viernes, 8 de octubre de 2010

PREGUNTEN A AMANCIO (08/10/2010)

Así, a bote pronto, el nombre les sonará a un viejo futbolista del Real Madrid. Sin embargo, no creo que Amancio Ortega sea demasiado aficionado al fútbol. Si lo fuera, ya se habría comprado el Deportivo de La Coruña y el Celta de Vigo de una sola tacada, porque tiene dinero suficiente para eso y mucho más. Amancio Ortega, fundador del grupo Inditex, es el hombre más rico de España, el segundo de Europa y el noveno del mundo, con una fortuna personal estimada en 25.000 millones de dólares. Es evidente que el empresario leonés no ha llegado a la cima profesional gracias a inversiones tan dudosamente rentables como la compra de un club de fútbol. Además, le faltaría un requisito esencial: el ansia de notoriedad. Amancio Ortega es un hombre celoso de su intimidad y huye del reconocimiento público como de la peste. No le faltan razones para ello. La cultura española, tradicionalmente entregada a empresas quijotescas, siempre ha puesto a los mercaderes bajo sospecha. A los pícaros hidalgos les sucedió la lucha de clases, el anarquismo, ideologías que abrazamos generosamente. Para rematar la faena llegó el general Franco con su Estado paternalista, administrador de licencias, cuotas y mordidas. Resumiendo, que el empresario español nunca lo tuvo fácil. Cuando pudo comprarse el coche alemán con la estrella en el morro, fue más envidiado que admirado. Más despreciado que imitado. No es extraño que Amancio Ortega haya preferido pasar inadvertido. Qué lástima. Sospecho que alguien que empezó de aprendiz de camisero y ha llegado a tener 5.000 tiendas en 77 países, con 100.000 trabajadores, debe saber algo de economía. En un país con más de 4 millones de parados, una ministra debería tener la humildad suficiente para descolgar el teléfono y preguntar: “Amancio, ¿tú qué harías?”

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