sábado, 28 de marzo de 2009

OPOSITORES (Octubre 2007)

Suelen llevar gafas con monturas pasadas de moda. Pagan siempre a escote, mirando al suelo y algo avergonzados. Si fueran a la playa llamarían la atención porque su piel es blanca como la leche. En realidad, hace varios años que no se ponen el bañador. Los grandes opositores, aquellos que aspiran a entrar en los cuerpos más prestigiosos de la administración – notarios, registradores, jueces, fiscales - , son una extraña casta de individuos que viven en un mundo paralelo, lejanísimo al del resto de los mortales. Se recluyen en sus cuartos de estudio como monjes y recitan la ley Hipotecaria del derecho y del revés, esperando tiempos mejores. La suya es una vida marcada por el miedo, la ambición y el remordimiento: el opositor tiene siempre la sensación de que no está estudiando lo suficiente.
En el fondo, el sistema español de oposiciones refleja fielmente nuestra forma de ser. Premia la faena de una tarde frente a la regularidad demostrada durante años. Es profundamente individualista, memorialista y permeable a las cartas de recomendación. Parece inspirado en un argumento de opereta: en minutos, una persona puede pasar de paria absoluto a profesional respetadísimo. Como Palomo Linares saltando a la plaza cuando era maletilla.El ministro de Justicia ha prometido cambios en el sistema de admisión de jueces y fiscales: los alumnos más brillantes en la universidad podrán acceder a la profesión sin pasar por el examen. Puedo imaginar la zozobra de los que lleven 3, 4, 5 años preparando la oposición, y también la resistencia de los que la aprobaron un día. Pero creo que cualquier momento es bueno para cambiar. En este caso, para mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario