viernes, 11 de septiembre de 2009

MACHOS (11/09/2009)

Es la clásica noticia tardo-veraniega. Mientras nuestros políticos desperezan sus bronceados músculos, prestos a despellejarse mutuamente en el nuevo curso político, siempren quedan algunos huecos informativos por llenar. Esta semana se ha hablado de las mujeres al volante. De cada 10 accidentes con víctimas, 7 afectan a hombres y 3 a mujeres. 95 hombres pierden todos los puntos del carnet por cada 5 mujeres. 50 bebedores son cazados al volante por una sola bebedora. De cada cien individuos viva-la-virgen que circulan sin carnet, ¡hay una sola mujer! Escalofriante. Los hombres seguimos convencidos de que las féminas conducen peor, pero resulta que las estadísticas no nos acompañan demasiado. Probablemente somos más hábiles al volante, técnicamente hablando, pero si nos quedara un poco de sentido práctico, hace tiempo que habríamos dejado para siempre el puesto a nuestras señoras y le habríamos encontrado al carnet de conducir alguna otra utilidad. De marcapáginas, por ejemplo. Para los expertos consultados, el hombre tiene una menor percepción del riesgo. Por eso pisa más el acelerador y respeta menos las normas. Discrepo. El hombre percibe el riesgo igual que una mujer. Igual que un torero. La clave está en que, por razones culturales, el macho compromete su masculinidad en la conducción mientras que, para la mujer, el coche es algo absolutamente instrumental. Un hombre puede tener un pésimo oído musical, cocinar mal, ser un zoquete con las manualidades o con los idiomas. Se llegará a jactar de ello. Pero hay dos cosas que no puede hacer mal y ¡ay! de quien se atreva a insinuar lo contrario: satisfacer sexualmente a una mujer y conducir un vehículo de motor de dos o cuatro ruedas. Maldita cultura del macho hispánico. Nos sale demasiado cara.

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