sábado, 28 de marzo de 2009

QUIERO SER EDUARDO PUNSET (Agosto 2007)

Escribe libros superventas sobre los temas que más le apasionan, sus opiniones se escuchan con devoción y, para colmo, tiene una masía en el Ampurdán a la sombra de unos tilos. Personajes como él despiertan tanta envidia, que necesitan discípulos, como yo, que los defiendan. Para empezar, hay que decir que Eduardo Punset ya lucía un corte de pelo “Albert Einstein” antes de convertirse en divulgador científico. Antes de “Redes”, el exitoso y noctámbulo programa de ciencia que dirige en TVE, ya era un personaje conocido y mediático. Punset ha sido ministro, conseller de finanzas, economista del Fondo Monetario Internacional, eurodiputado y profesor o consejero de multitud de prestigiosas instituciones. Una brillante carrera. Pero lo irónico del caso es que, si se hubiera conformado con ella, es poco probable que hoy, a sus 71 años, alguien se acordara de él salvo para escribir por adelantado un obituario muy contenido, en tono funcionarial. Lo que ha hecho trascender a Eduardo Punset ha sido su golpe de timón, el “giro Punset” con el que se reinventó a sí mismo, se quitó la corbata para siempre y se lanzó a hacer lo que siempre había deseado. A una edad en que la mayoría de los mortales está eligiendo sus zapatillas de fieltro con motivos cuadriculados.Punset se ha especializado en materias como el amor, la felicidad y las conexiones sinápticas. Se ha convertido en gurú de una revolución pendiente, que ya ha empezado a cambiar el mundo: la revolución emocional. La razón de su éxito es condenadamente simple: ha aplicado a su propia vida la ciencia que predica. Yo también me he propuesto aplicarla. Cuando sea mayor, quiero ser Eduardo Punset.

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