viernes, 1 de julio de 2016

EL BUENO, EL FEO, EL MALO… Y RAJOY (01/07/2016)

Tras las elecciones generales del 26J, la escena política española se parece cada vez más a un spaguetti-western. Suenan las trompetas del maestro Morricone, silba el viento y las capitanas cruzan dando tumbos la Carrera de San Jerónimo. Aquí va a haber tiros, más tarde o más temprano, lo que ocurre es que algunos tienen más balas que otros. ¿Quién es el bueno, el feo y el malo? Siéntanse libres de distribuir los papeles según sus preferencias. Porque el verdadero protagonista de la película se llama Mariano Rajoy Brey. Sobre los hombros del más gallego de los presidentes de nuestra historia ha recaído la responsabilidad de arreglar este desaguisado, de poner fin, con su retirada, a la parálisis que ha tenido huérfana de un gobierno estable a la sociedad española durante, por lo menos, seis meses. Sus partidarios insisten en que es él quien ha ganado las elecciones y que debe seguir en la Moncloa. ¿Están verdaderamente seguros? En febrero, la mitad de los votantes del PP afirmaba que no querían a Rajoy como candidato; en junio, antes de las elecciones, el 57% declaraba que el presidente en funciones debería dar un paso atrás si así facilitase la formación de un gobierno. En esas estamos. Aunque la campaña mediática pro-Rajoy arrecia estos días como nunca, no puede empañar dos tozudas realidades. La primera, que no puede invocarse ningún principio legal o político para forzar a otros partidos a posibilitar un gobierno de Rajoy con sus votos positivos o abstenciones. La segunda, que a España le conviene un nuevo presidente. Alguien que deje atrás la corrupción y que insufle una nueva esperanza a los españoles de toda condición. Se respira una calma tensa. El duelo final está a punto de empezar. Alguien tendría que insinuar a Rajoy que debería pasar a otro las cartucheras. 

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