sábado, 28 de marzo de 2009

2500 (Agosto 2007)

Tiene los ceros suficientes como para tomarlo en serio, y el veinticinco aporta un toque de regularidad cartesiana. Como si la decisión de dar 2500 euros por cada hijo nacido en España se hubiera tomado después de un largo y meditado análisis. Quizá fuera así, pero tengo mis dudas. La medida tiene el aroma inconfundible que deja un conejo recién salido de la chistera presidencial. Lo que no podía imaginar el señor Zapatero es la que se ha organizado alrededor de los 2500. Días después, la revista El Jueves publica una viñeta retratando a los Príncipes de Asturias en posición poco decorosa, con texto ofensivo y faltón, y el fiscal general del Estado, siguiendo presumiblemente las orientaciones gubernamentales, actúa acusando a los autores del delito de injurias a la Corona. Como en este país carecemos del sentido de la medida, se secuestra la revista y se habla de penas de prisión. Al tratarse de un gobierno socialista, la izquierda española queda totalmente descolocada. Nadie sabe hacia dónde mirar y el gobierno recula, asustado por lo mal que suena la palabrota “secuestro” e insinuando la necesidad de revisar dicha figura legal. El senador Anasagasti, animado por el ambiente, lanza insultos a la familia real desde su blog. El fiscal general, que ya ha tenido un par de malas digestiones por el asunto, no parece dispuesto a convertirse en un guardia real de traje y corbata, y se queda callado. Mientras tanto, miles de madres cuyos hijos nacieron días, ¡horas! antes del fatídico martes del anuncio presidencial, claman al cielo por la injusticia: ellas no recibirán nada. Dentro de 9 meses, un pequeño pico sobresaldrá de las estadísticas de natalidad y miles de pequeños zapateros abriran sus ojillos al mundo. Todo por 2500.

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