora a la derecha y ella a la izquierda. Ahora afirman que apoyarán a UPD. Que en su casa se acabaron las discusiones políticas a gritos. Que irán a votar juntos y de la mano. Estrategas políticos, tomen nota.

ULTIMAS VOLUNTADES (Febrero 2009)

Siempre me han gustado los entierros de las películas americanas. Bandejas de suculenta comida, bebidas espirituosas y multitud de invitados elegantes que ríen despreocupadamente derramados por las habitaciones-cocina-salón (nos lo enseñan siempre todo) del enorme chalet con jardín que parecen tener adjudicado los norteamericanitos desde el día en que vienen al mundo. Se les ve tan a gusto que parece que no se ha muerto nadie. Además, los familiares más directos del fallecido tienen el detalle de salir al jardín en soledad o quedarse en un discreto rincón para no estropear la fiesta a los demás, que han cruzado el Rubicón del “hoy ya no ceno”, y se han lanzado a comer y beber como posesos. Lo digo completamente en serio. Para mi funeral preferiría más cerveza y menos lágrimas. Menos rezos y más canciones. El problema es que, o se realiza una declaración formal y por escrito o, cuando menos te lo esperas (es decir, cuando te mueres), te ves dentro de una caja presidiendo un fúneral plúmbeo en el que sólo habla una persona a la que no conociste nunca, con un fondo de música de cassette. Por escrito, con fecha y firma. El testamento vital o declaración de voluntades anticipadas es un documento firmado ante un funcionario, un notario o varios testigos, en el que pueden recogerse estas cuestiones y otras mucho más importantes: instrucciones sobre los tratamientos médicos que deseamos o no recibir en caso de imposibilidad de manifestar nuestra voluntad, sobre donación de órganos... Aunque a los oligopolios de la moral les moleste, la libertad humana no prescribe por la enfermedad o la inconsciencia. Para evitar intromisiones de obispos y primeros ministros conviene dejar las cosas claras. Formularios de testamento vital son fáciles de encontrar en internet.

ORO (Febrero 2009)

Si usted se hubiera levantado de la cama un 10 de septiembre de 2001, activo, de buen humor, y se hubiera acercado hasta el banco para comprar 5000 euros de oro, hoy podría venderlo por 25.000. Si el precio de un producto sube – dice la teoría económica – es porque muchos individuos lo quieren al mismo tiempo. El problema para los demandantes de oro es que el metal amarillo no se cultiva, ni se fabrica; se arranca a la tierra dolorosamente. La cantidad de oro que llega al mercado es siempre limitada – rigidez de la oferta, lo llaman- , y si el número de demandantes aumenta, el precio sube, sube y sube. ¿Por qué le ha dado a todo el mundo últimamente por comprar oro? ¿Quieren enterrarse en sarcófagos forrados con la “carne de los dioses”, como hacían los faraones egipcios? No, me temo que los prêt-a-porter funerarios de Tutankamón y los suyos no volverán. La culpa es de la crisis, para variar. Los ricos, contra la creencia popular, también sufren mucho en tiempos de incertidumbre económica. ¿Qué hacer con el dinero? Si la moneda se deprecia, de los bancos quién se fía, el ladrillo está por los suelos y la bolsa ni le cuento...me compro un lingote y problema resuelto. ¿Y si el mundo se diera cuenta de pronto de que el oro, en sí mismo, no vale para nada? Hasta 1971 respaldaba a los dólares americanos y era el sostén del sistema financiero mundial, hoy ni eso. La joyería ha quedado, en solitario, como su única aplicación “práctica”. Como era de esperar, esta frivolidad tiene un alto precio: la extracción del oro provoca gravísimos problemas sociales, políticos y medioambientales en países del tercer mundo. Como hace miles de años, se mata y se muere por poseer el símbolo de la fortuna y la inmortalidad. Caprichosos, implacables y no siempre racionales. Habrá que aceptarlo: así somos.

