sábado, 28 de marzo de 2009

MUJER VERSUS AFROAMERICANO (Enero 2008)

El nuevo candidato del Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos va a hacer historia. Hillary Clinton o Barak Obama: la mujer o el afroamericano. Como suele suceder, la revolución no se sirve en tazas de café sino en pozales. Este enfrentamiento entre representantes de dos grupos tradicionalmente excluídos de las altas esferas del Poder, tiene algo de lucha fratricida y deja un regusto amargo. Hillary es una mujer extraordinaria. Cierto es que luce más los atributos masculinos de la ambición, la frialdad y el cálculo, que los femeninos de la calidez y la espontaneidad, y que conoce todas las trampas para osos que adornan la alta política norteamericana. Algunos habrían querido a una ama de casa como candidata. Sólo así se representaría un verdadero cambio en el milenario dominio masculino de los resortes del poder. Me temo que, de momento, es pedir demasiado. Me conformo con imaginar a la ex-primera dama saboreando sus primeros momentos de triunfo, sentada en el despacho oval, en el mismo lugar donde su marido la traicionó con una becaria de cuyo nombre no quiero acordarme. ¡Qué mujer! Barak Obama tampoco es un negro convencional. Su madre era blanca y sus antepasados no descienden de los esclavos americanos que cultivaron el algodón. Su padre nació en Kenia, tuvo un padrastro indonesio y una buena ración de rupturas familiares, suficientes para haberle dejado marcado o resentido de por vida. Pero Barak ha tomado prestada la sonrisa a Kennedy y, cuando habla, las palabras parecen seducidas en sus labios. Al escucharle, la política se convierte en la más honorable de las ocupaciones.¿No podrían ganar los dos? Mujer o afroamericano, el mundo será diferente. Y estamos deseando verlo.

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