viernes, 25 de marzo de 2011

INCOHERENCIAS (25/03/2011)

Para Maquiavelo, la única preocupación de un príncipe debía ser buscar y retener el poder, sin detenerse en consideraciones éticas o religiosas. De esta declaración de principios cabría deducir que, de vivir en el siglo XXI, el diplomático florentino no habría aprobado la “Odisea del amanecer”. ¿O quizá sí? Para Izquierda Unida, la intervención en Libia sería la última muestra de maquiavelismo de las potencias occidentales, que afirman defender los derechos humanos cuando en realidad buscan garantizar el suministro de gas y petróleo. ¿Qué hacer entonces cuando un dirigente político gasea, bombardea o ejecuta a sus súbditos? Gaspar Llamazares hace un quiebro elegante y recuerda que existen en el mundo 32 conflictos similares al de Libia, con déspota incluído, sin que el mundo occidental mueva un músculo para impedirlo. Además, su grupo político fue el único que se negó a asistir, en diciembre de 2007, a la entrega de las llaves de oro de la ciudad de Madrid... ¡al mismísimo Gadafi! Finalmente, su argumentación naufraga: según él, no se puede intervenir militarmente en esas 32 situaciones “porque sería una locura que nos llevaría a un conflicto mundial”. En el fondo, Llamazares es maquiavélico. No rechaza la guerra por motivos éticos, como cabría deducir de la pegatina que luce en su pechera, sino por razones prácticas: como a los 32 no se puede, o todos o ninguno. Al líder de Izquierda Unida le queda un consuelo: Zapatero lo tiene mucho más difícil para justificarse. Dijo no a la intervención en Irak, sí a la de Afganistán, se hizo fotos amistosas con Gadafi - el responsable confeso de la voladura de un avión civil con 259 pasajeros a bordo – y hoy participa en la misión en Libia. Con toda su brutalidad, va a resultar que Maquiavelo es el más coherente de todos. Que en 500 años no hemos avanzado nada.

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