Fa vint anys que tinc vint anys, vint anys i encara tinc força, i no tinc l´ànima morta... Mi abuelo era catalán y se apellidaba España, ya ven, qué provocación. Pero no, mis conocimientos de lengua catalana no vinieron de él porque, desgraciadamente, no llegué a conocerlo. Fue gracias a Joan Manuel Serrat, quien tuvo la ocurrencia de escribir una canción sobre su cuarenta cumpleaños sin citar la palabra cuarenta, que supongo le impresionaba bastante. Me aprendí la letra, ingenuamente, aunque luego descubrí que tenía a mi disposición un arma muy poderosa. La recité entera en medio del fragor de una discusión bastante acalorada con un independentista mallorquín, para intentarle demostrar que el catalán también era mi lengua. Se puso de todos los colores, el pobre. Me llamó esquizofrénico y yo, al ver que el directo al mentón le había dejado un poco tambaleante, quise rematarlo y pasé de recitarla a cantarla a pleno pulmón, con gorgoritos serratianos incluídos...¡aaah, qué gran momento!
Porque yo cuando escucho a Serrat me siento catalán de pies a cabeza, y no lo digo por provocar. Y sobre todo me siento vivo. Hace unos días, cuando le escuchaba en el auditorio de Zaragoza, me sentí un privilegiado. Despertar emociones en los demás es el oficio de los artistas y Serrat es un maestro de artistas. Es la gran figura de la canción popular española del último siglo y, estando ya en vida en los altares, ha conservado la humildad intacta. Porque es coherente hasta la desesperación. ¿Sabían que el La-la-la de Massiel es una canción suya por la que renunció a Eurovisión al no permitirle cantarla en catalán? ...i em sento bullir la sang...¡Moltes gràcies, Joan Manuel!
Porque yo cuando escucho a Serrat me siento catalán de pies a cabeza, y no lo digo por provocar. Y sobre todo me siento vivo. Hace unos días, cuando le escuchaba en el auditorio de Zaragoza, me sentí un privilegiado. Despertar emociones en los demás es el oficio de los artistas y Serrat es un maestro de artistas. Es la gran figura de la canción popular española del último siglo y, estando ya en vida en los altares, ha conservado la humildad intacta. Porque es coherente hasta la desesperación. ¿Sabían que el La-la-la de Massiel es una canción suya por la que renunció a Eurovisión al no permitirle cantarla en catalán? ...i em sento bullir la sang...¡Moltes gràcies, Joan Manuel!
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