viernes, 31 de mayo de 2013

EXPRESIDENTES (31/05/2013)

Alguna editorial debería sacar un libro de autoayuda para expresidentes del Gobierno. Se me ocurren un montón de contenidos: cómo redactar las memorias, cómo evitar declaraciones fuera de tiesto, cómo ejecutar la perfecta sonrisa institucional, un vademécum de frases políticamente correctas... Por el amor de Dios, ¿tan difícil es? Al parecer sí. La pasada semana, José María Aznar provocó un escándalo considerable al criticar abiertamente al gobierno de Rajoy en una entrevista para televisión, llegando a insinuar la posibilidad de una vuelta a la política activa. El suyo fue un ejercicio de deslealtad hacia su propio partido como no se había visto jamás en un expresidente del gobierno hasta la fecha. Advierto que no practico el odio político, pasatiempo hispano por antonomasia. Aquí entre los que odian a Felipe González, los que no tragan a Aznar y los que no pueden ver a Rodríguez Zapatero sin soltar un juramento, casi completan la nómina de los españoles. Creo que por el solo hecho de haber ocupado el puesto político más difícil y sacrificado que existe, todos merecen respeto y agradecimiento. Sí, Aznar también. Ahora bien, el expresidente popular debería reflexionar sobre su conducta reciente y comprender que lo que se espera de él es algo muy distinto: en lugar de declaraciones de alto voltaje, discreción; en lugar de arrogancia, humildad. Su momento político ha pasado – para siempre – y más vale que lo entienda. De lo contrario, sufrirá y hará que otros sufran con él. Alguien dirá que es inútil recomendar humildad a alguien que luce flequillo y un vientre como una tableta de chocolate a sus 60 años, y que por tres conferencias ingresa lo mismo que con su sueldo anual de expresidente. Vaya mundo de locos. A lo mejor es verdad. Pero no por ello dejaremos de intentarlo.

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