martes, 30 de noviembre de 2010

TERRA INCOGNITA (26/11/2010)

En los mapas de la antigüedad, sobre los territorios que se extendían más allá del mundo conocido, se escribían las palabras “terra incognita”, tierra desconocida. Al rótulo se acompañaban dibujos de serpientes marinas gigantes y advertencias como “hic sunt dracones” -aquí hay dragones- que acababan por desanimar a los aventureros menos convencidos. El paso del tiempo y la ambición humana en su variedad infinita, fueron acotando el espacio de lo incógnito hasta hacerlo desaparecer. En la actualidad, raro es el día que alguien no pise uno de los polos, suba al Everest con una mano a la espalda o baje a darse un garbeo por la cubierta del Titanic. Sin embargo, ¡qué lejos estamos de conocerlo todo! Fuera de los atlas geográficos, la tierra desconocida sigue ahí, desafiándonos; sólo hay que tener la humildad suficiente para reconocerla. “El cerebro humano es la nueva terra incógnita” dice el neurólogo francés Joël Bockaert. Qué ironía. Toda la vida fletando carabelas, montando expediciones para alcanzar los lugares más remotos, y resulta que el territorio más ignoto es tan grande como una sandía y lo tenemos sobre los hombros. El cerebro es el artefacto más complejo del universo conocido; 100.000 millones de células con 5.000 conexiones cada una. En los entresijos de su maquinaria, sus neurotransmisores, sus hemisferios callosos, se esconden los misterios de la enfermedad, el placer y la personalidad de la especie humana. El nuevo mundo. Miles de investigadores en los cinco continentes, los Cristóbal Colón de la modernidad, buscan hoy frenar el avance del Parkinson, luchar contra la depresión o encontrar ¿por qué no? la píldora de la felicidad perpetua, de la sociabilidad, de la inteligencia. El viaje es largo y lleno de peligros, pero la recompensa formidable. Ojalá tengan éxito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario