viernes, 11 de mayo de 2012

INVERTEBRADOS (11/05/2012)


 Dice Ortega y Gasset en su famoso ensayo “La España invertebrada”, que la calidad de una nación depende de la cantidad de hombres superiores, modelos de conducta moral e inteligencia, que es capaz de producir, y de la docilidad con que el pueblo llano acepta su ejemplo y progresa gracias a él. España, decía el filósofo para explicar nuestra debilidad histórica frente a otras naciones europeas, se ha caracterizado por contar con una reducidísima clase de individuos sobresalientes, y por el desprecio que el pueblo siempre les ha dedicado. Por expresarlo en un lenguaje colegial que todo el mundo entenderá: en las aulas hispánicas ha habido siempre mucha morralla y poco empollón – el empleo de este último término ya lo dice todo – ; el inteligente ha tenido que ser, además, discreto, para no dejar en evidencia a sus compañeros, y conformarse con ser un bicho raro para no recibir una diaria ración de collejas. Comprendo que para la pacata mentalidad actual, todo eso de los individuos superiores y de la ejemplaridad haga levantar ronchas, pero estarán conmigo en que, en estos tiempos de zozobra, necesitamos más que nunca hombres y mujeres por encima de la media, no solo en calificaciones académicas, sino en valores morales como el esfuerzo, la valentía o la honradez. Estoy seguro de que los hay, y en cantidad. El problema es que no siempre son lo bastante visibles – el pueblo prefiere saber qué hace en su tiempo libre Belén Esteban, al pensamiento de Valentín Fuster-; o que sectores de vital importancia como la política o la banca, casi nunca escogen a los mejores. Así nos luce el pelo últimamente. 90 años después, me pregunto qué diría Ortega de la España actual. Quizá se asombraría de lo poco que hemos cambiado en ciertas cosas. De lo invertebrados que seguimos siendo.

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