viernes, 14 de junio de 2013

SUELO (14/06/2013)

El Tribunal Supremo acaba de sentenciar que el suelo no debería estar donde lo fijaban las hipotecas ofertadas por muchos bancos y cajas españolas durante años. Que esa edificación financiera es ilegal por opaca, y que si a los tipos de interés les da por bajar hay que dejarles, para beneficiar a los clientes que pactaron unas cuotas hipotecarias variables. Es el fin de las “cláusulas suelo”, una práctica bancaria a todas luces injusta pero que los consumidores toleramos durante años con una sumisión sorprendente. Si los tipos de interés suben – en perjuicio del cliente – no hay techo alguno; pero si bajan a partir de un límite, le ponemos un suelo e impedimos que este cliente se beneficie. Nos vieron cara de tontos, no hay duda. En nuestro descargo hay que decir que todo se operaba con la habilidad que solo dan los años de experiencia, la piel curtida de tratar con muchos españolitos incautos y ganarse su confianza con un trato familiar, pegajoso como la tela de araña que atrapa al primero que pasa. Se evitaba la expresión “cláusula suelo” para no despertar la suspicacia de los pocos valientes que se atrevían a preguntar. En su lugar se insertaba un párrafo de jerga financiera tan incomprensible, que no valdría ni para que Groucho Marx hiciera un chiste con él: nadie se reiría. Si los bancos han estado cobrando de más durante años, ¿no sería justo que lo devolvieran? El Tribunal Supremo no se ha atrevido a ir tan lejos. Según él, estas cláusulas son ilegales no por abusivas, que es lo que son, sino por falta de transparencia en la información a los clientes. Como resultado, la sentencia no tiene efectos generales y retroactivos. Alegrémonos, a pesar de los pesares. No todos los días el poderoso caballero Don Dinero recibe una bofetada tan sonora y merecida. Me entran ganas de ponerme a aplaudir.

2 comentarios:

  1. Pues chico, no estoy de acuerdo. La Sentencia es injusta por demagógica. Más de veinte años viendo leer escrituras de concesión de préstamoss hipotecarios, siempre he visto leer la cláusula debidamente y con cumplida explicación. No hay nada complejo en entender que el mínimo aplicable será el 3% a no ser que seas manifiestamente subnormal. Por lo demás, qué hay de malo en pactar un suelo, sabiendo que el coste de estructura de un banco es el 2%? De cuándo acá el legislador en economía de libre mercado puee fijar el precio de las cosas? Y por qué los notarios y registradores, filtros de ajuste a derecho de las operaciones sometidas a su doble acción, se han ido de rositas? La abusividad no existe. Es lo que hay. Sólo van a conseguir una cosa: encarecer el precio del dinero. Ah, y el bbva la ha cagado bien al pedir la aclaración. Más empleados de banca a la calle, más bancos a cerrar. Es obvio. Ya veréis qué bien cuando sólo quede el Santander y el bbva (a quienes por cierto la sentencia suelos afecta poquísimo).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El Hombre del Faro1 de julio de 2013, 11:16

      Me falta la práctica más elemental para saber cómo funcionan estos asuntos en el mundo real. Tu punto de vista es, por ello, de lo más interesante. Sin embargo, creo que la redacción de esas claúsulas suelo - al menos las que yo he leído - era sospechosamente retorcida; no quiero imaginar que diría de ellas alguien con una formación más elemental. ¿Incomprensibles? Además, los bancos no son unos agentes económicos cualesquiera operando en una economía de mercado. No descubro nada diciendo que tienen conexiones directísimas con el poder político. ¿Existe alguna relación entre la burbuja inmobiliaria y la mano invisible de los bancos influyendo en la vida de los partidos políticos y, por extensión, en la marcha del país? Creo que es indiscutible. En este contexto hay que analizar esta sentencia sobre las cláusulas suelo: en el de un período de reacción frente a la posición dominante de la banca sobre los intereses de los consumidores y de todo el país; reacción contra la codicia ciega - y torpe - de los ejecutivos bancarios en favor de una política económica sensata y sobre bases sólidas. Muchos de estos últimos sí se han ido de rositas con jugosas indemnizaciones. Al menos, que los que se queden tengan la sensación de que todo el monte ha dejado de ser orégano: si quieren jugar con las cláusulas hipotecarias, que sepan que alguien les vigila con más atención que antes. ¡Gracias Hans y un abrazo fuerte!

      Eliminar