sábado, 28 de marzo de 2009

NOCHES DE VERANO (Julio 2007)

Ya no hay remedio. Dentro de media hora sonará el despertador y estoy completamente desvelado. No es el calor: estoy hecho un ovillo debajo de la sábana, preguntándome desde hace un rato qué extraña parálisis me impide levantarme a cerrar la ventana. Quizá fue la furgoneta que atravesó la calle a las cinco de la mañana, en primera marcha y con música de Camela a todo volumen. ¿Acto reivindicativo, diana floreada o ganas de tocar la moral? Desde luego, las cifras de productividad de la economía española no están para cantar jotas. Trabajamos muchas horas pero no nos cunde nada. ¿No será que no dormimos lo suficiente? Propongo, desde la horizontal, crear un Ministerio del Sueño. Su responsable acudiría a las ruedas de prensa en pijama y, entre pregunta y pregunta, mojaría churros en un café con leche. ¿Y la policía del silencio? Con botas de suela acolchada y pistolas de dardos tranquilizantes, como los veterinarios de las reservas de Tanzania. Me temo que no darían abasto. Para cerrar las discotecas mal insonorizadas, desmantelar las redes de traficantes de tubos de escape de moto extremadamente ruidosos y apagar los televisores de todos los bares de España (a los que nadie presta atención), deberían tener más agentes que el ejército chino... No me atrevo a mirar al reloj. Mi teléfono-radio-despertador-mp3 puede ponerse a chillar en cualquier momento. El vecino tiene la radio puesta. Está muerto desde hace meses, duerme durante el día o es la estrategia de desgaste de una inmobiliaria para echarme del edificio. Vaya, parece que Leticia Sabater ha sido pregonera en las fiestas de Villaverde Bajo...¡Niiiiiiiiiii-niiinooooniiiiiii! Tengo que cambiar de melodía. Esta siempre me coge despierto.

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