sábado, 28 de marzo de 2009

ESPERANZA, LUCHA Y CONQUISTA (Agosto 2006)

Cuenta Luis Buñuel en sus memorias que, siendo joven, cuando una orquesta de renombre acudía a Zaragoza, él y sus amigos comenzaban a disfrutar del concierto con semanas de antelación. Recopilaban toda la información posible sobre el programa, compraban las partituras y las tarareaban. El concierto era el gran colofón, el climax que ponía fin a unos días inolvidables. Luego llegó el fonógrafo, que causó un enorme impacto en su época. ¡Era posible elegir el autor, la obra musical y celebrar un concierto, en la propia casa y en cualquier momento! Pasado el estupor inicial, no tardó en darse cuenta Buñuel de que algo se había quedado en el camino. La ilusión, el gozo, incluso la belleza, ya no eran las mismas. Nunca pudo volver a sentir la misma emoción de aquéllos primeros conciertos. El calandino comprendió que la belleza necesita de esperanza, de lucha y de conquista, y que sin ellas la experiencia artística y sentimental está condenada al gatillazo, a una frustración que, por inesperada, se hace más dolorosa. La historia es muy aficionada a repetirse y ahora, nuestra generación, se encuentra en una situación similar. A través de Internet, cualquiera tiene hoy a su disposición, de forma gratuita, toda la música imaginable, desde los boleros hasta el hip-hop. Al alcance de un clic y sin pagar un euro. La conquista despojada de toda espera y de todo esfuerzo, una bacanal de mp3 que no podemos digerir. Con las descargas desde la red, llevaremos un noble oficio a la decadencia y la sociedad entera quedará empobrecida por este regalo envenenado. Pero soy optimista. Sé que saldremos de ésta. Cuando dentro de un tiempo alguien nos obligue a esperar, a luchar, ¡y a pagar! por la música que escuchemos, aunque algunos no lleguen a darse cuenta, todos lo agradeceremos.

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