viernes, 24 de junio de 2016

OPINADORES (24/06/2016)

Este bendito periódico tiene la sana costumbre de separar a sus “opinadores” por categorías – opinión política y opinión independiente - para orientar al lector sobre las lealtades del que escribe o su presunta independencia. Parece bastante razonable: un columnista que milita en un partido político no solo tiene un compromiso con sus lectores; lo tiene también con sus conmilitones, a quienes no puede traicionar expresando opiniones contrarias a la doctrina oficial del partido y a los que debe una conducta activa en la propagación de sus tesis. Ahora bien, los que ostentamos la bonita etiqueta de “independientes” tampoco estamos exentos de obligaciones. La primera y más evidente, para hacer honor al título, es la de no utilizar el sagrado espacio periodístico para hacer apología de un partido político. Esto no significa que los columnistas debamos ser políticamente indiferentes o que el día de las votaciones, a semejanza de la familia real, tengamos que quedarnos en casa. Todo lo contrario. Creo que para poder opinar hay que tener ideas políticas bien asentadas y, sobra decirlo, acudir a las urnas religiosamente. Lo que sí debe exigirse a un articulista es tolerancia y altura moral; humildad para admitir que el que no piensa como nosotros también podría tener razón. Hay pocos espectáculos menos edificantes en el mundo del periodismo que el de un profesional sectario, entregado a la defensa agresiva y destemplada de un partido político con el que se ha identificado tanto, que ha acabado por amputarse él mismo su propia independencia. Opinar en un medio público conlleva una responsabilidad. Prometo a mis queridos lectores estar siempre alerta y no caer en la tentación partidista. Esto es lo que hoy opino. El próximo 26 de junio, votaremos.

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