lunes, 9 de mayo de 2016

EL GRAN SILENCIO (06/05/2016)

Hacer campaña electoral, pero sin que se note. Ese debería ser el lema de cualquier político inteligente, empático hacia el cabreo generalizado que cunde en el electorado. Un cabreo justificadísimo, por otro lado. El votante siente que cumplió con su deber acudiendo a las urnas el 20-D, mientras que los políticos se han dedicado a hacer posturas delante del espejo durante cuatro meses. Además de esa convicción, está la sospecha de que algunos líderes ya habían optado por la repetición de elecciones desde el principio y que han jugado al despiste durante todo este tiempo para acabar afirmando, con un cinismo sin límites, que ellos “han hecho todo lo posible”. A los analistas más finos tampoco se les escapa el sonado fracaso de las normas constitucionales que rigen la formación del gobierno español. Bajo una inesperada situación de estrés – la irrupción de dos nuevos partidos que han logrado sortear, contra pronóstico, la trampa para osos del sistema electoral – las consultas regias y los plazos absurdamente dilatados se han revelado como un protocolo pasado de moda que ha sucumbido a las maniobras de tahúr que ha llevado a la práctica el mismísimo presidente del gobierno. Hacer campaña electoral, pero sin gastar. Olvídense, señores políticos, de los paseos por calles peatonales estrechando las manos del personal, de las fotos con niño, de los coches forrados de pósters con el megáfono arruina-siestas anunciando el mitin al que solo acudirán los incondicionales, oh, sí, por Dios, ahórrennos las plazas de toros repletas de rostros abovinados que aplaudirán al líder aunque anuncie el próximo fin de la vida sobre la tierra… La no-campaña, el vacío, la nada. El gran silencio que reclamaba Azaña, que se abatiría sobre España cuando la gente comenzara a hablar solo de lo que sabe. Así podríamos aprovechar el tiempo para pensar.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario