viernes, 29 de abril de 2016

CHOLO (29/04/2016)

Es el entrenador de moda en el fútbol europeo. Diego Pablo Simeone, más conocido como “El Cholo”, argentino, 46 años, dirige los destinos del Atlético de Madrid desde hace tres temporadas. Sus éxitos deportivos son incuestionables: bajo su batuta, los colchoneros han ganado Liga, Copa, Europa League y han llegado a la mismísima final de la Champions, la competición de clubs más importante del mundo, con un presupuesto varias veces inferior al de los grandes. Su ascendente sobre el equipo – y deberíamos incluir aquí a público y jugadores por igual – es impresionante. Un solo gesto de sus brazos es capaz de movilizar al estadio entero; en los ojos de sus pupilos brilla un fiero orgullo cuando hablan de él, como lo harían los espartanos de Leónidas, cinco minutos antes de la batalla de las Termópilas. Su filosofía de juego ya tiene nombre - el “cholismo” - y su divisa es de una simpleza apabullante: “Partido a partido”. El Cholo ha elevado la fe en las propias fuerzas a categoría de dogma cuasi-religioso, en un club como el rojiblanco, con fama de maldito, ciclotímico y con tendencia a la depresión. Uno tiene la sensación de que Simeone, que ya fue un jugador aguerrido y temible en su día, está viviendo una clase de éxito tan profundo que se da en contadísimas ocasiones en el deporte y en la vida. Bueno, llegado este momento, habrá que advertir que el Cholo no es perfecto. En momentos de máxima presión, deja ver ramalazos de una vena barriobajera, en las antípodas del fair play, que manchan ocasionalmente su figura. Algunos dirán que esto es fútbol, un deporte de la calle que se juega con la camisa por fuera, no tenis, ni golf. A otros, ese lado oscuro del cholismo les llevará a renegar de él sin remisión. No creo que al Cholo le importe demasiado. Porque él solo está pensando en ganar el próximo partido. 

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