EL COLOSO (Enero 2009)

El Coloso es un cuadro pintado por Goya. O por su hijo Javier. O por su discípulo Asensio Juliá. Sabe Dios. Lo único seguro es que la tela está colgada en el Museo del Prado y que, al pie del marco, no se por cuánto tiempo, un rótulo declara: Francisco de Goya. Como uno de los pasatiempos favoritos del género humano es discutir, la polémica sobre la autoría de este coloso con el torso desnudo y los puños al aire, promete ser larga y divertida. Manuela Mena, conservadora del museo, ha levantado la liebre. En una solemne conferencia de prensa afirmaba que sus sospechas, secretamente abrigadas desde 1991, se han confirmado: el cuadro no es de Goya. Pobre mujer. Qué mala vida habrá llevado con ese terrible pensamiento durante años. Sobre todo si recordaba el catálogo que escribió para una exposición de 1988, donde la obra “pastiche” de hoy era descrita como “una de las más dramáticas, poéticas y misteriosas de Goya”. Los trazos que hoy tacha de toscos, sucios y torpes eran entonces “golpes rápidos y nerviosos, de una precisión y energía singulares”. Suena raro utilizar los mismos elementos para defender la autoría y para rebatirla, 20 años después. Todavía más raro convocar una rueda de prensa, sin ser 28 de diciembre, para decir que El Coloso “casi seguro” que no es de Goya. Reconozco que, en el fondo, preferiría que no lo fuera. Juego con ventaja, claro: no me juego el prestigio ni el dinero. Pero me encanta pensar que todos, discípulos incluidos, tenemos una obra maestra en nuestro interior. Un pensamiento genial, un chut por la escuadra, una canasta de tres desde medio campo, una nota de amor pegada a la nevera digna de Benedetti, una fotografía movida que podría colgarse en el MOMA de Nueva York. Todos tenemos algo de Goyas, pero no vayan diciéndolo por ahí. Al director del Prado podría darle un infarto.

SULLY, EL PILOTO (Enero 2009)

Su gloria ha sido efímera. Periodísticamente, el fenómeno Obama se ha llevado por delante su hazaña. El increíble aterrizaje que protagonizó el piloto Chesley B. “Sully” Sullenberguer III sobre las aguas del río Hudson en Nueva York ha pasado a un segundo plano de la actualidad, pero también se ha ganado un confortable lugar en la historia de la aviación. Unos inocentes pajarillos, en el lugar equivocado en el momento equivocado, habían inutilizado los motores del A320 a los pocos minutos de despegar del aeropuerto de La Guardia. La pericia y la sangre fría de Sully lograron dirigir el avión entre la jungla hormigonada y depositarlo suavemente en el río. Con una tranquilidad peliculera, más propia de James Bond, organizó la evacuación del avión hasta que llegaron los barcos de salvamento. Según testigos presenciales, el nudo de su corbata no llegó a aflojarse. El único síntoma de la tensión del momento, fueron algunos mechones de pelo que se habían movido de sitio. Al llegar a la terminal llamó a su mujer y le recordó que cancelara la mesa en el restaurante que habían reservado para esa noche. La leche. Cuando vi su foto en internet lo comprendí todo. Esperaba encontrar a un Leonardo Di Caprio con gafas ray-ban y resultó que no. Sully tiene 57 años y aparenta 15 más. Tiene el culo pelado de pilotar cualquier cosa con alas desde los 17 años. Los héroes en la vida real existen, pero no son guapos ni tienen el pelo negro y espeso. Tienen cuatro pelos grises. A esta sociedad que idolatra la juventud, el caso de Sully envía un mensaje bien claro. Despreciar la veteranía es un grave error. Espero no ver a Sully anunciando corn-flakes en la tele, al menos de momento. Que siga en el oficio. Así, si algún día cojo un avión a Nueva York, todavía será posible. Dormiré tranquilo pensando que lo pilota él.

