sábado, 28 de marzo de 2009

¡AH DE LA CIENCIA! (Junio 2007)

Parece que nos ha dado la espalda. Inventó el automóvil, la televisión y la aspirina, y nos hizo la vida mucho más fácil. Sin embargo, la revolución tecnológica ha llevado al planeta a una crisis que amenaza con terminar con nuestra forma de vida. ¡En los países en desarrollo también les ha dado por tener nevera, vaya por Dios! Antes, cuando no llovía o caían piedras del cielo, se sacaba a la Virgen y se organizaba una romería. Ahora se hace un documental y se sale de gira por el mundo advirtiendo que, o cambiamos el sistema, o el sistema nos cambiará a nosotros a golpe de catástrofe natural.
Yo araba mi campo, cuidaba de mis vacas y, en el mejor de mis días, le escribía unos endecasílabos a mi amada. Jamás se me ocurrió inventar el motor de explosión. ¿Dónde está la ciencia? A fin de cuentas, ella nos metió en este lío. Por pura lógica, ella nos tiene que sacar de él. Leo con emoción en una revista científica que el siglo XXI será el de la biología, como el XX fue el de la física. ¡La ciencia no se ha detenido! Afortunadamente todavía hay gente que prefiere dejarse las pestañas en un microscopio a jugar con la playstation. El envejecimiento, los combustibles no contaminantes o las enfermedades globales, van a ser objeto de avances científicos que nos sorprenderán tanto o más, aseguran, como lo hicieron el invento de la fotografía, la aviación o...¡ay!, la bomba atómica, a los más ingenuos habitantes del siglo pasado.
No quiero pecar de triunfalista. Un servidor se toma muy en serio las advertencias de Al Gore: reciclo hasta las pegatinas de papel de los quesitos. Pero prefiero pensar que el cambio climático todavía tiene remedio y que saldremos de ésta. El optimismo me sienta mucho mejor.

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