viernes, 15 de abril de 2011

LOS MONOLITOS (15/04/2011)

Yo vivo en un barrio que está junto a un río. Antes, para cruzar al otro lado, debíamos dar un largo rodeo hasta el puente más cercano. El viento azotaba sin piedad durante el trayecto y uno se sentía impotente como una hormiga frente a un charco tras una tormenta de verano, preguntándose por qué la naturaleza caprichosa le obligaba a caminar tanto. Un buen día, el ayuntamiento construyó una pasarela y todo cambió. De pronto, la otra orilla estaba tan cerca que todo el barrio se empeñó en cruzar una y otra vez, a veces sin ningún propósito. Llegábamos al otro lado, sonreíamos como Moisés ante las aguas, y volvíamos sobre nuestros pasos regocijándonos de cuánto habían cambiado nuestras vidas. Pasaron tres años. Un buen día, surgieron dos monolitos idénticos, uno en cada lado del río. “Esta pasarela se inauguró siendo alcalde el señor...” decía la inscripción. ¿Quién había ordenado colocar esos monolitos? ¿Y por qué tres años después? Pensé que quizás el alcalde había diseñado personalmente la pasarela, con sus cálculos de fuerzas y resistencias incluidos, y estaba muy orgulloso de ello. O, a lo mejor, había pagado la obra de su propio bolsillo. Pregunté a mi vecino Blas, que siempre está muy enterado de todo. ¿Estás tonto?- me dijo. ¿No sabes que hay elecciones dentro de mes y medio? – y se fue cabeceando y dándose importancia, como hace siempre. Entonces lo entendí. Como el alcalde no era un rey ni un faraón, solo cabía una explicación: los monolitos tenían un mensaje oculto, que el alcalde quería transmitir a los ciudadanos: me presento a las elecciones por obligación pero, por favor, no me votéis. ¿No veis que he hecho ya suficientes cosas por esta ciudad? Dejadme descansar... No se preocupe, señor alcalde, no le votaré. Pero descuide, cada vez que cruce la pasarela, miraré al monolito y pensaré en usted.

1 comentario:

  1. Joven Herráiz, farero y viejo camarada de parkas y vespas que no tuvimos en el momento procesal oportuno, valga este comentario para hacer loa de tus últimas quince o veinte entradas, que he leido de una sentada. Muy de acuerdo en el 95% de las cosas (aunque a lo mejor no coincidamos en el azañismo, siquiera por sus terroríficas torpezas, por tanta responsabilidad en La Animalada, por tantas actuaciones tan de oficinista acomplejado que a tanto mal llevaron...)

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