viernes, 26 de febrero de 2010

EL RELOJ DEL MUNDO (26/02/2010)

Tomar distancia. Dicen que no hay mejor estrategia para alcanzar al conocimiento. Cuando estamos inmersos en una situación conflictiva, basta dar un paso atrás y contemplarla desde fuera para que todo se aclare. ¿Se imaginan que alguien hubiera fabricado un ingenio en el que se contabilizaran en tiempo real todos los nacimientos, muertes, enfermedades, indicadores de deforestación, de producción de barriles de petróleo, etc... que se van produciendo en el planeta? Desde luego, ayudaría a tomar distancia para comprender qué demonios hacemos en este mundo. Sería como una especie de tablero de mandos en el que Dios se sentaría a comprobar la marcha de su creación diciendo cosas como: “A ver cuántas muertes por enfermedades diarreicas llevamos este mes... ¿Casi ciento veinte mil? ¿No se me habrá ido un poco la mano?” Lo han adivinado. El ingenio existe y, cómo no, está en internet (www.poodwaddle.com/clocks2es.htm). El reloj del mundo, lo han bautizado. En realidad, no es tan difícil. Los contadores en tiempo real no computan casos reales, con nombres y apellidos, sino que están basados en estadísticas anuales sobre fenómenos de lo más variado. Con cierta inclinación hacia el género negro, la verdad: el contador recoge hasta treinta y dos causas de muerte: ahogados, suicidas y enfermedades de todo tipo. Cuantifica los divorcios pero no las bodas. Registra la producción de coches pero no los premios de lotería concedidos. Macabro o no, el invento impresiona. Comprobar a qué velocidad se mueve el contador de fallecimientos en el mundo, más de dos por segundo, invita a la reflexión. A sentirse peón de un juego de dimensiones que le sobrepasan. Insignificante. A no tomarse la vida (y la muerte) demasiado en serio.

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