ROBINSON (Enero 2009)

Daniel Defoe escribió “Robinson Crusoe” en 1719. Está considerada la primera novela inglesa y el segundo libro más leído después de la Biblia. El Quijote particular de los ingleses. Si aquí nos dedicábamos a leer libros de caballería y desfacer entuertos – la producción de entuertos siempre ha sido notable en las Españas - , el inglés prefería el puritanismo del autocontrol, el esfuerzo y la laboriosidad: en unos años, convertía su isla desierta en un vergel. Al parecer, el autor acababa de sufrir una quiebra económica y escribió la novela para motivarse en la lucha por volver a salir a flote. Como ven, la recomendación de este libro no puede ser más oportuna, en los tiempos que corren. No esperen una historia de aventuras. Quizá fue por mi delicada naturaleza juvenil, pero cuando leí “Robinson Crusoe” me pareció profundamente triste. Creo que su lectura te hunde, o te hace tan fuerte como para levantar a la mismísima General Motors. De todas formas, cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre. A algunos, la perspectiva de vivir en una isla desierta y tener a un coco sonriente como único compañero de tertulia, no les parece tan indeseable. La oficina de turismo del Estado de Queensland, en una astuta campaña publicitaria, ha ofrecido “el mejor empleo del mundo”: ser el guardián de la paradisíaca isla desierta de Hamilton durante seis meses. Su misión: pasear por las playas y bucear en las barreras de coral para comprobar que todo está en orden. Vivirá en una lujosa villa con piscina y cobrará 150.000 dólares por los servicios prestados. La web que hacía la oferta se colapsó en pocos minutos. Que quieren que les diga. Yo no lo tengo tan claro. A veces el paraíso y el infierno están tan cerca que pueden llegar a tocarse. Pregunten a Robinson Crusoe.

ATEOS (Enero 2009)

Corría el año 1977. Adolfo Suárez, presidente del gobierno a la sazón, acababa de legalizar el Partido Comunista de España. Un Viernes Santo, para más inri. Un servidor, infante de ocho años de edad, se decidió a preguntar: “¿qué es un comunista?” Como no era cuestión de empezar con Marx y la lucha de clases, mi interlocutor, un chaval algo mayor, quiso ser breve y contundente: “alguien que no va a misa”. Horrorizado, pensé que iban a ir todos al infierno de cabeza. Treinta y pocos años después, una asociación de ateos barceloneses ha pagado un rótulo publicitario en los autobuses urbanos que reza: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida” Sí, es evidente que este país ha cambiado mucho. Muchísimo. Sin embargo, creo que algunos de los pleitos que han enfrentado a los españoles durante el último siglo siguen vivos. Civilizadamente - por suerte, a nadie se le ocurririría hoy quemar una iglesia o lanzar una nueva cruzada contra las hordas ateas - pero vivos. La cuestión religiosa es el más importante de todos. ¿Exagerado? Puede que la práctica haya descendido vertiginosamente pero la religión sigue ahí, infiltrada en el debate político y poniendo en peligro la convivencia. No hay nada que objetar a la práctica privada de la religión. A mi, personalmente, me inspira un respeto absoluto. No soy católico pero cuando entro en un templo guardo silencio, saco las manos de los bolsillos y me trago el chicle. La jerarquía católica debería hacer lo mismo, en lo político. Utilizar el argumento divino en el debate público es sectario y peligroso. Quién sabe. Si algún gobierno se atreviera a separar definitivamente la religión y el estado, quizá dentro de treinta años proclamar el ateísmo ya no sería escandaloso. Porque ya no interesaría a nadie.

2009 (Enero 2009)

Por una vez, el mundo entero se ha puesto de acuerdo en algo. Desgraciadamente, no se trata de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre o de una acción vigorosa para frenar el deterioro del planeta. Al parecer, el 2009 va a ser un año apocalíptico. La crisis económica es tan profunda, dicen los expertos, que nadie sabe realmente cuando tocaremos fondo. En estas circunstancias, desearle a alguien feliz año nuevo suena irremediablemente a chiste de humor negro. Para más inri, el último día del año cumplí los cuarenta de vida, y la visión de las velas con forma de numerito sobre la tarta no se me va de la cabeza. Delante de ese cuatro y ese cero, tan orondos, tan rotundos, casi me faltó el aire para soplar. Cuarentón y de cabeza a una crisis, menudo panorama. Lo siento pero me rebelo, no me da la gana, hasta aquí hemos llegado. Me niego a comenzar el año uniéndome al coro universal de agoreros que pronostican un mundo peor para el 2009. Aunque el conflicto arabe-israelí, la violencia machista o el aumento de los niños respondones en las escuelas parezcan desmentirlo, nuestro mundo es mejor cada día. Más justo y más compasivo. Nunca en la historia los seres humanos se preocuparon más por el destino de sus semejantes, por su sufrimiento o su bienestar. Al que tenga alguna duda o crea que me he dado un golpe en la cabeza, le invito a repasar un buen libro de historia universal. ¿Triunfalismo? En absoluto. Tropezaremos mil veces, sufriremos crisis de todos los colores, pero saldremos adelante. Me propongo comenzar este 2009 con los sentidos bien alerta: las ideas que transforman el mundo no surgen en tiempos de calma. La crisis será dura. Cambiar siempre lo es. Pero yo ya estoy deseando verlo. Viva 2009.

