domingo, 29 de marzo de 2009

TAXI (Marzo 2009)

Estoy en el Mercadona y tengo una llamada de París. No suelo recibir llamadas desde París cada día. Ni cada mes. Ni cada año. Vale, de acuerdo: es la primera llamada de París en toda mi vida. Una voz femenina sufre por hacerse entender en un castellano más que rudimentario. La superioridad lingüística me permite seguir haciendo la compra mientras la parisina suda la gota gorda buscando palabras en el departamento cerebral de la lengua cervantina que, en su caso, parece ser más pequeño que un kiosko de pipas. “¿Dónde demonios está el Licor del Polo?” Recuerdo al presidente de Mercadona anunciando el comienzo de la 3ª guerra mundial y dejo de buscar. O me conformo con la marca blanca o me limpio los dientes con Ajax pino. La conversación no avanza. Decido pasar al francés y cambiamos los papeles: ella se viene arriba y yo me quedo plantado en mitad de la sección de pizzas y congelados, incapaz de hacer una segunda cosa aparte de chapurrear. Al final nos entendemos: debo hacer llegar una cinta a París antes del viernes, para participar en un concurso de cortometrajes llamado “La mirada de la mujer”. “Yesuisanom” - intento hacerle entender que soy un hombre –. Como el protagonista de mi cortometraje es una mujer, he sido seleccionado. Fantástico. Debo llegar a Seur en 15 minutos. Cojo un taxi. Corra. Dése prisa. Al principio, el taxista se concentra en la tarea. Pero yo mismo me busco la ruina: hago un inocente comentario sobre política. El taxista se transforma. Leo en el sintonizador de radio unas letras reveladoras: COPE. Por su boca salen más de diez insultos por minuto, por lo que deduzco que es un fiel seguidor de Federico. Céntrese que no llegamos. No hay manera. Vocifera, gesticula, se acalora. Adiós Louvre. Adiós Barrio Latino. Nunca nos quedará París. Mira que hay taxis. Maldita política.

1 comentario:

  1. !Es genial!No me he reido tanto en mi vida.Humor delicioso

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