viernes, 6 de febrero de 2015

TURMIX ELECTORAL (06/02/2015)

Esta semana se escenificaba en el Palacio de la Moncloa la firma de un nuevo pacto contra el terrorismo entre los líderes de los dos principales partidos. Para los ilusionados partidarios del cambio político, las encuestas anuncian que esta estampa bipartidista tiene los días contados. Sin embargo, la cosa no está tan clara. Me temo que muy pocos se han molestado en traducir las cifras de intención de voto a escaños reales, pasándolas por el turmix de la ley electoral española para ver cómo queda realmente el panorama. Más de uno se puede llevar una sorpresa. Conviene recordar que una de las tendencias más marcadas del sistema electoral para el Congreso de los Diputados, es la de favorecer a los partidos mayoritarios, sobrerrepresentándolos. Es decir, que populares y socialistas suelen obtener un porcentaje de escaños superior al porcentaje de votos obtenido. La culpa principal de esta desviación la tiene el mapa de las circunscripciones electorales en España: muchas provincias pequeñas donde se reparten pocos escaños, y donde el tercer partido en discordia se tiende a quedar fuera de la disputa. Algunos argumentarán que Podemos es ya un partido mayoritario – las encuestas le sitúan incluso por delante del PSOE – y que por tanto no le afectaría esa tendencia de la ley. Cierto, si se confirman las cifras. Pero la ley electoral española tiene otro sesgo muy marcado, y este sí afecta directamente al partido de Pablo Iglesias: el sesgo conservador. Muchos escaños repartidos en muchas provincias pequeñas, poco pobladas y sin grandes núcleos urbanos. ¿Qué caracteriza al votante de esas circunscripciones? El conservadurismo. El “más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer”. Que nadie se lleve a engaño, entonces. El resultado de Podemos en las grandes ciudades podría ser histórico. Pero el batacazo fuera de ellas, también.

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