viernes, 5 de junio de 2009

EUROPA, EUROPA (05/06/2009)

Descolocados. Así nos coge cada cuatro años el asunto de las elecciones al Parlamento Europeo. Los partidos mayoritarios aprovechan la ocasión para lanzarse a la yugular en mítines y pugilatos televisivos en los que se habla de casi todo menos de Europa, y los minoritarios intentan levantar la voz entre el ruido ensordecedor de aviones Falcon surcando el cielo y loas al gran líder Rodríguez Zapatero, que vino al mundo para salvar el planeta (Leire Pajín dixit). La plétora de partidos nacionalistas, separatistas e híbridos, especie política abundantísima en la Península Ibérica, se agrupan según sus orientaciones ideológicas y aprovechan la ocasión para celebrar jornadas de convivencia e intercambiar experiencias. Creo que al político que más veces haya dicho durante el último año la frase “en el conjunto del Estado español”, le regalan una placa. Los grandes medios de comunicación, convertidos al euroescepticismo, airean los tópicos de siempre: el gigante económico vs. el enano político, la falta de arraigo popular de las instituciones europeas, la presumible alta tasa de abstención... Después de todo, lo increíble es que alguien vaya a votar. Yo voy a ir. No me lo perdería por nada del mundo. Si las posibilidades de que un francés venga a las calles de Alcañiz a degollar bajoaragoneses (1809) o de que un piloto italiano de caza nos bombardee (1938) son hoy inexistentes, es gracias al proceso de concertación europea. Después de siglos de guerras salvajes con millones de muertos, la creación de la Unión Europea constituye el logro político más importante de la historia de la humanidad. Suena exagerado pero no lo es. Pregunten a los coreanos lo difícil que puede llegar a ser hacer las paces. Debería comprarme una camiseta con estrellitas amarillas. Qué orgulloso iría.

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