sábado, 9 de febrero de 2013

LA GOTA Y EL VASO (08/02/2013)

Soy consciente de que, a estas alturas, media España está hasta el gorro del desagradable asunto de los sobresueldos en la cúpula del Partido Popular. Me uno a ese cansancio. El problema es que, al tratarse de un episodio que pronto figurará en la lista de los grandes escándalos políticos de la historia de España – junto al del estraperlo o el caso Matesa -, me siento obligado a dedicarle unas líneas, aunque solo sea para dejar constancia de que, tristemente, yo estuve aquí. En efecto, en primer lugar, de tristeza va la cuestión. No entiendo a aquellos que parecen regocijarse de la lamentable situación que atravesamos, simplemente porque ha golpeado de lleno “al enemigo”; me parece de tontos no darse cuenta de que viajamos en el mismo barco y de que la vía de agua, si no se tapona, nos acabará mandando a todos al fondo. ¿Aceptó el presidente sobres con dinero negro? That´s the question. Nótese que digo si los aceptó, porque doy por seguro que se los ofrecieron. No es difícil llegar a esta conclusión. Creo que es imposible encontrar a un solo español que no haya pagado o cobrado, al menos una vez en su vida, mediando dinero negro. O que no se lo hayan ofrecido. En un sector tan propenso a la corruptela como la política, ¿por qué las cosas iban a ser distintas? Sin embargo, en este asunto, conviene hacer distingos: no es lo mismo el dinero negro, que el dinero negrísimo, sucio, o directamente delictivo. Y no es lo mismo recibir siendo un trabajador que no puede negarse, que un alto funcionario con un bonito sueldo. Usted y su conciencia sabrán, señor presidente. Si aceptó esos sobres, tráguese el sapo y saboréelo. Por mi parte, la única esperanza es que, de todo este lío, pueda salir algo de provecho. Que cambien las reglas, los partidos y las personas. Que algún día podamos decir que hubo una gota que desbordó un vaso.

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