viernes, 11 de noviembre de 2011

LA GRAN CHAPUZA (11/11/11)

Decididamente, el candidato Rubalcaba no muestra demasiada convicción. Habla de mejorar la democracia, de desbloquear las listas y de lograr mayor proporcionalidad en los resultados electorales con el mismo entusiasmo de un ateo rezando el quinto misterio. Al otro lado de la mesa, el candidato Rajoy, alias “a la tercera va la vencida”, mientras ordena sus papeles llenos de datos pacientemente recolectados durante legislaturas, alza la cabeza y se pregunta si estará lloviendo en Santiago de Compostela. ¿Qué demonios significará eso de lograr mayor proporcionalidad? Quizá se refiera al hecho increíble de que el millón de votantes de Izquierda Unida en toda España solo consiguiera dos diputados en las elecciones de 2008, mientras que los 300.000 del PNV lograran seis. O a que el único escaño del partido de Rosa Díez le costara el voto de 300.000 fieles, mientras que al PP cada uno de sus diputados le saliera al módico “precio” de 60.000. Creo que por ahí iban los tiros. Ante tamaña injusticia, cabría preguntarse por qué los candidatos de IU y UPyD no se queman a lo bonzo abrazados a los leones del Congreso en señal de protesta. Se aguantan las ganas. Creen que si el ciudadano supiera que votar por ellos en la mitad de las provincias de España equivale a tirar la papeleta a la basura, conseguirían menos apoyos y perderían legitimidad. Por esa razón, en tiempo de elecciones, se limitan a decir que “cada voto cuenta”, cuando la realidad es exactamente la contraria: la mayoría de los votos que reciben no cuenta para nada. Así nos va. Con el sistema electoral más chapucero de Europa, el parlamento se nos volverá a llenar de peperos, socialistas y de nacionalistas separatistas, estos últimos esperando el momento propicio para salir dando un portazo. Parece un sainete pero desgraciadamente no lo es. Es un país y se llama España.

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