viernes, 9 de mayo de 2014

PIXELIZADOS (09/05/2014)

De un tiempo a esta parte, los hijos menores de edad de los famosos ya no pueden enseñar el rostro en televisión. Tienen que aparecer pixelizados, irreconocibles, para proteger su sacrosanto derecho a la intimidad. En algunos casos, la medida parece lógica: si tus padres son unos destalentados sin remedio, mejor será que tus compañeros de guardería no te relacionen con ellos. En otros, se roza el absurdo en una ridícula competición por ver quién es más políticamente correcto. Hoy hay que pixelizar a los niños para protegerlos, evitar exponerlos a la visión de cualquier comportamiento violento, sexista, antisocial, introducirles en una burbuja con sus maquinitas para que molesten lo menos posible. Vivimos en una época de sobreprotección de la infancia con un paradójico déficit de educación; exactamente lo contrario a lo que ocurría hace una o dos generaciones. La mía aprendió a leer con los álbumes de Tintín donde aparecía un personaje llamado Capitán Haddock con una desmedida afición al whisky que hoy haría poner el grito en el cielo a los defensores del menor. O los de Axterix, donde el bardo acababa siempre atado de pies y manos en una execrable muestra de comportamiento intolerante y de marginación al diferente... Cualquier tiempo pasado no fue mejor, que conste. La educación de los niños de hoy tiene aspectos muy positivos que han supuesto un avance indiscutible frente a la de tiempos pasados. Los niños y niñas del siglo XXI son más libres, más igualitarios, tienen más iniciativa y se han librado en gran medida de una educación religiosa retrógrada y basada en el miedo. Que no es poco. Ahora solo faltaría que dedicáramos un poco más tiempo a educarlos. Para que cuando pudieran mostrar su rostro a la cámara, debajo de los píxeles aparecieran siempre personas responsables y honestas.

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