A la fuerza, nos guste o no. Si Bill Gates decide que hay que cambiar el sistema operativo, tarde o temprano, lo haremos. El teléfono móvil del que estábamos tan orgullosos, de pronto, nos parece gordo y fofo. Llegará el día fatídico en que optaremos por dejarlo en el bolsillo para no ponerlo a la vista del mundo, encima de la mesa. Hoy he comprado una tarrina de cd´s y he sentido la necesidad de disculparme: “Creo que no llegaré a utilizarlos todos pero, en fin, alguno hay que tener...” Porque, claro, ¿quién utiliza todavía cd´s? Es tan primitivo...
El drama de la sociedad tecnológica es que todo se queda anticuado a una velocidad cada vez mayor. Siempre habrá una pantalla más plana, un programa informático seis punto cinco, una playstation más moderna, una cámara fotográfica con más megapixels, un i-pod todavía más i-pod, un teléfono móvil más pequeño... Los cambios son, casi siempre, para mejorar. Si no fuera así, no supondrían un problema. ¿Cuánto tiempo dedicamos a tomar decisiones “tecnológicas”? Media vida. ¿Me compro ésta de diecisiete pulgadas, aquél de siete megapixels o dos gigas de memoria sdram? Y ocupados en el cómo, por falta de tiempo, cada vez nos ocupamos menos en el qué: qué vamos a fotografiar, a quién vamos a llamar, qué vamos a escribir, qué música vamos a escuchar. Hemos perdido el equilibrio entre las dos grandes “C” que mueven el mundo: invertimos tanto en Consumir que ya apenas tenemos tiempo de Crear... Se acaba de ir la luz. La naturaleza no entiende de tecnologías. Está lloviendo a cántaros. Tengo el tiempo justo de guardar este archivo antes de perderlo. Salvado. Encendemos una vela. Qué paz. ¿Jugamos una escoba?
El drama de la sociedad tecnológica es que todo se queda anticuado a una velocidad cada vez mayor. Siempre habrá una pantalla más plana, un programa informático seis punto cinco, una playstation más moderna, una cámara fotográfica con más megapixels, un i-pod todavía más i-pod, un teléfono móvil más pequeño... Los cambios son, casi siempre, para mejorar. Si no fuera así, no supondrían un problema. ¿Cuánto tiempo dedicamos a tomar decisiones “tecnológicas”? Media vida. ¿Me compro ésta de diecisiete pulgadas, aquél de siete megapixels o dos gigas de memoria sdram? Y ocupados en el cómo, por falta de tiempo, cada vez nos ocupamos menos en el qué: qué vamos a fotografiar, a quién vamos a llamar, qué vamos a escribir, qué música vamos a escuchar. Hemos perdido el equilibrio entre las dos grandes “C” que mueven el mundo: invertimos tanto en Consumir que ya apenas tenemos tiempo de Crear... Se acaba de ir la luz. La naturaleza no entiende de tecnologías. Está lloviendo a cántaros. Tengo el tiempo justo de guardar este archivo antes de perderlo. Salvado. Encendemos una vela. Qué paz. ¿Jugamos una escoba?
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