sábado, 28 de marzo de 2009

ACTUALIZARSE (Octubre 2007)

A la fuerza, nos guste o no. Si Bill Gates decide que hay que cambiar el sistema operativo, tarde o temprano, lo haremos. El teléfono móvil del que estábamos tan orgullosos, de pronto, nos parece gordo y fofo. Llegará el día fatídico en que optaremos por dejarlo en el bolsillo para no ponerlo a la vista del mundo, encima de la mesa. Hoy he comprado una tarrina de cd´s y he sentido la necesidad de disculparme: “Creo que no llegaré a utilizarlos todos pero, en fin, alguno hay que tener...” Porque, claro, ¿quién utiliza todavía cd´s? Es tan primitivo...
El drama de la sociedad tecnológica es que todo se queda anticuado a una velocidad cada vez mayor. Siempre habrá una pantalla más plana, un programa informático seis punto cinco, una playstation más moderna, una cámara fotográfica con más megapixels, un i-pod todavía más i-pod, un teléfono móvil más pequeño... Los cambios son, casi siempre, para mejorar. Si no fuera así, no supondrían un problema. ¿Cuánto tiempo dedicamos a tomar decisiones “tecnológicas”? Media vida. ¿Me compro ésta de diecisiete pulgadas, aquél de siete megapixels o dos gigas de memoria sdram? Y ocupados en el cómo, por falta de tiempo, cada vez nos ocupamos menos en el qué: qué vamos a fotografiar, a quién vamos a llamar, qué vamos a escribir, qué música vamos a escuchar. Hemos perdido el equilibrio entre las dos grandes “C” que mueven el mundo: invertimos tanto en Consumir que ya apenas tenemos tiempo de Crear... Se acaba de ir la luz. La naturaleza no entiende de tecnologías. Está lloviendo a cántaros. Tengo el tiempo justo de guardar este archivo antes de perderlo. Salvado. Encendemos una vela. Qué paz. ¿Jugamos una escoba?

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