sábado, 28 de marzo de 2009

CARNET DE PADRES (Diciembre 2007)

Carnets, licencias, permisos, habilitaciones para casi todo. Desde conducir un vehículo a echar la caña a un río, a ver si pica algún pez despistado. Instalar calefacciones, manipular alimentos, trasplantar corazones...la lista sería inacabable. Sin embargo, para echar al mundo a un nuevo ser humano, para ser padre o madre, no te piden absolutamente nada. Ni pagar una tasa, ni pasar un mísero examen tipo test. El individuo más irresponsable, descuidado y violento del mundo puede esparcir su semilla sin ningún problema. Sí, ya se que suena muy mal, a una sociedad tipo “Un mundo feliz”, deshumanizada y sin sentimientos pero, en confidencia: hay padres que están pidiendo una matrícula subvencionada para el curso “Cómo educar a tu hijo (y no destrozarle la vida en el intento)”, ¡a grito pelado!Sergio está todavía en esa edad en que jugar al fútbol consiste en perseguir la pelota. La táctica y la pizarra – para desesperación del entrenador que se deja en ello las cuerdas vocales - se olvidan en cuanto suena el silbato. Sergio hace lo que puede. El pequeño hombrecito intenta destacar entre el enjambre de niños futbolistas que se desplaza por un campo de tierra, a todas luces, desproporcionadamente grande. Pero Sergio tiene un problema añadido. Su papá y su mamá están en la banda. Y no paran. “Sergio bájala, Sergio no te pares, Sergio así no”. El volumen de su voz no es lo que llama mi atención. Es la ansiedad, la urgencia, la casi desesperación que transmiten. Sergio no da pie con bolo, lógicamente. Muy pronto cambiará el balón por un vaso de plástico lleno de calimocho. El niño ya no será una estrella del pelotón. “¡Pero si no hicimos más que apoyarle!”Y sus papás no lo entenderán.

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