sábado, 1 de mayo de 2010

PAZ CIVIL (30/04/2010)

El proceso contra Baltasar Garzón, el que se refiere a las actuaciones del magistrado para perseguir los crímenes cometidos durante el franquismo, vuelve a traer a primer plano de la actualidad las páginas más tenebrosas de nuestra historia reciente. Para desesperación de muchos. ¿Cuándo podremos hablar de la guerra civil y del franquismo sin que “nos hierva la sangre iracunda”? Con la habitual torpeza de los políticos al manejar el debate histórico, en el Partido Popular han acusado al gobierno de poner en peligro la democracia y los socialistas han contestado afirmando que los populares hacían el juego a la Falange. Declaraciones explosivas, si fueran pronunciadas por alguien que tuviese por costumbre acomodar el sentido de sus palabras con la responsabilidad de su cargo público. Por suerte, esta vez, la cotidiana verborrea irresponsable de muchos de nuestros políticos hace que unas palabras potencialmente apocalípticas, no pasen de irritantes e inofensivas, como un petardo infantil. Siempre he estado a favor de honrar a los muertos de la guerra civil, de buscarlos y desenterrarlos si es preciso. Sin embargo, el proceso iniciado por Garzón para juzgar penalmente al franquismo a la manera chilena o argentina, me parece un gran error. No desearía que fuera condenado por ello –sería desproporcionado y poco práctico- pero debería recibir una seria advertencia: nadie está por encima de los procedimientos. En España, todos tenemos unas raíces, un pasado. Unos dirán que Franco es el personaje más funesto de la historia y otros que no tanto. Cuando la polémica pase, que pasará, todos, hijos de fachas y de rojillos, deberíamos hacer un esfuerzo por comprender. Por comprender al otro. Setenta años después, creo que nos hemos ganado el derecho a la paz civil.

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