sábado, 8 de octubre de 2011

OBAMA ME INVITA A CENAR (07/10/2011)

Me da un poco de pereza, la verdad. Cógete el avión, enfúndate el traje y, hala, a dar conversación al hombre más poderoso del mundo mientras perjuras que los langostinos te gustan así, con caparazón y todo, porque no sabrías cómo empezar a pelarlos... sin usar las manicas, claro. Y luego está el otro problema: el menú para dos me sale por 35.800 dólares del alerón. Obama es un tipo simpático, no lo vamos a negar, y mi señora se pirra por intimar con Michelle, pero no acabamos de decidirnos. Además, qué demonios, hay muchas posibilidades de que a Barack solo le interese nuestro dinero, y que en el fondo piense que somos unos nuevos ricos chiflados, ansiosos por enseñar la foto de nuestro encuentro a las amistades para verles palidecer de envidia... Admito que el sistema de recaudación de fondos para sufragar las campañas electorales en Estados Unidos es bastante surrealista, pero no se puede negar que es mucho más directo y transparente que el nuestro. En España, intentar averiguar cómo se financian los partidos políticos te puede llevar al fondo de un río con unos zapatos de hormigón armado. La relación de escándalos es larga: Filesa, Naseiro, Casino, Tragaperras, y el más reciente, Gürtel. Como el único órgano fiscalizador de la contabilidad de los partidos – el Tribunal de Cuentas – no tiene poder sancionador y, además, es elegido por los parlamentarios, las infinitas irregularidades que se cometen solo salen a la luz pública en forma de escándalo judicial, cuando el asunto despide tal olor que alguien llama a la fuerza pública. Fundaciones opacas, créditos bancarios cancelados de forma misteriosa, donaciones inconfesables... Al lado de todo esto, las cenas de los Obama junto a millonarios de mejillas sonrosadas por la emoción casi me enternecen. ¿Para qué está el dinero? Chica, por qué no, un día es un día.

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