viernes, 18 de septiembre de 2015

EL MISTERIO DE LA MANZANA MORDISQUEADA (11/09/2015)

Ya adelanto que esta columna no va de física, ni de la fruta que inspiró a Isaac Newton la ley de la gravedad. La manzana que hoy me ocupa solo se escribe en inglés – Apple – y representa a una de las compañías más rentables del mundo. Su fundador, el excéntrico Steve Jobs, fue un empresario genial cuyas ideas todavía impregnan hasta el último producto del catálogo Apple: teléfonos inteligentes, tabletas electrónicas, ordenadores y, últimamente, hasta relojes. En realidad, la compañía de la manzana mordisqueada no sólo alberga un misterio; está repleta de ellos. Para empezar, ¿cómo han conseguido que todos sus clientes se conviertan en los mejores embajadores de la marca? ¿Quién no tiene un amigo que aprovecha nuestro menor descuido para recitar las innumerables ventajas de tener el dichoso Mac? Ya le puedes decir las veces que quieras que tienes un PC, sencillamente, porque cuesta tres veces menos: le da absolutamente igual. ¿Dónde está el truco? ¿Hipnosis a escala planetaria? Pero es que las habilidades hipnotizadoras de los herederos de Jobs no solo afectan a nerds, frikis y demás fauna capaz de plantarse en una tienda Apple a las dos de la mañana para comprarse un reloj de 600 euros, no. ¡Afectan también a sectores económicos enteros! Tomen el caso de la industria de la comunicación, por ejemplo. Cada lanzamiento de un nuevo producto Apple consigue una repercusión mediática tan brutal, que si tuviera que contabilizarse como gasto publicitario no habría suficientes dólares en el mundo para pagarlo. ¡Y les sale gratis! Al menos en teoría... Espero no ser el único tonto que les hace publicidad sin ver un duro. O algún regalico, al menos. Un reloj no estaría mal. O un iPhone 6. No le haría ascos a un iPad. O a un macbook pro. Lo confieso: es que molan un montón.            

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