viernes, 13 de febrero de 2015

CHICAS (13/02/2015)

A lo mejor tienen que pasar cosas como esta para que entendamos que las cosas han cambiado. A mí me lo cuentan hace quince años y me da un ataque de risa. Me lo cuentan el lunes y sigo sin creérmelo. Hoy soy yo el que lo cuenta y les ruego que me crean. Es martes, 9 de la noche, y como viene ocurriendo desde hace un cuarto de siglo, el glorioso equipo de fútbol sala “Mármoles Gómez”, en el que tengo la inmensa fortuna de militar, se dispone a jugar su partido semanal. Tercera división de la liga de deporte laboral, probablemente la categoría más modesta del fútbol mundial, pero que nadie se equivoque: allí no se regala nada. Como no estés en forma y no tengas unos fundamentos peloteros mínimos, no rascas bola. Ni la hueles. El árbitro está a punto de dar el pitido inicial cuando alguien de los nuestros pronuncia una frase que merecería ser esculpida en mármol: “Oye, allí hay dos chicas”. Así, de primeras, no puedo confirmarlo porque las lentillas me vuelven la mirada algo turbia, pero parece que es cierto: en el equipo rival hay dos chicas vestidas de corto, dispuestas para jugar. Escandalosamente jóvenes. En ese momento, alguien podría haber iniciado con el árbitro una de esas discusiones sobre reglamento que no llevan a ningún sitio, sobre si esto es una competición exclusivamente masculina o algo parecido. Pero no lo hicimos. Nadie dijo nada. El árbitro no dijo nada. Todo el mundo fingió normalidad, a pesar de que aquello no tenía nada de normal. Probablemente, en nuestro yo profundo todos pensamos que era una buena ocasión para exhibirnos, como hacen los machitos de cualquier especie desde que el mundo es mundo; el yo más superficial pensó que era una ocasión perfecta para hincharse a marcar goles. ¿Que qué ocurrió? No finjan. Lo saben. Perdimos. Pero esa es ya otra historia…

2 comentarios:

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  2. No finjo, sé que perdisteis y sé por qué perdisteis, pero si nadie dijo nada ni siquiera el árbitro, yo tampoco diré nada...

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