viernes, 14 de febrero de 2014

MENOS POLÍTICA Y MÁS CINE (14/02/2014)

La gente del cine en España ha sido tradicionalmente bastante rojilla. Bueno, esto podría matizarse: el mismísimo Franco se lanzó a escribir – bajo seudónimo -  el guión de “Raza”, un pestiño del género bélico-propagandístico que alababa las virtudes de su bando nacional frente a las hordas rojas. Pero si hablamos de la reciente historia, desde la muerte del dictador, las nuevas generaciones que han nutrido la industria audiovisual han sido mayoritariamente gentes de izquierda. Durante bastantes años, esta realidad se aceptó por parte de los sectores más conservadores de la sociedad sin demasiados traumas. Y llegó la guerra de Irak y el movimiento del “no a la guerra”. La gala de entrega de los premios Goya de aquel año cavó una fosa entre peliculeros y simpatizantes del Partido Popular que se ha mantenido hasta hoy. Para estos, el cine español se ha convertido en algo sospechoso, no solo por la calidad de sus películas (a las que jamás van), sino por el presunto sectarismo antipepero de los que las hacen. El problema de los conflictos enquistados es que el paso del tiempo no les pone remedio; el quiste se agarra a la carne hasta confundirse con ella, y para deshacerse de él hace falta alguien con unas dotes de relaciones públicas irresistibles. Es decir, todo lo que no es el ministro Wert. Sinceramente, creo que el sector del cine en la actualidad está mucho menos politizado que antaño, y tiene un perfil bastante más plural. Pero claro, los conservadores en España no acaban de enterarse. ¡Hace años que no ven la gala de los Goya! Como dijo David Trueba, gran triunfador de los premios de este año, el cine español está hecho por gentes que votan a todos los partidos y que piden ayudas al estado como lo puede hacer el sector porcino o el de las oleaginosas. Tengamos pues la fiesta en paz. Hagamos menos política. Vayamos más al cine.

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