viernes, 24 de agosto de 2012

SEPARACIÓN (24/08/2012)


A José Ignacio Wert, ministro de educación, cultura y deporte, se le podrán reprochar cosas y maneras, pero no que se esconda cuando llueve con gota gruesa y haya que salir para mojarse. Quizá el hecho de ser el ministro más impopular de España le haya inmunizado definitivamente contra el “qué pensarán los votantes”, caso insólito en España, lo que le augura una carrera política corta pero fulgurante. El último jardín en el que se ha metido ha sido el de la separación por sexo en los colegios concertados. Una reciente sentencia del Tribunal Supremo ha dictaminado que los colegios no mixtos, exclusivamente de chicos o de chicas, no pueden recibir financiación pública según la ley vigente aprobada por el anterior gobierno socialista. “Speedy” Wert ha saltado rápidamente al ruedo para advertir que, aunque el gobierno la acate, la sentencia podría contradecir los tratados internacionales auspiciados por la UNESCO. Lo que viene a decir que el gobierno piensa cambiar la ley y que los colegios afectados pueden respirar tranquilos. En esta vieja polémica, los dos bandos manejan argumentos de todo tipo: ideológicos, religiosos, psicológicos, científicos... Con franqueza, no se dónde encajan los míos. Por decirlo claramente, al estilo Wert, la separación de chicos y chicas en los colegios me parece un error garrafal. Sus partidarios dicen perseguir unos mejores resultados académicos pero, conscientemente o no, ocultan otras motivaciones menos altruistas. La separación hace más fácil su trabajo porque les libra de tener que lidiar con uno de los aspectos más cruciales y delicados de la formación de una persona: su relación con el otro sexo. Ya se apañarán los padres. O los propios interesados, con el catálogo bien conocido de inseguridades y complejos. Casi siempre, educar, también significa mojarse.

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