viernes, 9 de marzo de 2012

EL GRAN LEGADO (09/03/2012)

Es nuestro tesoro y debemos conservarlo como el legado más importante que dejaremos a las generaciones futuras. No estoy hablando de las redes sociales, de Lady Gaga o de los goles de Lionel Messi; la aportación más valiosa que vamos a hacer a la historia de la humanidad es algo tan humilde y tan grandioso a la vez como una idea. Puede que su enunciado carezca de la elegancia de un Descartes o de la erudición de un Leibniz, pero estoy convencido de que ayudará a nuestros nietos a ser más felices y provechosos; allá va: cuando tu banquero, tu representante político y tu vecino del quinto se aferren a una predicción económica que va contra la lógica, repitiéndola como si fuera una oración sagrada, confía en tu instinto: esa predicción es falsa. “Los pisos no pueden bajar de precio. El mercado inmobiliario es indestructible”. España entera, desde las élites dirigentes hasta el trabajador más menesteroso, basó sus decisiones políticas y económicas en ese mantra falso, falsísimo, y así nos ha ido: las administraciones públicas arruinadas, los bancos y cajas tocados del ala y el tejido empresarial hecho jirones. Lo más triste del caso es que la verdad estaba al alcance de cualquiera; los libros de historia nos recordaban que la gran crisis de 1929 nació de otra predicción falsa que todos quisieron creer, llevados por la codicia. En aquel entonces, el mercado de valores también era indestructible y el precio de las acciones no podía bajar. ¿Alguien ha caído en la cuenta que desde aquel jueves negro han pasado 82 años, que es casi exactamente nuestra esperanza de vida en la actualidad? La memoria orgánica del ser humano, la de verdad, no da para más. Dentro de un siglo más o menos, en lugar de las acciones o los pisos será alguna piedra exótica o los coches de época, quién sabe. Que se vayan preparando.

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