viernes, 24 de julio de 2009

TRINIDAD (24/07/2009)

A Ana de Palacio se le atragantaron los canapés de bienvenida en el ministerio de Asuntos Exteriores: al día siguiente de su nombramiento, el 11 de julio de 2002, Mohamed VI tuvo la ocurrencia de enviar de camping a seis gendarmes marroquíes, al islote de Perejil. A ver qué pasaba. Algo parecido le ha sucedido a la nueva ministra de Salud: recién nombrada, se desata una epidemia mundial de gripe. Que ya es mala suerte. En política, Trinidad Jiménez no lo ha tenido siempre fácil. Integrante de la plataforma que llevó a José Luis Rodríguez Zapatero a la Secretaría General del PSOE, se le auguraba un brillante futuro en puestos ministeriales. En 2003, fue designada candidata socialista a la alcaldía de Madrid. Aunque cosechó unos resultados aceptables, Trinidad fue derrotada con claridad por Alberto Ruíz-Gallardón. A partir de entonces, pasó a un segundo plano. En la oposición municipal madrileña y como Secretaria de Estado para Iberoamérica. Mientras tanto, mujeres mucho menos experimentadas y capaces que ella, se convertían en ministras gracias a la filosofía paritaria del presidente Zapatero. Pero Trinidad nunca sacó los pies del tiesto. Siguió trabajando hasta que, al fin, llegó su oportunidad. Hasta ahora, su manejo de la crisis sanitaria de la gripe está siendo sobresaliente. La ministra de Sanidad transmite confianza y tranquilidad. Como he tenido ocasión de conocerla en la intimidad familiar, hace algunos años, puedo contarles cuál es su secreto: Trini es lo que parece. Espontánea, sincera, honesta, brillante y trabajadora. No necesita engolar la voz, hacer gestos teatrales. No actúa delante de las cámaras y el ciudadano, instintivamente, siente que le están diciendo la verdad. Entendería que otros políticos la envidiasen. Porque tiene credibilidad.

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