LOTERIA (Diciembre 2008)

No me ha tocado la lotería. Entiendo que la noticia no es demasiado original. Apostaría todo lo que tengo a que a usted, querido lector, tampoco le ha tocado un premio importante. Lo lamento mucho por los dos. Hubo una época – era yo más joven y más rebelde – en que llegué a estar convencido de que la lotería era un invento del Estado para tener controladas a sus masas proletarias, pero que nunca tocaba. Es decir, que todo estaba amañado. Me temo que acababa de leer “1984”, la novela futurista de George Orwell, y su influjo pesimista había arraigado con fuerza en mi mente juvenil, ansiosa de cuestionarlo todo. Algunos años después, sí, creo. ¡La lotería toca a alguien! A pesar de ello, sigo pensando que Orwell tenía parte de razón. La lotería vino a España de la mano de Carlos III, que la trajo de Nápoles en 1763. Originalmente su misión era recaudar fondos para el Estado “sin quebranto de los contribuyentes”. Lo que entonces no sabían o no querían decir públicamente es que la lotería cumplía otra función mucho más importante: impedir revoluciones. Podría decirse que el invento no les salió demasiado bien si miramos a nuestra turbulenta historia de levantamientos, pronunciamientos y golpes de Estado, pero estoy convencido de que, sin la lotería, habría habido muchísimos más. Y creo que el argumento es válido hasta hoy. Cuando la economía se va al garete, los políticos meten la mano donde no deben o el sobrino de un ejecutivo de banca obtiene, de un gobierno socialista, una rebaja en el IRPF por su cara bonita, el ciudadano corriente siente dos impulsos primitivos: pegar fuego a alguna sede gubernamental o comprar un billete de lotería, para ver si puede mandar todo – trabajo, país, familiares incómodos – al infierno, e irse a una playa desierta a beber piña colada. Respiren hondo y no se preocupen. Todavía nos queda la del niño.

EAU DE CIERZO (Diciembre 2008)

Son tan navideños como el turrón o los abetos decorados. Durante estos días los anuncios de colonias bombardean sin piedad nuestras neuronas, a la caza de un pedazo de nuestra maltrecha paga extraordinaria. Para un creativo publicitario, el encargo del spot televisivo de una colonia debe ser un desafío profesional de primera magnitud. Porque lo que se vende dentro de esas botellitas es algo muy especial. A nadie se le ocurriría un anuncio que dijera: “compre mi eau de cologne...snif, snif ¡no se imaginan lo bien que huele!” Si un marciano llegara a la tierra durante las navidades, se preguntaría para qué demonios sirven esos frasquitos. Por qué se lanzan hombres musculosos desde acantilados con los pantalones vaqueros puestos. Por qué algunas mujeres se hacen jirones la ropa como si estuvieran enfadadas. Dónde se esconden los especímenes humanos que aparecen en esos anuncios cuando no están haciendo esos anuncios. Por qué parece siempre que esos individuos están ansiosos por aparearse... Habría que explicarle al marcianito que ese líquido llamado colonia, además de oler bien, sirve para otras cosas. Si uno es feo, le hace sentir más guapo. Si no se come un rosco, le convence de que sus posibilidades han aumentado. Si se tiene complejo de provinciano, le hace a uno internacional y plurilingüe. Si vive en un piso-zulo, se imaginará en un ático acristalado en Manhattan. Si uno es más pobre que las ratas, le hará sentir como Paris Hilton. Como aquí debe haber negocio del bueno, me he propuesto lanzar mi propia línea de colonia. Se llamaría Eau de Cierzo y en el anuncio aparecería yo, afeitado eso sí, con el Ebro y las torrecicas del Pilar al fondo. Un buen amigo me ha dicho que no funcionaría. No logro entender por qué.

