viernes, 27 de agosto de 2010

MISS UNIVERSO (27/08/2010)

Las candidatas a Miss Universo deben tener los músculos faciales cigomáticos más duros que una piedra. Aguantar las dos horas de concurso con una sonrisa estilo buzón, que deje al aire el mayor número posible de piezas dentales, me parece una hazaña propia del libro de los récords. Visto que las aspirantes parecen todas salidas de una factoría de Barbies Superstar, podría pensarse que el título, la corona y la faja – igual que los boxeadores, qué cosas – se adjudican directamente a aquella que mejor sonría sin ganas, pero sin que se le note. Las cosas han cambiado, sin embargo. Hace unos años, para intentar acallar los insistentes rumores de que los certámenes de belleza eran, quizá, algo superficiales, alguien tuvo la brillante idea de introducir una sección nueva en el concurso. Desde entonces, ya no se trata sólo de enseñar el palmito y sonreír; ahora hay que contestar, además, a La Pregunta. Los miembros del jurado se dirigen por turno a las cinco finalistas y les disparan a quemarropa una pregunta comprometida. La respuesta debe ser inmaculada, políticamente correcta, y que no ofenda a bicho viviente. ¿Se imaginan tener que opinar sobre la pena de muerte o el burka delante de una audiencia de millones de telespectadores de todo el planeta? Y sin haber cumplido los veinte años. Me parece una prueba de una crueldad extraordinaria, mucho más que obligarles a desfilar en bikini y con tacones de aguja. De un embolado así, no saldría airoso ni el mismísimo Ban Ki-Moon. Este año, la ganadora fue una mexicana de nombre cervantino, Jimena Navarrete, lo que sirvió de oportuno analgésico contra el malestar que ha levantado entre los chicanos la agresiva ley anti-inmigración del estado de Arizona. El concurso se celebró cerca de allí, en Las Vegas. Otra vez como los boxeadores. Qué cosas.

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