sábado, 7 de agosto de 2010

EL SÍNDROME DEL PIJAMA ARRUGADO (06/08/2010)

Pakistán está sufriendo las peores inundaciones de su historia. Continúa la búsqueda de los cuatro españoles desaparecidos en México. La operación salida de agosto ha mostrado un repunte en la cifra de muertos. Enfrentamientos entre taurinos y animalistas en Barcelona... No es un simulacro de catástrofes; se trata de una descripción bastante precisa de los contenidos del telediario que me he desayunado esta mañana, mientras trataba de superar ese estado de vulnerabilidad existencial que ataca al recién levantado – el síndrome del pijama arrugado- y para el que la ciencia humana no ha encontrado nada más efectivo que ponerse desnudo bajo un chorro de agua y beber café. Como noticia más positiva, Fidel Castro habría hecho su octava aparición pública en menos de un mes, esta vez vistiendo en verde oliva y no en chándal. Señores responsables de los servicios informativos: ¿no sería posible producir algo más optimista? Sus telediarios son más deprimentes que una perrera de perros negros. Tampoco estoy pidiendo el noticiero de los mundos de Yupi, donde sólo quepan noticias alegres e inspiradoras, con la sintonía de Viva la gente. Me conformo con algo más equilibrado; un telediario que hable de canallas, pero también de héroes; que no esconda los conflictos, pero tampoco a aquellos que logran evitarlos; que por cada ciudad que destruya la riada, el terremoto o el volcán, me cuente que se construyen otras, aunque sea en las antípodas. Quizá haya una solución más fácil: imitar a los niños. No he encontrado a nadie últimamente que practique la felicidad y la despreocupación mejor que ellos. Nada más despertar, cuando ataque el síndrome del pijama arrugado, dieta estricta de dibujos animados. Creo que me apunto. Adiós telediario. Bienvenido Shin-Chan.

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