JOSECHU (Diciembre 2008)

Conozco a Josechu desde que tenía cinco años. Cada vez que íbamos a casa a merendar, mi padre decía invariablemente: Josechu, tienes cara de no haber roto un plato en tu vida. Me costó años entender lo que significaba aquello. Josechu sabía poner esa cara angelical delante de los padres, de niño perfecto, y después cometer las mayores gamberradas, con preparativos y a conciencia. Porque Josechu fue siempre un gamberro y, sobre todo, un soñador muy metódico. Quiso construir un coche de rallies, ser piloto de fórmula 1 o tunearse una vespa. La mayoría de sus planes se frustraba por imposibilidad material, legal o ambas a la vez. Desde muy pequeño comenzó a oir a su alrededor una frase que le acompañaría toda su vida: ¡Ya está Josechu con otra de sus locuras! Cuando un buen día dijo que abandonaba sus estudios universitarios de ingeniería para convertirse en cocinero y marchó a Madrid a fregar platos en los mejores restaurantes de la capital, no se puede decir que el mundo se extrañara demasiado. Otra locura más. Ya volverá. Pero no lo hizo. Pasaron los años y de un restaurante pasó a otro. Poco a poco, de fregar los platos pasó a prepararlos. Su aprendizaje le llevó al País Vasco, a Cataluña, a estar junto a los mejores, como a él le gusta, metódicamente. Volvió a Zaragoza y abrió su restaurante. Durante dos años, su nombre nunca sonó entre los cocineros famosos de la ciudad. Josechu no era hombre de marketing. Y hace pocas semanas saltó la noticia: a su restaurante le habían concedido la estrella Michelin, la única de Zaragoza. Le llamo para felicitarle: Josechu, quiero escribir un libro sobre tu vida, eres la encarnación del sueño maño-americano. Josechu ríe y, aunque no veo su cara, puedo imaginarla. Creo que todavía no ha roto ese plato.

MALABO – JULIÁN MUÑOZ (Diciembre 2008)

Como hay varias Guineas es fácil equivocarse. Malabo es la capital de la que se sitúa más al sur, más cerca del ecuador: la Guinea Ecuatorial. La geografía de este pequeño país es una muestra más de la artificialidad de las fronteras africanas y de los problemas prácticos que plantea. Pero dejemos las fronteras como están, que bastantes problemas han dado ya. Lo que me apetece recordar hoy es que Malabo se llamó Santa Isabel y que Guinea Ecuatorial fue, un día no muy lejano, una provincia tan española como Albacete o Teruel. ¿Y qué tiene que ver Julián Muñoz con este asunto? Todo fue una desgraciada coincidencia. Era viernes y Tele 5 había anunciado a bombo y platillo una exclusiva entrevista con el convicto ex-alcalde de Marbella, ex-pareja de tonadillera. Me senté frente al televisor. Zapeando por las distintas cadenas fui a parar a un documental de la 2 que llamó mi atención. Malabo, Guinea Ecuatorial. Pronto me di cuenta de que en el reportaje no iba a ver nada del esplendor de Africa ni de la sugerente mezcla de vitalidad y fatalismo de sus habitantes. Los protagonistas eran niños afectados por la malaria. La crudeza y la falta de esperanza que desprendían las imágenes era tan brutal que hubiera deseado estar en otro sitio. Salir corriendo. Me hubiera ido físicamente a aplaudir a Julián Muñoz a algún estudio de televisión. Pero no pude. Yo había estado allí y yo había sufrido la enfermedad. Si conservaba dentro de mi algo de solidaridad, lealtad o vergüenza torera, no podía mirar hacia otro lado. Aguanté a duras penas hasta el final. Cuando pude cambiar de canal apareció la figura tranquilizadora, casi beatífica, de Julián Muñoz. Todo volvía a su ser. Por fin, la paz. Pensé en los 300.000 euros que cobró el ex-alcalde. Creo que la entrevista nos salió barata.